Manuela Carrasco, una gitana morena con Miguel Poveda

Todos los grandes le han cantado. Pocos aficionados olvidan aquella noche en el Maestranza con Chocolate desgañitándose por seguiriyas mientras la hija del Sordo de Triana, gitana morena, se desplantaba una y otra vez ante la queja del histórico cantaor. Y pocos olvidan también la noche del Alcázar con el Pele dejándose el alma por soleá y por alegrías ante las manos abiertas en alto de Manuela. Por eso es espectáculo de esta noche en el Teatro de la Maestranza fue uno de los primeros que agotó las localidades de toda la Bienal. Nadie quiere perderse a Manuela Carrasco, una de las bailaoras más célebres de la historia del flamenco, bailándole a los jipíos de Miguel Poveda, el cantaor que manda ahora mismo en el escalafón. En este caso la bailaora se deja guiar por la directora Juana Casado para poner en escena su verdad absoluta. Y además del maestro catalán, la Carrasco cuenta con la colaboración de Diego Amador, El Churri, uno de los flamencos más polifacéticos que existen y artista donde los haya.

Sin embargo, por primera vez en muchísimos años la trianera no podrá contar atrás con el toque de su marido, Joaquín Amador, el guitarrista que durante casi toda su vida ha sido sus pies y sus manos. Un problema de salud le impedirá estar en el escenario. Pero lo sustituye otro guitarrista excelso, Paco Jarana, que desde hace más de una década sólo acompaña al baile de su mujer, Eva Yerbabuena, y que ha decidido romper esa tónica aceptando la invitación de Manuela. Cantan también el Extremeño y Pepe de Pura. La obra se llama «Naturaleza gitana. Gitana morena». Tiene todo lo que hay que tener para formar un lío gordo en la Bienal. Aunque Manuela lo confía todo siempre a la providencia.