Crítica musical
Cuando nuestros jóvenes buscan la excelencia
La elección de obras como los 'Cuadros' favorece esta diversidad de timbres y, por tanto, de colores y contrastes. Fue lo que pasó con la actuación de la Orquesta Fundación Barenboim-Said en el Teatro de la Maestranza de Sevilla
Dulce regalo navideño
Unas bodas bien avenidas
'Esto es formidable'

Lírica
- Programa: Obras de Wagner, Rachmaninov y Mussorgski/Ravel.
- Intérprete: Denis Kozhukhin (piano) Orquesta Fundación Barenboim-Said.
- Director: Nuno Coelho.
- Lugar: Teatro de la Maestranza.
- Fecha: 29/12/2022
Exactamente hace un año que nos visitaba esta orquesta, con tan mala suerte que sólo pudieron dar el concierto en el Maestranza y luego tuvieron que cancelar el siguiente por la pandemia. Este año sí podrán tocar en el Auditorio 'Manuel de Falla' ... granadino, lo que supone una normalización, y una satisfacción para ese público tan melómano.
Pero estos dos conciertos resultan de la materialización de un trabajo que abarca todo el año, mes a mes, con las clases de destacados maestros de cada instrumento, elección y participación de eminentes músicos que debemos al maestro Barenboim, y que ellos han querido continuar, lo que indudablemente revierte en la calidad de base de nuestros músicos. De igual manera, la orquesta tiene una continuada presencia durante todo el año a través de apariciones camerísticas en diferentes ciclos por toda la comunidad andaluza.
En esta ocasión nos traían un programa para todos los públicos a cargo del maestro portugués Nuno Coelho, quien nos dejara un excelente sabor de boca al dirigir hace año y medio aproximadamente a la ROSS en un programa también para gran orquesta (mermada entonces por el insistente Covid). El preludio de 'Tristán e Isolda' nos iniciaba a través de su secuencia repetida sobre el llamado 'acorde Tristán' en unos irisados colores orquestales que culminaban en un momento 'climático' al que sigue una bellísima melodía en los violonchelos, que Coelho y los chavales tintaron de intensidad, seducción y articulado fraseo.
Le seguía el 'Concierto para piano y orquesta nº 2' de Rachmaninov, una obra de gran fuerza, no sólo física, sino también expresiva. Kozhukhin priorizó lo primero. Lo dejó claro en la tarjeta de presentación de la obra: ocho compases del piano abren la pieza desde un 'pianissimo' (pp) sutil hasta 'romper' en el noveno en un 'fortissimo' (ff). Sobre el tercer compás ya nos pareció que sonaba 'forte' (f), así que para el noveno no se sabe cuántas efes alcanzaría; desde luego, todas las que el piano pudiera resistir. Pero es que a la hora de hacer la melodía martilleaba las notas, es decir, las golpeaba intermitentemente, incluso cuando la partitura dibuja ligaduras en el fraseo.
Prioridad a las melodías
Es indudable que el concierto es muy difícil, pero la cosa no es sólo dar las notas, sino que estas se jerarquicen para ofrecer fielmente la idea del compositor. La mano izquierda en esta obra es tremenda, incansable, asumiendo a veces dificultades que parecieran escritas para un zurdo, y por eso es imprescindible que no se pierda por dar prioridad a la melodía más visible. Puede que Coelho pensase que a la potencia sonora del pianista debía corresponder otra tanta de la orquesta y este oscurecimiento de la mano izquierda fuese una cuestión de entendimiento.
En el segundo y tercer movimientos, con momentos 'a solo' más frecuentes, la izquierda se oía más equilibrada, lo que redunda en esta idea de una posible necesidad de acuerdo previo. Otro aspecto fue el 'tempo': es verdad que Coelho suele optar por tiempos más metronómicos que laxos, pero eso no le permite al solista someter el concierto a un continuo forcejeo de agógicas.
Hemos dicho siempre los 'Cuadros de una exposición' son una especie de prueba o modo de presentación para una orquesta, ya que permite que casi todos los instrumentos habituales -y otros no tanto-, así como las diferentes secciones tengan su momento de gloria. Y es que el esfuerzo continuado de los jóvenes no merece menos. Ya hemos señalado el canto melódico de los chelos, pero toda la cuerda funcionó muy bien (acaso los violines con algo menos volumen que sus hermanos chelos), encontrando pasajes interesantes en la madera, sorprendiéndonos el sonido del saxo, compacto, aterciopelado y muy expresivo. Los metales tuvieron su especial protagonismo en las 'Catacumbas', demostrando no sólo su cohesión sonora, sino su equilibrio en los momentos más complicados, como los 'pianissimi'.
Estaba claro que había un trabajo serio de Coelho, que está acostumbrado a lidiar con orquestas de tímbrica especialmente diversa, y que, ante esta previsible dificultad para cualquier director, el de Oporto se crece, además de que la elección de obras como los 'Cuadros' favorece esta diversidad de timbres y, por tanto, de colores y contrastes. Impagable la labor de estas instituciones, que suponen un punto de encuentro para aquellos jóvenes más inquietos, los que huyen de la rutina en pos de la excelencia.
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