ópera
Natalia Labourdette: «Sevilla se veía como un lugar exótico, por eso tantas óperas se ambientan aquí»
La soprano madrileña debuta en el rol de Susanna, de 'Las bodas de Fígaro', en la producción que presenta el Maestranza a partir del 11 de diciembre
«Estas 'Bodas de Fígaro' son un grandísimo homenaje a Sevilla»
Un recital de 'lied' entre el amor y la muerte

Natalia Labourdette (Madrid, 1992) regresa al Teatro de la Maestranza a partir de este próximo 11 de diciembre, donde debutará en el rol de Susanna de 'Las bodas de Fígaro' de Mozart.
—¿Cómo está resultando esta temporada en la ... que se va a estrenar en dos roles de dos óperas?
—He hecho 'Orphée' de Philip Glass en el Teatro Real, en coproducción con los Teatros del Canal, y ahora vengo a hacer esta Susanna de 'Las bodas de Fígaro', en el Teatro de la Maestranza. Esta temporada he empezado a hacer roles de más peso. En el Maestranza me siento como en casa desde que debuté en las óperas-estudio. Mi debut profesional fue aquí en Sevilla con el 'Falstaff' en febrero de 2018. Desde entonces me llamaron para 'El dictador y el emperador de la Atlántida', el 'Così fan Tutte' y ahora lo último que hice en Sevilla fue 'La mujer tigre' en marzo.
—¿Qué me puede decir del rol de Susanna, que han interpretado algunas de las más grandes sopranos?
—Es un rol que siento bastante mío y que va mucho con mi personalidad. Me resulta una persona muy llana y sin vuelta de página, pero a la vez es la que lleva toda la trama. Es una persona que sabe salir de un apuro y que es resolutiva. La diferencia de Susanna con Despina —personaje de 'Così fan tutte' que también interpretó esta soprano— es que tiene un punto de lealtad muy fuerte con la condesa, lo cual le da una gran nobleza. A Despina le dan igual las señoras. Ella lo que quiere es aprovecharse de la situación y salir adelante. Son dos personajes mozartianos en la misma línea, pero la diferencia es que Susanna no mira solamente por sí misma.
—¿Cómo está siendo el trabajo con el resto del elenco?
—La verdad es que muy bueno. El trabajo que está haciendo el maestro Corado Rovaris me encanta. Todos los apuntes que está dando los dice desde el punto de vista del respeto. Es muy cauto con lo que cada uno puede hacer. Cada cosa que dice te hace mejorar. Te da la solución en las cosas que plantea y me está haciendo cantar mejor. Te aporta muchas herramientas que hace que tú te enriquezcas. También está yéndome muy bien con Emilio Sagi. Tiene una naturalidad para la gestualidad. A lo mejor algo que le resulta a uno extraño y que no lo haría, él lo hace y ya sale. Te enseña todo muy fácilmente. Ambos son muy pedagogos, te hacen mejorar y a la vez te enseñan recursos. Estoy gozándolo porque además no salgo de escena en casi toda la obra.
—Hacer esta ópera ambientada en Sevilla en esta ciudad tiene un doble plus, ¿no es así?
—Sí, y tanto que lo tiene. Es como el nivel de frikismo por dos. Siempre he pensado que me gustaría hacer 'Viaggio a Reims' en Reims o 'Carmen', 'Las bodas de Fígaro' y 'Don Giovanni' en Sevilla. Sevilla en aquella época era como las Bahamas ahora, un lugar exótico al que todo el mundo quería ir. Por eso tantas óperas se ambientan aquí. Estoy en la ciudad de 'Las bodas de Fígaro'. Además, hay un momento en que hay que bailar. Me he dicho a mí misma: «Ay, mi madre. Yo tengo que bailar bien las sevillanas porque aquí la gente sabe». Nuria Castejón nos está dando unas clases. Ella está de asistente de dirección escénica y es coreógrafa también y directora de movimiento. El otro día estuvimos bailando el fandango del tercer acto. Estuvimos viendo los pasos y Carmela Remiggio, que hace de condesa, me dijo: «Tú y yo llevamos falda, pero Fígaro no». De todas formas, espero que nadie me juzgue por cómo bailo. Intentaré hacerlo lo mejor posible.
—En el Maestranza va hacer esta ópera del repertorio clásico, pero hace unos meses abordó una contemporánea con 'La mujer tigre'. Eso habla muy bien sobre la versatilidad de su voz.
—Es cierto que últimamente me llaman mucho para composiciones contemporáneas. A mí me encanta, ya que reconozco que tiene un plus importante participar de la creación porque al final nosotros somos intérpretes. Mozart dejó una partitura escrita y nosotros hacemos una interpretación de lo que creemos que era. Estar trabajando codo con codo con el compositor Manuel Busto fue fantástico. Había un pasaje que no me salía y él me dijo: «Pues cambia estas notas y haz esto». Ese margen a la creación me parece muy interesante. En Sevilla me siento además muy arropada, no sólo en el Maestranza, sino también en la Sala Turina, en el Círculo de Labradores o en el Alcázar, donde he actuado este verano. Para mí fue muy importante el Premio Nuevas Voces de la ASAO (2017), gracias al cual pude debutar en el Maestranza como profesional. Gracias a eso también he cantado con las orquestas de Sevilla y Granada y en el Festival de Música Española de Cádiz. Yo debuté aquí en Sevilla con la Nannetta de 'Falstaff' y eso me abrió las puertas y me permitió hacerme un camino dentro de un mundo tan competitivo como este.
«Una de las cosas que más me gustan de la música antigua o de la contemporánea es que van a la palabra»
Natalia Labourdette
—¿Pudo conocer a Philip Glass cuando cantó en su ópera 'Orphée'?
—Él no vino a Madrid, pero la verdad es que me encanta la ópera. Una de las cosas que más me gustan de la música antigua o de la más contemporánea, obviando el bloque belcantista, es que van a la palabra, siendo el libreto lo más importante. En el bel canto el libreto pierde y no es tan interesante como el de Philip Glass. Yo no conocía la ópera cuando me la ofrecieron. Vi la partitura y que se adaptaba a mí. Oí una versión que había, pero al ver la película me quedé maravillada porque son libretos, bajo mi punto de vista, mucho más interesantes psicológicamente hablando y se desarrolla el personaje. Lluis Pascual me dijo que en la época de Mozart se repetían los motivos musicales y algunos textos para que la gente acabara tarareando la música, lo mismo que con Verdi. Con músicos como Philip Glass, yo no decía ningún texto dos veces. El libreto era un diálogo, no hay arias. Es como una obra de teatro. Somos el único instrumento musical que tiene la palabra y hay que aprovechar la palabra.
—¿Qué me puede decir del disco que está preparando de Pauline Viardot que saldrá publicado en 2023?
—Francisco Soriano me llamó y me dijo que tenían los manuscritos de las 'Canciones españolas' de Pauline Viardot. Había un proyecto de grabar la obra española de esta compositora de ascendencia hispana. Era una 'crack' porque hablaba un montón de idiomas. Además, hoy en día está de moda esto del poliamor, pero ella vivía en su propia casa con su amante y su marido. Había oído hablar de ella, pero no me había interesado hasta que Francisco me llamó y me mandó estas canciones.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete