Novela
María Oruña: «Si te emocionas al escribir es cuando conmueves al lector»
La escritora gallega presentó este lunes en Sevilla 'El camino de fuego', la nueva novela de su exitosa serie 'Los libros del Puerto Escondido'

En menos de una década, María Oruña (Vigo, 1976) ha pasado de ser una anónima abogada laboralista y mercantil a convertirse en una de las escritoras de más éxito de España , al que siguen medio millón de lectores y cuyas novelas ... se han traducido a idiomas como el alemán, el francés y el italiano. Los responsables de este éxito son 'Los libros del Puerto Escondido' , una serie detectivesca y de misterio, con líneas de fuga hacia el género histórico, protagonizada por la inspectora Valentina Redondo .
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María Oruña acaba de publicar 'El camino del fuego' (Destino), quinto libro de la serie y el primero que se sale del paisaje Cántabro para situarse en Escocia , donde esta policía se encuentra de vacaciones junto a su pareja Oliver Gordon y con el que se verá envuelta en una trama de asesinato en la que confluyen viejas rencillas entre clanes de las Highlands y la búsqueda del manuscrito de las memorias perdidas de Lord Byron , que podrían seguir intactas al hallarse una pista sobre ellas en una cámara secreta de un viejo castillo.
Este es el primer libro de esta serie que no se desarrolla en Cantabria.
En cada libro he tratado de hacer un modelo de novela detectivesco distinto. En la anterior era un misterio de habitación cerrada y el previo era más un guiño a las novelas góticas tipo 'Rebeca', de Daphne Du Maurier. Aquí me digo: ¿y si hago un 'domestic crime' con Valentina sin que pueda ejercer de policía? Entonces mando de vacaciones a Valentina y Oliver y los desvisto de sus roles habituales. Los saco de su zona de confort y a los lectores también, para que estén en un contexto diferente.
¿Por qué eligió Escocia, ¿por Byron o por algo tan sencillo como que Oliver es de ascendencia escocesa?
Fue una confluencia de factores. Desde el principio sabíamos que Oliver era de esa ascendencia. También el tema de las memorias de Byron, que es un Gordon al igual que Oliver, porque yo quería hacer un libro que fuera un poco metaliterario, en el que hubiese que buscar libros prohibidos y estos, como se dice en la novela, son los eróticos, los de humor que cuestionan el poder y las autobiografías que sacan trapos sucios. Así que nos vamos a Escocia, que yo ya la conocí en 2010 y a la que volví en 2019 para esta novela.
En sus narraciones hay un crimen, pero siempre algo más, en este caso lo metaliteraria y la historia de Escocia.
El crimen es la parte lúdica entre comillas de la novela, el quién lo hizo. Tenemos un juego de ingenio, pero tiene que ir acompañado de un viaje literario, de la musicalidad del texto, la rotundidad de las frases, la ambientación... todo tiene que formar parte de la novela y luego hablar de otros temas y otras capas en las que el lector puede decidir adentrarse o no.
«No sé cuál es la clave del éxito. Si la supiese estaría escribiendo libros como churros. Lo fundamental es ser honesto»
¿Por qué eligió a Byron?
A pesar de que no me adentro en su figura, me leí sus diarios y cartas, sus obras... sus diarios son fascinantes porque ves su personalidad en todo su apogeo. Era bromista, irónico, machista, contradictorio, brillante, inteligente, carismático... y esto a mí me interesaba. Lo hacen las personas que han trascendido y han encendido la chispa en el alma de los demás, casi sin pretenderlo. Me gusta la idea de rescatar a estas personas que son alucinantes, porque había 'byronmanía' a los treinta años después de su muerte y la sigue habiendo ahora.
En esta y en anteriores novelas ha usado un tipo de crimen literario como punto de partida, ¿es una escritora de novela policial postmoderna?
Eso no me lo habían dicho nunca. Es un buen titular. Concibo las novelas como un artefacto literario, deben ser como la maquinaria de un reloj. El ideal es que el lector termine el libro con una sonrisa y diga no hay ninguna escena ni personaje de relleno. A esa maquinaria de un reloj le tienes que poner después esa tapa bonita, pero como no funcione esa maquinaria el reloj no vale para nada. Esos artefactos narrativos deben de tener un sentido. Primero, tenemos el juego de astucia, que es el crimen, que para mí es absolutamente secundario a pesar de que me cuesta mucho elaborarlo para que aunque sea improbable pueda suceder. Y luego lo que realmente quiero contar, es decir, las otras capas y el contenido literario, haciendo guiños aquí y aquí... Tiene que haber técnica.
Lleva unos días firmando en la Feria del Libro de Madrid, ¿qué le dicen los lectores sobre Valentina? ¿Se explica el éxito del personaje a partir de lo que le cuentan?
No sé cuál es la clave del éxito. Si la supiese estaría escribiendo libros como churros. Para contar una historia, que después es el público el que decide si interesa o no, lo fundamental es ser honesto y mostrarte. Quien lea mis historias a mí me conoce, porque yo me desnudo en ellas. Sabe qué es lo que me enternece, qué es lo que me interesa. Si no es así, si estás escudado todo el rato entre palabras de papel, el lector también lo nota y no llegas a él. A mí me emociona escribir. Me he reído ante el teclado en una escena graciosa. Si tú te emocionas al escribir es cuando conmueves al lector.
«Si alguien espera en mis libros una novela negra purista va a darse un batacazo»
Ahora hay muchas autores escribiendo novela negra, un género que hasta hace poco tiempo estaba dominado por hombres.
A lo mejor no es tanto eso. A lo mejor es que se ha expandido mucho la etiqueta negra y está llegando a muchos géneros, porque yo no me considero una escritora de novela negra, sino más policial, de misterio, más de novela enigma. A mí a veces me dicen que escribo novela histórica de misterio, porque en todas mis novelas salen hechos históricos, sale ciencia, detalles forenses...
Al final se trata un poco de mezclar y subvertir géneros...
Esto de tener que etiquetar todo... Por qué es novela negra, ¿porque muere alguien? Pero en toda la narrativa si te fijas siempre muere alguien, aunque otra cosa es que lo investiguen o no. Si alguien esperan en mis novelas una novela negra purista se va a dar un batacazo. Porque en las novelas negras puristas siempre tenemos un investigador que es alcohólico o drogadicto, lo pasa fatal, está separado, es misógino, ambiente urbano, lenguaje soez, denuncia social muy descarada... Mis denuncias, por ejemplo, son mas atemporales. Yo quiero algo que no aparezca en un periódico un domingo por la mañana, que sea espectacular, imposible, como que aparezcan unas memorias en el cuarto oculto de un castillo. Algo imposible que luego ciencia, historia y sentido común puedan resolver. Demostrar que a la gente le interesa mucho más que programas de cotilleo. Si pones en el molde adecuado aquello que yo creo que nos conforma como somos, la gente va a esas historias.
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