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cultura

Myriam Seco desvela los últimos descubrimientos realizados en el templo de Tutmosis III

La arqueóloga sevillana pronuncia una conferencia en la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría

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Carlos Fitz-James Stuart, Myriam Seco y Juan Miguel González Gómez antes de iniciarse el acto manuel gómez
Andrés González-Barba

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'Quince años trabajando en el yacimiento de Tutmosis III en Luxor' ha sido el nombre de la conferencia que ha ofrecido en la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría la arqueóloga sevillana Myriam Seco. Durante casi una hora, la egiptóloga ha estado desgranando todas las intervenciones que un equipo multidisciplinar de especialistas ha venido haciendo en dicho edificio en los últimos tres lustros, actuaciones que han permitido que este inmueble haya recuperado gran parte de su esplendor.

Ha comenzado la académica correspondiente diciendo que «este proyecto nació en la Academia de Bellas Artes y tiene mucha vinculación con esta». Asimismo, ha señalado que durante estos quince años «hemos venido realizando muchos descubrimientos». También ha comentado que el templo, ubicado en la orilla occidental de Luxor, «está en una zona privilegiada, ya que Luxor era la capital de Egipto durante la época del Imperio Nuevo».

Seco ha recordado que el templo estaba «completamente cubierto de arena en 2004 después de los trabajos que realizaron distintos arqueólogos a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Había también muchas viviendas que el Gobierno egipcio quitó para poder excavar las tumbas». Asimismo, se ha lamentado de que haya una carretera que pasa por encima del primer patio. «Cuando Zahi Hawass —que es académico de honor de Bellas Artes— estuvo en nuestra Academia dijo que la quitarían, pero aún sigue».

A continuación, ha dicho que el templo está construido en tres niveles. «La parte sagrada tiene un pórtico. Hay además un peristilo, una sala hipóstila y una capilla dedicada al dios Amón, algo habitual en aquella época». Aparte ha señalado el hecho de que «tenemos miles de piezas de los relieves de las paredes del templo, que está actualmente en ruinas porque se usó como una cantera para construir otros edificios». En la parte sur hay una capilla dedicada a la diosa Hathor y alrededor del muro perimetral sur «hemos encontrado un edificio inédito al que otros arqueólogos no tuvieron acceso tras limpiar las terreras».

Durante su intervención, esta académica correspondiente de Bellas Artes ha señalado que entre los objetivos del proyecto Tutmosis III se encuentran los de «excavar en su totalidad el templo, hacer una documentación de todo el templo, realizar estudios epigráficos y de la cerámica —fundamentales en cualquier trabajo arqueológico—, el descubrimiento de tumbas y la puesta en valor del yacimiento con la idea de abrirlo al público en un futuro».

También ha resaltado que unos 150 obreros han trabajado en el proceso de excavación del pilono, que está conformado por un muro de 9 metros de ancho y 16 de altura. Seco ha subrayado que «hemos protegido la estructura de adobe construyendo nuevos ladrillos de adobe. En una campaña arqueológico hemos producido 70.000 adobes nuevos».

En el segundo patio han aparecido muchos elementos arquitectónicos y «la rampa principal de acceso a la terraza alta se restauró. A ambos lados de la terraza encontramos ocho alcorques, cuatro a cada lado. Abrimos uno de estos, que tenía un agujero de nueve metros excavado sobre la roca madre y que llega hasta la capa freática. Allí aparecieron raíces que sospechábamos que eran de perseas, árboles asociados al ciclo solar. Pedimos permiso al Ministerio de Antigüedades de Egipto para plantar ocho perseas y nos lo concedieron», señala la arqueóloga.

Otra de las novedades más interesantes que ha dado a conocer Myriam Seco durante su charla ha sido el hallazgo de un edificio que perteneció a un sacerdote que vivió en la época de Ramsés II —unos 100 años posterior—, pero que adoró a Tutmosis III. «Los dinteles originales de la casa del sacerdote, que cuenta con su propia tumba, están en el Museo del Cairo». En la terraza alta había un almacén con fragmentos y piezas que fueron depositando los arqueólogos que trabajaron anteriormente en dicho yacimiento.

Igualmente está académica ha destacado el traslado de la estela de la falsa puerta de Tutmosis III a su ubicación original. A principios del siglo XX, fue levantada por Arthur Weigall en el patio romano del templo de Medinet Habu. Un siglo después, en 2020, y tras obtener los permisos pertinentes del Ministerio de Antigüedades, el equipo del proyecto hispano-egipcio, dirigido por los egiptólogos Myriam Seco y Fathi Yaseen, la retornaron a su lugar original. El traslado fue complejo, ya que la estela pesa 12 toneladas y necesitó de veinte operarios egipcios y de la construcción de un andamio. Tras recorrer por carretera dos kilómetros de distancia, la falsa puerta fue colocada en su ubicación exacta en el templo de Tutmosis III «porque encontramos en el suelo del templo la marca del eje donde iba ubicada la estela».

Equipo multidisciplinar

Seco ha dicho también que es «fundamental trabajar con un equipo multidisciplinar como el nuestro formado por arqueólogos, antropólogos, pintores, paleontólogos, etc. Además, se han hecho dos tesis doctorales sobre los relieves que han ido apareciendo y que forman un inmenso puzle de más de 2.000 fragmentos. Cada uno de ellos se pinta y se fotografía. Queremos exponerlos para que el visitante disfrute de ese material en un futuro, por eso tenemos que elegirlos para hacer un museo al aire libre».

Asimismo, esta egiptóloga ha adelantado que pretenden hacer un circuito alrededor del muro perimetral, con barandas, para las visitas del público. Alrededor del muro perimetral oeste ha aparecido también una tumba, la número 29, que es anterior al templo, ya que data del 1800 antes de Cristo, mientras que el edificio fue construido en torno al 1500 antes de Cristo aproximadamente. Dicha tumba está hecha de adobe.

En el muro perimetral sur hay un edificio institucional que tiene unas 350 óstracas —fragmentos de vasos cerámicos rotos— y papiros. «Los papiros son esenciales porque aportan información sobre la vida cotidiana en el templo», dice la arqueóloga, que añade que actualmente cuentan con una base de datos con más de 16.000 objetos que están registrados en sus correspondientes cajas. Por otra parte, en el exterior del muro perimetral norte, al quitar las terreras de los anteriores arqueólogos, ha aparecido el basurero del templo con miles de fragmentos de recipientes de cerámica. Además, se ha hallado un tapón de barro de la reina Nefertiti, que hizo una ofrenda en el templo y que demuestra que estuvo en activo hasta la época de Ramsés II. «Posteriormente, no tenemos evidencia del uso del templo», dice Seco.

Esta acabó destacando el valor del hallazgo de una necrópolis del primer periodo intermedio. «Al ser de gente humilde, han aparecido tumbas con sus ajuares intactos. Una mujer se enterró con su espejo». Por último, dijo que han comenzado una colaboración con el Laboratorio de Paleontología del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) tras haber aparecido huesos de animales en las tumbas.

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