Lola Flores, fuego que no se extingue

Centenario del nacimiento de lola flores
La genial jerezana vino al mundo el 21 de enero de 1923; un siglo después, su legado está más vivo que nunca y generaciones de jóvenes se acercan a conocer a esta artista total cuya estela abarca prácticamente todo el siglo XX
El centenario de Lola Flores (1923-2023) redescubre a la artista española más internacional del siglo XX como un torbellino de fuego que ni el tiempo transcurrido desde su muerte en 1995 puede apagar. El acercamiento a su figura ha ido variando conforme cambiaban ... los usos sociales, las costumbres y hasta los estilos musicales.
El paradigma con el que se la reconoce dejó de ser el de la folklórica, un apelativo que se tornó peyorativo en los años finales de la dictadura para caracterizar aquel turbión de artistas que encarnaban los gustos de una época con la que los españoles tenían prisa por olvidar. Lola se reinventó entonces con el mismo coraje e idéntica pasión que había vivido hasta entonces transmutándose de Lolita de Jerez en Imperio de Jerez, en Lola Flores, en Lola de España, en la Faraona. Siempre Lola.
El anuncio publicitario de Cruzcampo, que la eligió como protagonista de su campaña 'Con mucho acento' de 'deepfake' lanzada el año 2021, revela cómo su figura pervive con rasgos muy vivos en el imaginario colectivo de los españoles, incluidas generaciones completas que ni habían nacido cuando Lola Flores dejó de actuar.
Por muchos motivos, Lola Flores es símbolo de la artista total, capaz de llenar el escenario con su sola presencia, intérprete de coplas inolvidables que han pasado al acervo popular y estrella cinematográfica a ambos lados del Atlántico. Los últimos años han asistido a una recuperación de una figura icónica, que hoy hubiera cumplido cien años, más viva que nunca como la niña de fuego que nunca se extingue.
I

Barrio de San Miguel de Jerez
Dolores Flores Ruiz nació, con toda probabilidad, el 21 de enero de 1923 en el número 45 de la calle Sol de Jerez de la Frontera. El sitio es lo único que no está en discusión porque las fechas oscilan, según las fuentes: desde 1922 hasta 1925. Tampoco el día del alumbramiento está fijado, porque la inscripción en el Registro Civil no se produjo hasta el 5 de febrero y su padre dio como fecha de nacimiento el día 2, festividad de la Candelaria, de la luz y las candelas, que hubiera cuadrado con que el día que Lola nació grandes prodigios había. Vino al mundo en Jerez en una familia humilde que regentaba una taberna. Era la primogénita del matrimonio de Pedro Flores Pinto y Rosario Ruiz Rodríguez. La bautizaron en la iglesia de San Miguel, hoy catedral.
II

Academia de Realito
Al calor de la Exposición Iberoamericana, la familia traslada su domicilio y su negocio de Jerez a Sevilla. Con cinco años, su padre abre otra taberna en la calle Oriente (actual Luis Montoto) cerca de la clínica Santa Isabel, que se había establecido en 1927 en el barrio de la Calzada, donde vive la familia Flores Ruiz durante seis años. La niña Lola ya despuntaba en el baile, teniendo a Pastora Imperio como modelo. Demandaba aplausos: «En casa me armaba una especie de escenario. Y si no me aplaudían, me tiraba al suelo llorando». En mitad de la Guerra, Lola pasa una temporada en Sevilla, donde recibe clases en la academia de baile muy cerca de la Alameda de Hércules, con el maestro Manuel Real Montosa al que todos conocen con el diminutivo de su apellido, Realito.
III

Teatro Villamarta de Jerez
El 10 de octubre de 1939, Lola Flores se sube al escenario del teatro jerezano para formar un revuelo de padre y señor mío del que se hacen eco hasta los periódicos de Madrid. Está anunciada como «joven canzonetista y bailarina» bajo el nombre artístico de Imperio de Jerez en un espectáculo que lleva por título 'Luces de España'. No es la primera vez que pisa las tablas. Meses atrás, con una bata blanca de lunares rojos cosida por su madre, modista, le enmienda la plana nada menos que a Pastora Imperio. Ella misma lo cuenta: «Salí con una bata de cola cantando aquello de Pastora: 'Bautizá con manzanilla / es mi nombre de Pastora' y yo lo cambié: 'Bautizá con manzanilla, / es mi nombre este de Lola'».
IV

Teatro Fontalba de Madrid
Lola Flores se abre paso en el Madrid de la posguerra participando en varios espectáculos de variedades del Circuito Carcellé, un empresario de la época que ha descubierto su talento. En febrero de 1941, el nombre de Lola Flores aparece en letras de molde de ABC formando parte de las veinte atracciones que inauguran temporada en el Teatro de la Zarzuela con Los Bocheros, la familia Andréu, Las patinadoras del Báltico, Sepe, la orquesta Bel, las Hermanas Díaz, el Trío Rivels, Jack Boy y Lisa, Celito y Rogelio, Rítmicas Ballet… Así hasta que en junio de 1942 se presenta en el teatro Fontalba con la compañía de Mari Paz. La nota del crítico Sainz de la Maza en ABC no deja lugar a dudas de que había nacido una estrella: «Con ella triunfó anoche Lola Flores, que en la zambra-canción 'Lerele' llevó al rojo vivo el entusiasmo de la sala, cantando y bailando con el nervio y 'duende' de los grandes artistas de su raza».
V

Teatro Fuencarral
Zambra' termina de consagrar a Lola Flores, que da réplica -tanto sobre el escenario como en la vida real- a Manolo Caracol. El espectáculo, de Quintero y León con música del maestro Quiroga, se mantuvo, con variaciones, en cartel cinco temporadas seguidas, simplemente añadiendo el numeral del año correspondiente. El público se estremecía con la interpretación de 'La niña de fuego'. Se estrenó en 1944 en Valencia pero se presentó en Madrid en el de la Zarzuela, hasta afincarse en 1945 en el Fuencarral, donde tiene lugar este homenaje que relata ABC el 19 de mayo «a Lola Flores y Manolo Caracol, los populares artistas del cante y baile andaluz creadores del espectáculo 'Zambra'». La misma Pastora Imperio subió al escenario: «Esta y Lola y Manolo hablaron al público y expresaron su gratitud y su cariño a Madrid entre encendidas ovaciones. En honor de Lola, el escenario se llenó de flores».
VI

Sala Capri de México
El contrato con el promotor y productor cinematográfico Cesáreo González, firmado en el bar Chicote de la Gran Vía de Madrid, lleva a Lola al estrellato internacional al inicio de la década de los 50. Especialmente en México, donde el empresario Carcho Peralta la bautiza como la Faraona en su debut en la sala Capri de la avenida Juárez de la capital en 1952. La reseña de ABC del 14 de mayo de 1952 desde Ciudad de México no dejaba lugar a dudas: «Lola vino y triunfó. Y triunfó en condiciones difíciles, ya que en torno suyo se había formado una expectación como rara vez se crea alrededor de una artista. [...] Lola Flores -cual nuevo Manolete- desde el mismo instante en que pisó la pista del Capri triunfaba en toda línea. Como repetirá el triunfo en la semana entrante, en el escenario del teatro Iris, ante un público más popular. Con éxito contundente, categórico [...] Porque extraordinarios son su arte, su canto, su baile, su gracia, su cuerpo y su cara. Todos los cuales son, al mismo tiempo, sus plenos poderes». En publicidad pagada, Cesáreo González alardeaba de que los productores cinematográficos mexicanos le ofrecían la desorbitada cantidad de «millón y medio de pesetas» por la cesión de sus derechos para una película.
VII

Teatro Calderón
La separación de Caracol tras ocho años vertiginosos y excesivos en todos los aspectos lleva a Lola Flores a su primer espectáculo en solitario, 'Copla y bandera' de Quintero, León y Quiroga que se estrena el Doce de Octubre de 1954 en el teatro Calderón, que será para siempre el de sus grandes éxitos. El espectáculo recaudaba una media de 75.000 pesetas con llenos diarios. En febrero de 1955 vuelve al teatro Madrid y el día antes del estreno, José María Pemán le dedica en ABC un extenso poema a las manos: «Más allá de las estrellas, / más allá de la ilusión, / contentas por lo que son / de no ser más que ser ellas, / ya ni Junquillos, ni flores, / ni chorros de surtidores, / ni columnillas de olores / de toneles jerezanos- / ya son manos -¡sólo manos!- / las manos de Lola Flores».
VIII

Teatro Alhambra de París
Octubre de 1956 contempla el éxito de Lola Flores en París. La artista se sube al inmenso escenario de la sala Alhambra (derribada en 1967), un enorme desafío para los artistas por su desmesura: Maurice Chevalier, Charles Aznavour o Jacques Brel se enseñorean de sus tablas. La reseña del corresponsal parisino Carlos Sentís para ABC no deja lugar a dudas: «Lola sólo ha cometido un pequeño error durante su triunfal vida artística: no venir a París diez años antes. Su paso por las Américas no debió haberlo impedido. Y antes, ¿por qué Lola Flores se quedó tanto tiempo dentro de las fronteras peninsulares? Dio demasiado tiempo por delante a una pléyade de imitadoras suyas. Y ella, la creadora, corre hoy con un ligero 'hándicap', porque hasta hace pocos días era aquí tan desconocida como en el Tibet. Ha venido con una compañía bajo su mando. No digo que constituya ello un lastre, porque la compañía es muy vivaz y divertida. Pero Lola no necesitaba de compañía alguna para presentarse en París. Amalia Rodrigues, la reina de los fados portugueses, no tiene más personalidad que Lola Flores, y a Amalia le bastó presentarse a cuerpo gentil en el inmenso teatro Alhambra, alternando con otros números para adueñarse de París.[...] Hacia la mitad del espectáculo, el día del estreno, se adelantó a las candilejas, y ante la expectación general dijo: 'Yo no parlo français, y en español voy a decirles que, famosa en América y en mi país, me faltaba conquistar Europa y París. Si lo consigo, ya me puedo morir tranquila…»
Y vaya si lo consiguió. En 1960, Lola volvió a París a la mítica sala Olympia: «Sirve de bello marco a nuestra gentil compatriota, en cuya escena ofrece diariamente un escogido programa de bailes y canciones de España, que el público aplaude ganado por la gracia y el nervio de 'nuestra Lola nacional', en cuyas venas se funden los cálidos soles de la Baja Andalucía».
IX

San Lorenzo del Escorial
El paso más importante de la vida de Lola Flores lo dio sin público, a una hora tan desacostumbrada para el artisteo como las seis y media de la mañana. La actuación más trascendental de su vida privada fue el 27 de octubre de 1957 en el monasterio de San Lorenzo del Escorial con una veintena de invitados al enlace. No puede decirse que fuera la boda del año como tituló en portada la revista 'Triunfo', que se hizo con la exclusiva, a tenor de la reseña escueta con que informó ABC a sus lectores: «La popular artista Lola Flores ha contraído matrimonio con su guitarrista, Antonio González Batista, conocido por 'El Pescaílla'. La boda se ha celebrado a las seis y media de la mañana del domingo, ante el altar mayor de la basílica del monasterio, actuando de padrinos de los contrayentes Paquita Rico y el productor Cesáreo González. Asistieron a la boda los padres y hermanos de Lola, su representante 'Palmita' y Carmen Sevilla, entre otros invitados». El cine Florida de Sevilla aprovechó, sobre la marcha, la ocasión para anunciar el próximo estreno de 'Maricruz': «Lola Flores… ¡se ha casado! Pero el arte, la gracia, la expresión de esta genial artista se robustece, se ensancha, se agranda impulsada por el amor! Compruebe esto viéndola en 'Maricruz'».
X

Estadio Sánchez Pizjuán
Lola se afianza como la artista indiscutible: acude a La Granja de San Ildefonso cada año a la gala del Dieciocho de Julio con que el caudillo Franco festeja el Alzamiento de 1936. Es la imagen por excelencia de la música popular que el régimen se encarga de airear en la década de los 60 y 70. Es el apogeo de Lola Flores como reina indiscutible de lo que se llamó, con no poco tono peyorativo, las folklóricas. Ella misma ejerce de capitana de un equipo de fútbol femenino con tal nombre, que se enfrenta a las 'finolis' en un doble partido benéfico en Vallecas (por Navidad) y en Nervión en marzo de 1971. Cuqui Fierro, Carmen Martínez, Cloti Martínez, Gracia Montes, Eulalia del Pino, Marujita Díaz, Carmen Blasco, Rosa Morena, Carmen Flores, Lola Flores y Esperanza Fierro se alinearon de salida con las folklóricas. Luisa Mendiola, Mari Jiménez, Carmen Montiel y Gloria Jurado entraron en juego. En frente, Maruchi González, Encarnita Polo, Gisia Paradis, Elena, Rosalía, Ángela Rhu, Soledad, Mara Cruz, Paloma Cela, Rosa Fontana y Gloria Cámara; como suplentes intervienen en el equipo de las 'finolis' María del Carmen Mendiola, Loli Flores, Manuela Vega, Elsa Baeza y Gisela. La victoria de las folklóricas (3-0 en el campo del Sevilla) se limitaba al terreno de juego porque los gustos musicales, sobre todo de una juventud abierta al pop y al rock, iban por otro camino.
XI

Audiencia provincial de Madrid
También iba la política por otro carril a la muerte del dictador. Lola Flores se convirtió en víctima propiciatoria de Hacienda, que la sentó en el banquillo por no presentar declaración del IRPF de los años 1982, 1983, 1984 y 1985 en un momento en que el Gobierno quería trasladar a los españoles el mensaje de que «Hacienda somos todos». Pero a Lola le tocó pagar: el Supremo revocó una sentencia absolutoria de la Audiencia de Madrid y la condenó a dos penas de un mes y un día de arresto y otras dos de siete meses de prisión además de multas e indemnizaciones por valor de 28 millones de pesetas.
XII

'El Lerele', su casa, donde murió
A las cinco menos veinte del 16 de mayo de 1995, Lola Flores murió en su casa de la Moraleja, en Madrid, bautizada como su primer gran éxito, 'El Lerele', rodeada de su familia. Para amortajarla, con los pies descalzos por expreso deseo de la Faraona, se usó una mantilla blanca de Carmen Sevilla. Los últimos años, Lola Flores había enfermado de cáncer de forma irreversible. Vivía entonces una resurrección artística, no ya sobre los escenarios de sus clamorosos triunfos sino a través de las cámaras de televisión en programas que encandilaban a la audiencia. Su fallecimiento fue el de un gran mito nacional, quizá la artista que más huella en el imaginario colectivo había dejado en todo el siglo XX.

El éxito de Lola Flores es tan mayúsculo que ha trascendido a su obra. No es una canción, sino una figura en sí: su rostro, las mil y una anécdotas, el pelo, los dedos chasqueando siempre cerca de la frente con la mirada de cristal, las manos en garra, su expresión combativa… Quizá parte de lo más llamativo son las zonas umbrías que nos deja alrededor de ella. Jugó a ser gitana y con ello sembró la duda. Pasó a los anales, además, con un titular inventado: «No canta, no baila, no se la pierdan». ¿Han visto alguna vez la cita original? Nunca se publicó nada similar, pero háganle caso: vayan al corazón de su música. Piérdanse, pero en ella.

La carrera artística de Lola Flores no se entendería sin las 37 películas que protagonizó a lo largo de medio siglo. Desde su debut en 'Martingala', recién acabada la Guerra Civil, hasta su última aparición en 'Sevillanas', la enciclopedia flamenca que dirigió Carlos Saura en 1992, la artista jerezana mantuvo una presencia más o menos constante en los cines, tanto en España como en México y otros países americanos.
Sin ser una actriz consumada, Lola supo trasladar a la gran pantalla la fuerza de su carácter y el magnetismo de su mirada. En los años 40 y 50, cuando la televisión no tenía demasiada implantación en España, sus películas ayudaron a consolidar su popularidad. Asimismo, le proporcionaron una indudable proyección en América latina, donde rodó con numerosas estrellas.
Ya en la madurez apostó por una mayor presencia televisiva y espació los rodajes cinematográficos, aunque dejó algunos títulos interesantes como 'Truhanes' o 'Los invitados', sobre el crimen de Los Galindos. En el siguiente enlace se recoge la filmografía completa de Lola Flores, así como secuencias de sus principales películas.
Entrevista
«Lola murió con la pena de no haber protagonizado un gran papel dramático»
Marina Bernal
Periodista y autora del libro «Lola Flores, el brillo de sus ojos»

La savia cobre de Lola sigue fluyendo por las venas de sus hijos y sus nietos quienes, aunque no llegarán nunca a la altura del monstruo genial que fue la jerezana, han conformado una saga de artistas que navegan con éxito por los procelosos mares de la música y la interpretación. La mezcla de genes con el Pescaílla dio como fruto a Lolita, Rosario y Antonio, ya fallecido, que a su vez han dado paso a una tercera generación en la que sobresalen los nombres de Alba Flores, y Elena y Guillermo Furiase, nietos orgullosos de un mito que más allá de la artista fue para ellos la mejor de las abuelas. También Carmen, hermana de La Faraona, destacó por su voz y apabullante dominio del escenario. Hoy, ya retirada, sigue recordando a su hermana y certificando un espacio propio en el universo de la copla española.
1

Antonio González, el Pescaíllla
1925-1999
Casado con Lola durante 38 años, murió en 1999 sumido en una profunda depresión tras el fallecimiento de su mujer y de sus hijo Antonio. Considerado uno de los padres de la rumba catalana, comenzó en la compañía de Manolo Caracol, en la que conoció a Lola, que por aquel entonces tenía una relación con el cantaor flamenco. Juntos trabajaron en numerosas producciones cinematográficas, discográficas y televisivas, aunque el carisma de la Faraona lo relegó a un segundo plano en el mundo artístico, a pesar de su grandísima valía como cantante y guitarrista flamenco.
2

Carmen Flores
1936
La hermana de Lola Flores vive en Valencia, donde disfruta del cariño de sus cuatro hijos, Carmen, Paloma, Isidro y Quique, de sus nietos y biznietos. Trece años menor que la Faraona, su carrera artística siempre estuvo empañada, que no eclipsada, por el embrujo de su hermana, de cuya mano comenzó en el mundo del espectáculo durante la primera gira de Lola por Sudamérica. Dejó los escenarios cuando se casó con el futbolista del Betis y el Madrid Isidro González, y volvió a ellos después de un matrimonio fracasado que duró doce años. Tras el fallecimiento de su hermana, encadenó varios éxitos artísticos en Argentina, donde es muy querida. A pesar de que en alguna ocasión ha afirmado no sentirse reconocida en España, Carmen ha sabido consolidar un espacio propio en la copla española. A sus 86 años, no ha vuelto a pisar un escenario desde 2019.
3

Lolita Flores
1958
Cantante, actriz, presentadora de televisión… Lolita es un animal escénico que, desde el mismo día de su nacimiento, ha acaparado portadas y reportajes en los medios de comunicación. La hija mayor de Lola Flores y el Pescaílla comenzó su carrera musical acompañando a su madre y en 1975 la canción 'Amor, amor' la lanzó al estrellato y a la lista de Los 40 principales. Continuó cosechando éxitos en la década de los 80 y 90. La muerte de su madre y su hermano en 1995 supuso un punto de inflexión en su carrera, adoptando nuevos estilos tanto en sus canciones como en su estética. Lolita ha triunfado también en la televisión, así como en el cine y el teatro. En 2002 ganó el Goya a mejor actriz revelación y en 2019 fue galardonada con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Casada en dos ocasiones, con Guillermo Furiase en primer lugar y con el cubano Pablo Durán después, es madre de dos hijos, Elena y Guillemo.
4

Antonio Flores
1961-1995
Famoso desde el día en que nació, el único hijo varón de Lola vino al mundo en el año 1961. Triunfó como cantante y compositor para sus hermanas y otros artistas. Su album debut se publicó en 1980, y aunque pasó desapercibido en su momento, hoy es un disco de referencia en el que aparecen las canciones 'No dudaría' y la canción de Sabina 'Pongamos que hablo de Madrid' en versión rock. Su vida estuvo marcada por su madre y por una tormentosa relación con las drogas, con las que empezó a coquetear tras hacer el servicio militar. De su relación con Ana Villa nació su única hija, la actriz Alba Flores. Murió con 33 años, en 1995, sólo quince días después de la muerte de Lola, de una sobredosis. Sin la luz de su madre, Antonio no pudo vivir más.
5

Rosario Flores
1963
La más pequeña de los tres hijos de Lola y Antonio González el Pescaílla comenzó su andadura musical en 1992 con la grabación de su primer disco, 'De ley', un auténtico bombazo compuesto en su mayoría por su hermano Antonio, que también y hasta su muerte se encargaría de escribir las canciones de sus siguientes álbumes. Su estilo ha pasado de la rumba catalana al rock, pasando por el pop aflamencado y el funky. Ha obtenido grandes éxitos como coach en los talent shows televisivos La Voz y La Voz Kids. Casada con el realizador Pedro Lazaga, es madre de Lola, fruto de una relación anterior con Carlos Orellana, y del pequeño Pedro Antonio. En 2022 ganó el Premio a la Excelencia Musical en los Grammy Latinos.
6

Elena Furiase
1988
Fruto del primer matrimonio de Lolita con Guillermo Furiase, Elena nació en el año 1988. Su faceta artística se ha desarrollado en el mundo de la interpretación, en el que debutó con gran éxito en la serie 'El Internado'. Ha participado en numerosas series de televisión, cine y teatro, así como en los programas 'MasterChef', 'Como Sapiens' y 'Tu cara me suena'. Es madre de un niño y una niña junto al músico Gonzalo Sierra, amigo de su hermano Guillermo.
7

Alba Flores
1986
Única hija de Antonio Flores, que le dedicó una canción que aún es un éxito, fruto de su relación con la directora y productora teatral Ana Villa, ha heredado los rasgos de su abuela, de la que fue su primera nieta, y de la familia Flores. Al igual que su prima Elena ha desarrollado su faceta artística en la interpretación, tanto en teatro, como en cine y televisión. La popular serie 'La casa de papel' le valió un premio Feroz en 2020 a mejor actriz de reparto y la catapultó a la fama internacional, debido al éxito de la producción. En 2021 interpretó a su abuela Lola en la serie 'Maricón perdido'.
8

Guillermo Furiase
1993
Quizás sea el más discreto y desconocido de la saga de los Flores. Segundo hijo de Lolita y Guillermo Furiase, también se dedica a la música. Desde los 12 años toca la guitarra y compone sus propias canciones. En 2014 fundó el grupo de rock Albha, con el que ha hecho algunas giras. En más de una ocasión, su madre ha destacado su gran parecido con su tío Antonio, tanto en los físico como en su forma de ser.
9

Lola Orellana
1997
Lola es la hija mayor de Rosario, fruto de su relación con Carlos Orellana, y única de los cinco nietos de la artista que lleva el nombre de la Faraona. Quizás sea la más discreta de todos y la que menos aparece en los medios de comunicación. Su faceta artística se ha decantado por las artes plásticas y la fotografía, que estudió en Londres desde los 18 años, y que muestra en sus redes sociales.

Lola fue una mujer genial, aunque quizás no debería escribirse el verbo ser en pretérito perfecto simple, sino en presente. Porque Lola, tal como ella predijo, no se ha ido, es y será eterna. La Faraona es la réplica de una eternidad gloriosa, simbólica y pluscuamperfecta, porque si existe alguien en este mundo que dijera las cosas con una verdad transgresora y apabullante, esa fue Lola Flores.
Son muchos los momentos icónicos que nos dejó la jerezana, desde el pendiente perdido en un programa de José María Íñigo -en plena actuación, se puso a buscar un pendiente que se le había caído: «No se puede perder, ustedes me los vais a devolver que mi trabajito me costó» - hasta el famoso «Si me queréis, irse» en la boda religiosa de su hija Lolita con Guillermo Furiase en Marbella, quizás uno de los más inolvidables en la vida de la artista.
Con 25 años, Lolita se casaba con el argentino Guillermo Furiase en la iglesia de la Encarnación en Marbella. Pocos días antes, habían cometido la torpeza de invitar, en sentido figurado, a todo aquel que quisiera asistir a la ceremonia. Dicho y hecho, el aforo del templo, estimado en unas 1.200 personas, se desbordó. A la hora de la boda, alrededor de 5.000 'invitados' se agolpaban dentro de la iglesia, organizando tal tumulto que los novios tuvieron que darse el 'sí, quiero' en la sacristía. Lola, descompuesta y en presencia de Carmen Sevilla, lanzó al mundo una de sus frases más icónicas: «¡No se puede casar! ¡Si me queréis algo, irse!», que quedaron para siempre en la historia de la televisión y de la leyenda inalcanzable de la artista.
Sus problemas con Hacienda le jugaron malas pasadas y la convirtieron en la creadora del primer crowdfunding de la historia. Acusada de no haber presentado, desde 1982 a 1985, los ejercicios de la declaración de la renta, la Hacienda Pública le reclamó 52 millones de las antiguas pesetas. El juicio fue uno de los más mediáticos de la década, y la inimitable Lola decidió pedir ayuda a los españoles: «Si una peseta diera cada español…»
Lola nos ganó a todos con su genio y su personalidad, a los que la veían en directo y a los que la seguían a través de sus programas de televisión en los que contó su vida, como ella quiso y en el momento que quiso. Fue yeyé, coplera, flamenca, hasta rapera, y llevó como nadie la bata de cola. ¿Quién no la recuerda en la película de Carlos Saura 'Sevillanas' del año 92 en la que hipnotiza a la cámara y al espectador?
Lola y su bata de cola eran una, tan es así que gracias a esta simbiosis protagonizó otra anécdota en el programa 'La clave' de José Luis Balbín. La artista contaba cómo la bata de cola era su sello personal y terminó con las risas generalizadas de los contertulios con estas palabras: «Moriré con ella. No en el escenario, por supuesto. Haré lo posible para que no, pero a lo mejor pido que, en la caja (en el ataúd), me la metan... La bata de cola».
No tuvo reparos en hablar de sexo, así como en protagonizar algunos desnudos 'robados' en la revista Interviú. Por supuesto, no eran robados, sino pactados. Las fotos las hizo un fotógrafo en nómina de la revista e incluso la folclórica le enseñó un pecho antes de hacer el reportaje, para que conociera el género con el que iba a trabajar.
Genio y figura, la eterna Lola Flores volvió a convertirse en el centro de todos los focos después de muerta. Gracias a la tecnología y a la ayuda de su hija Lolita, protagonizó un spot publicitario de la marca de cerveza Cruzcampo que asombró a todos. Era Lola, llena de vida, que nos apremiaba a vivir con mucho acento. Poderío en rama, la de los Flores.
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