Literatura
Jacobo Cortines: «Las memorias son como la otra cara de la moneda de mi poesía»
Jacobo Cortines repasa su infancia en Lebrija y su adolescencia en Sevilla con los jesuitas en ‘La edad ligera’, que presenta este miércoles en el Cicus

Cada nuevo libro que da a imprenta Jacobo Cortines (Lebrija, 1946) confirma a este filólogo, poeta, editor, traductor y narrador como una de los autores imprescindibles de las letras sevillanas de las últimas décadas. Con una obra en la que destaca, ... sobre todo, la poesía, con libros esenciales como ‘Pasión y paisaje’ (2016) o ‘Días y trabajos’ (2021), pero en la que sobresale también su faceta de editor, con el rescate en 2003 con ‘El viento, hacia el mar’ de una voz fundamental como la de Julia Uceda , su labor al frente de Vandalia o la edición, junto al poeta Juan Lamillar , de la ‘Obra selecta’ de quien fuera primo de su padre, Joaquín Romero Murube .

A esa obra se suma ahora la edición de su primer volumen de memorias, ‘La edad ligera’ (Athenaica), feliz recuperación de ‘Este sol de la infancia’, publicada originalmente por Pre-Textos en 2002, y ampliada con la inédita ‘En la puerta del cielo’ . Un volumen que no sólo destaca entre la producción literaria sevillana de los últimos años, sino que confirma a Jacobo Cortines como un extraordinario memorialista, emparentado, como señala el editor Ignacio F. Garmendia , en el prólogo a esta edición, con el Juan Ramón Jiménez de ‘Elejías andaluzas’, el Luis Cernuda de ‘Ocnos’, el Romero Murube de ‘Un pueblo lejano’, el José Antonio Muñoz Rojas de ‘Las cosas del campo’ y el Rafael Montesinos de ‘Los años irreparables’. Es decir, un verdadero acontecimiento literario.
Un primer volumen de memorias, al que seguirán en el futuro otros dos — ‘Filosofía y letras’ y ‘Del tiempo airado’ — que profundizan en el territorio literario de Jacobo Cortines para narrar el absoluto deslumbramiento que supone para un niño la vida en el campo de Lebrija , con sus costumbres consuetudinarias y sus injusticias seculares; y, posteriormente, el descubrimiento de la vocación literaria y musical en una adolescencia marcada bajo la férrea educación jesuita en el colegio Porta Coeli y el internado de Villasís.
«Hay un tono bastante contenido. No quería unas memorias complacientes ni un panfleto»
«Hay un tono bastante contenido . No son unas memorias complacientes ni son un panfleto. Lo que quise buscar ‘En la puerta del cielo’ fue el contraste con el asombro del niño descubriendo el pueblo y la naturaleza, que es muy lírico y tiene una cierta intención poética, frente a la parte más narrativa y más sobria , cuando se le pide a un adolescente de dieciséis años decidir su futuro, porque los jesuitas trataron de captarme para el noviciado, y yo quiero seguir mi carrera de letras y mi afición a la música», explica el autor, que hoy a las 19.30 horas presentará ‘La edad ligera’, junto a Garmendia y Lamillar en el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (Cicus) .
Encontrar el tono
Encontrar ese tono contenido y la mirada limpia del adolescente es la razón de que hayan pasado veinte años entre la publicación de ‘Este sol de la infancia’ y ‘En la puerta del cielo’. «Cuando se publicó en Pre-Textos mucha gente me preguntaba cuándo iba a salir la segunda parte, pero escribía y no encontraba el tono y rompía. Pasaban cinco meses, me entusiasmaba y volvía a romper. Lo difícil de la segunda parte es que la adolescencia se presta a todo y a mí me interesaba narrar mi educación con los jesuitas , lo bien y lo mal que lo pasé. Si me metía en otros terrenos rompía la unidad del libro».
En esos años en el Porta Coeli, primero como interno en Villasís y después en casa de sus padres, cuando dejaron Lebrija por Los Remedios, Jacobo Cortines narra la vida en un duro sistema educativo, con sanciones como afeitar la cabeza a un alumno por mal comportamiento, o donde los profesores trataban de captar para la Compañía a los alumnos con más capacidades, de ahí el dilema que se le presentará al joven protagonista. Por no hablar del desarraigo y la soledad de los primeros años como interno o la diferencia de trato que recibían los alumnos llamados «gratuitos».
«Lo difícil es que la adolescencia se presta a todo y a mí me interesaba narrar mi educación con los jesuitas»
Junto a estos aspectos, el autor aborda, sin juicios de valor, otros más positivos para su educación, como «la suerte de tener como profesor de Literatura a Lorenzo Ortiz y que explicara especialmente bien a Juan Ramón Jiménez, Paul Verlaine o Paul Valéry , o que durante todo un año tradujéramos sin diccionario bastantes fragmentos de la ‘Eneida’ y la ‘Ilíada’ ». Pero también el oasis que suponía el Cine-club Vida del padre Alcalá , que le permitieron «verme todo Hitchcock, Bergman u Orson Welles » o vislumbrar el inicio de su fascinación por Sevilla. «Recuerdo perfectamente cuando volvía por el Barrio de Santa Cruz y te encontrabas esas calles silenciosas, pero también esa felicidad, porque Sevilla era una ciudad muy viva».
La vida que marca
A lo que no puede responder Jacobo Cortines es a la pregunta de por qué un autor se decide a escribir memorias. «No lo sé», asegura, «ni tampoco por qué escribo poesía, creo que porque lo necesito. Mi poesía en cierta manera es una biografía moral y estética , porque la necesidad de escribirla está muy ligada a los acontecimientos familiares. Las memorias en prosa son como una segunda parte, como la otra cara de la moneda de la poesía . Fundamentalmente, son la experiencia de la vida y la vida de las personas las que van marcando la poesía y la memoria».
De lo que está más seguro este autor es que no pasarán veinte años antes de que salga un nuevo volumen de sus memorias, en los que narrará, entre otros episodios, su experiencia en la Universidad , sus años como profesor en otras ciudades o su matrimonio con su añorada Lilí Romero de Solís . «He llevado diarios desde 1972, así que de aquí a un par de años están publicadas esas dos partes, porque están escritas. Solo hay que seleccionar y ordenar».
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