Rafael Salas, un sevillano en Viena tras el sueño de dirigir ópera

Y lejos ha llegado este sevillano de 28 años recién cumplidos, tanto en sentido geográfico, reside en Viena desde 2017, como académico, pues en la capital austríaca estudia y trabaja sin descanso con un objetivo: «Mi sueño sería ser director de ópera». Para ello, en Viena ha realizado estudios de dirección de orquesta en la Musik und Kunst Privatuniversität der Stadt Wien, que compatibilizó durante un par de años con el máster de 'Korrpetición' del repertorio operístico con Kristin Okerlund, pianista de la Staatsoper.

Esta etapa final de su formación la compagina con su trabajo como 'korrepetidor' de la Volksoper de Viena, cuya plaza ganó el pasado febrero y le ha permitido ser contratado como asistente de dirección para las producciones 'Schoenberg in Hollywood', título contemporáneo de Tod Machover que tuvo su estreno europeo el pasado abril, y 'Muerte en Venecia', de Benjamin Britten.

Trabajar en la ópera sobre Schoenberg, fue una «gran oportunidad» para Rafael Salas, ya que el director musical cayó enfermo, tuvo que hacerse cargo de la producción y sacando adelante una situación complicada y de gran responsabilidad». El resultado fue satisfactorio, porque las críticas fueron buenas, «pero se llevó todo el mérito el director principal que llegó dos días antes de la premiere», comenta.

A pesar de ello, en la Volksoper conocen ya el buen hacer de este músico, al que le han comentado que podrá trabajar como asistente en alguna producción en la próxima temporada. Además, desde septiembre ocupará la plaza de pianista en el nuevo estudio de la Volksoper, bajo la dirección de Maurice Lenhard. Ya le han confirmado que trabajará en seis producciones de ópera como 'korrepetidor' y en la orquesta, si se requiere, haciéndose cargo del piano o la celesta. «Si por lo que sea, un director musical se cae de una producción, seré el primero en levantar la mano».

El trabajo de 'korrepetidor' supone para este músico el punto de partida para lograr estar en un futuro dirigiendo musicalmente una producción operística. «Kirill Petrenko —actual director de la Filarmónica de Berlín— comenzó como 'korrepetidor'», señala, cuya tarea como tal es ensayar al piano con los diferentes cantantes que participan en una producción, no simplemente acompañando, sino corrigiendo afinaciones, fonética y lengua, entre otras cuestiones. Esta fase ocupa la mayor parte de los trabajos, que puede alcanzar las tres semanas de las cuatro o cinco que se emplean habitualmente en preparar un título, a la que se sumaría una última ya junto a la orquesta.

Tanto para su actual quehacer profesional como para la dirección de orquesta resultan fundamentales sus estudios previos de piano, que culminó en el Real Conservatorio de Madrid con Elena Orobio, habiendo recibido lecciones y cursos con María Floristán, Javier Perianes y Ana Guijarro, entre otros.

Sin embargo, sus estudios orquestales le hicieron abandonar el piano, por ser instrumento «bastante solitario», mientras que dirigir lo veía «como hacer música de cámara a lo grande. Lo mejor es el trabajo colectivo, sobre todo, si hay buen ambiente y es profesional».

Así que al igual que fue paso a paso con el piano, Rafael Salas se está abriendo poco a poco camino en Viena con la vista puesta en alcanzar su sueño de dirigir ópera. «Hay que arriesgarse y ver lo que pasa. No puedo hacer otra cosa que no sea música».