'Un día Lobo López', el documental que narra la historia de la gestación del disco más emblemático de Kiko Veneno
El director Alejandro G. Salgado estrena el 9 de noviembre en el Festival de Cine Europeo de Sevilla una película sobre el cantautor y su álbum 'Échate un cantecito'
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Kiko Veneno tiene setenta años de edad y cuarenta y cinco de músico. Nos citamos, junto al director de cine Alejandro G. Salgado, en un bar de la trianera calle Castilla para hablar del documental que éste ha dirigido sobre su obra cumbre, 'Echate un cantecito', que lleva por nombre 'Un día Lobo López'. Kiko se conserva con un vigor físico e intelectual envidiable. Su ágil sentido del humor, sus ojos vivaces, que despiden chispas a través de sus gafas negras, y su verbo, más chispeante todavía, demuestran que el autor de temas como el legendario 'Volando voy' se encuentra en plena forma.
Transmite entusiasmo, ilusión. Discurre en improvisados ensayos sobre todo lo divino y lo humano, exhibiendo, sin ostentación ni alarde, su mucha cultura, su espontánea elocuencia, su experiencia, su beticismo y su fértil ingenio.
Por su parte, Alejandro G. Salgado (Los Palacios y Villafranca, 1982), más pausado y calmo, es un director de cine nada convencional. Sus películas documentales, reconocidas y premiadas a nivel internacional, se alejan de los estándares del género. Cintas como 'Bolingo', 'Barzak' o 'Las alturas', transitan por arriesgados universos formales conceptuales, profundos y contemplativos para tratar temas tan sensibles como la inmigración.
Ahora, el palaciego se adentra en el documental musical, donde mantiene su característica sensibilidad y el riesgo a la hora de plasmar una historia (gran importancia del color, pantalla partida), para dirigir un largometraje que se sumerge en la vida y el universo artístico de Kiko Veneno, tomando como punto de partida la grabación de 'Échate un cantecito', un disco de culto que este año cumple treinta años y que reúne canciones como 'Lobo López', 'Echo de menos', 'Joselito' 'Superhéroes de barrio' o 'En un Mercedes blanco', las cuales forman parte de la banda sonora de la vida de varias generaciones.
«La idea era utilizar un trocito de historia muy concreta y reveladora de la vida del artista, en la que se concentran muchas cosas, con un hecho histórico tan potente y transformador como fue, para lo bueno y para lo malo, la preparación, inauguración y desarrollo de la Expo 92 en Sevilla», explica el cineasta a este periódico.
Para el desarrollo de este proyecto que cuenta con la participación de Televisión Española, Canal Sur y Movistar se adivina un vasto trabajo de documentación. Algo que Alejandro corrobora: «En este sentido hemos hecho una gran labor. Hemos recurrido a muchísimas fuentes. También nos han hecho muchos regalos, por ejemplo, aparecieron unas imágenes de un amigo de Kiko ya fallecido, Andrés Roldán, que siempre llevaba consigo una cámara. Fue un regalazo. La gente ha sido muy generosa a la hora de entregarnos material y, además, también contábamos con Televisión Española».
Una de las cosas más potentes que tiene el documental es que han conseguido reunir a todos las personas importantes implicadas en el disco, incluso ponerlos a tocar, revisitando cada uno sus líneas musicales. Así, se hace un exquisito recorrido cronológico por el proceso completo del álbum. Desde la trascendencia que Santiago Auserón tuvo en su concepción, pasando por los músicos que participaron en la lujosa grabación en Londres (Pájaro, Lolo Ortega, Frank Tontoh, etcétera) a cargo de Joe Dworniak, hasta la situación personal que atravesaba el propio autor en aquel momento, esto es, a punto de tirar la toalla en la música, tras varios discos que no funcionaron y que provocaron que durante una etapa trabajase en la Diputación de Sevilla como dinamizador cultural: «Me dio estabilidad, por primera vez tuve un sueldo, por primera vez mis hijos podían cenar, aunque fuera un huevo pasado por agua», confiesa.
La importancia de Santiago Auserón
Cuando vio la luz 'Échate un cantecito', en mayo de 1992, Kiko Veneno tenía cuarenta años. Antes, tal y como se narra en la cinta, el catalán llamó desesperado a su amigo Santiago Auserón, que venía de triunfar a lo grande con Radio Futura, para confesarle que estaba componiendo un disco que sería su último cartucho «para poder vivir de la música», su única y verdadera aspiración.
Según confiesa el propio Kiko a ABC, el artista ahora conocido como Juan Perro tuvo un papel fundamental: «El proceso psicológico que se produce ahí es el de reconocimiento. Me dio confianza en mí mismo», explica. «Todo lo contrario de lo que hace un coach de Operación Triunfo, que lo que hace es comerte el coco para lastrarte y cercenarte la creatividad. Santiago, en cambio, actuó conmigo como lo hace un padre con su hijo, animándolo, dándole apoyo y haciéndole ver que va por el buen camino».
«Una de las cosas que me hizo triunfar en este disco fue el hecho de haber dejado de fumar porros. Me ayudó a romper el viejo prejuicio que teníamos muchos artistas jóvenes, especialmente sevillanos, de que la única manera de acceder a la inspiración era a través de la droga. Yo, por ejemplo, en Veneno tenía la conciencia de que el arte nos venía gracias a la cantidad de porros y tripis que nos tomábamos. Luego te das cuenta de que no, que el arte es una cosa que tú llevas dentro y que tienes que aprender a canalizar», confiesa. «Aunque lo que realmente influyó en el disco fue mi propia vida interior y la decisión de convertir mi poética, un tanto caótica, en algo más certero y directo al corazón de la gente».
A lo largo del documental Kiko Veneno va dejando reflexiones que son auténticas joyas filosóficas: «A mí todo lo que me ha pasado en la vida ha sido bueno, lo que pasa es que hay que esperar un tiempo para darse cuenta del beneficio de las cosas», afirma a cámara, una forma de pensar que frisa con la de los estoicos según le comento, una comparación que no le desagrada: «No llego al estoicismo, al menos no al nivel de Séneca, pero sí participo de muchas de las cosas que él decía«. Otra pincelada que abunda en la misma idea: «Tuve la suerte de que no había tenido éxito con ninguna fórmula, así que podía hacer lo que me diese la gana».
Uno de los aspectos que mejor definen al artista catalán y al que se hace mención durante la película, que supera la hora y media, es su carácter rebelde y provocativo. Cuestionado por ello, Kiko afirma que «con la rebeldía se nace», y que con «ésta no puede ser nunca ganadora en la vida, lógicamente. Al revés, te condena al fracaso. En cambio, es probablemente el único camino hacia el arte. El artista rebelde no puede esperar que le premien con la medalla de oro a la rebeldía, no se nutre del favor de la sociedad».
La productora La Maleta Films estrenará 'Un día Lobo López' el miércoles 9 de noviembre en una gala especial en el Teatro Lope de Vega, en el marco del Festival de Cine Europeo de Sevilla, donde compite en la sección oficial Las Nuevas Olas No Ficción.
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