Entrevista
Andrés Calamaro: «Se ha diluido el espesor crítico, la discusión musical no existe»
El artista argentino, que acaba de cumplir 60 años, ha publicado recientemente un excelso disco de duetos

El pasado 22 de agosto Andrés Calamaro cumplió 60 años (Buenos Aires, 1961). 'El Salmón', como se le conoce por ir contra la corriente (tal y como él canta en su canción homónima), lejos de ir plegando velas, está viviendo un año muy ... fecundo a nivel artístico: acaba de reeditar 'Honestidad Brutal' , obra cumbre del rock en castellano y su mejor disco junto a 'Alta Suciedad', ha escrito un guión completo para una película argentina, ha expuesto sus trabajos fotográficos taurinos en Madrid y Nueva York y, sobre todo, ha publicado un excelso disco de duetos titulado 'Dios los cría', un trabajo que recorre 15 de los mejores temas de su rico cancionero que son interpretados por él mismo junto a artistas de la talla de Julio Iglesias, Raphael, Alejandro Sanz , Manolo García, Vicente Amigo, Julieta Venegas y un largo etcétera.
'Dios los cría' atesora un plantel de artistas, una armonía en la producción y una elegancia en las melodías difíciles de igualar. El disco, se mire por donde se mire, es un auténtico lujo.
A escasos días de que National Geographic estrene un interesante documental sobre su vida y obra, al que cataloga como «una de las personalidades más destacadas de la cultura popular latinoamericana», el autor de 'Crímenes perfectos' o 'Paloma' , un músico culto y de culto que ha vendido millones de discos a uno y otro lado del charco, atiende a ABC de Sevilla para hablar de lo divino y de lo humano.
¿Qué sensación le ha dejado la acogida que ha tenido el disco? ¿Cree que ha sido acorde a la calidad del mismo?
No sé qué acogida está teniendo el disco, no he leído críticas impresas. Tampoco sé cómo medir la acogida de un disco fuera del feedback en los conciertos, las críticas profesionales y poco más. Dudo que se haya escrito en la medida que esta grabación merece, quizás haya encontrado oyentes dignos de la calidad que ostenta.
¿Cómo surge la idea de grabar con dos gigantes de la música como Julio Iglesias y Raphael?
Una pregunta curiosa, cantar con los mejores cantantes no es “una idea”, es un anhelo; como proyecto es -a priori- imposible, no es algo que pueda pagar el dinero ni dependa de contratos o estrategias discográficas.
Por si fuera poco el enorme ramillete de artistas vocales que ha logrado reunir en este disco, `Dios los cría´ cuenta con el toque de Vicente Amigo y Niño Josele. ¿Se plantea hacer un segundo volumen? Por la riqueza de su discografía, en cantidad y calidad, podría hacerse perfectamente.
Las intervenciones de los artistas del principado flamenco son de exquisita categoría. El disco forma parte de una serie de eventos pensados para pocos instrumentos, un ensayo que deriva en un disco solo con piano, una gira con trío, grabaciones en directo y los duetos. Es posible que hagamos otro disco de duetos con esta producción y arreglo, no lo descartamos.
La prestigiosa revista estadounidense Billboard lo ha seleccionado como número uno en su lista de los 25 mejores álbumes latinos del año. «Este disco tiene abundancia de talento, es simplemente música exquisita para nuestros oídos», señala la publicación. Interesante ¿verdad?
Muy interesante. Presentar un disco de «música exquisita» es un gran logro, luego es un cumplido que me honra. Verdad es que abunda el talento en estas grabaciones; que se cuajan en partitura y producción francamente exquisitas.
Con apenas cuatro o cinco canciones publicadas en Internet, artistas noveles como Rigoberta Bandini están conquistando la industria sin ni siquiera haber editado un solo disco (no es una crítica, es una observación). ¿Considera que el LP atraviesa su peor momento? ¿Actualmente merece la pena grabar un disco?
Un disco es la columna de un artista musical que se precie. Los discos son 'créditos de prestigio'. Salir de gira con cuatro canciones parece casi imposible. Consta (como corriente) la fiebre del long play y el deseo legítimo de escuchar algunos de los miles de álbum buenos que existen. No obstante, no sé si merece la pena grabar y editar un disco; no me consta que existan oyentes dignos para los discos buenos, se ha diluido el espesor crítico, la discusión musical no existe fuera de celebrar aniversarios u obituarios. Un álbum es un desafío personal artístico, las canciones `de a una´ se presentaban en la radio -antes de la existencia de gramófono- o en discos con una canción de cada lado, no es ninguna novedad revolucionaria. Dentro del universo español universal, pesan los discos de Tangana y Rosalía como ejemplos 'revolucionarios', porque han agitado el avispero de la industria dentro y fuera de España.
Para este disco en el que se revisan quince de sus mejores canciones, en su inmensa mayoría concebidas inicialmente para ser interpretadas dentro del rock, se ha librado de las imposiciones del género (por ejemplo, se prescinde del instrumento paradigmático del rock, la guitarra eléctrica) y ha sabido poner a crecer nuevas pieles, nuevas formas, hermanadas todas con el lenguaje del jazz afrocubano y el bolero. ¿A qué obedece este cambio?
No es un cambio, son variaciones, otras direcciones, registros y colores musicales. El rock en acústico existe, usted lo sabe. Reclinamos la dinámica en 'Romaphonic Sessions' como lo habíamos hecho en 'Tinta Roja' y 'El Cantante', luego con una gira de dos años. Escuchamos Jazz, algunos tenemos conocimiento de 'la clave' y escuchamos los sonidos latinos, salsa dura mayormente. No soy estudioso del bolero, conozco un poco del repertorio, de la época, algunos grandes intérpretes que lo cantaron; más allá de lo cual es un tempo, la velocidad de las cosas. Luego las canciones permiten acomodarse a distintos compases o claves. Somos oyentes de Jazz y creo que este es un álbum de Jazz & Pop.
Abundando en la idea de la pregunta anterior, en discos con `El Cantante´, `Tinta Roja´, `Romaphonic Sessions´ y ahora en este `Dios los cría´, se observa una recurrente tendencia hacia otros sonidos más reposados. ¿Se ve cada día más lejos del rock como concepto estrictamente musical?
No me veo así. Estaré encantado de volver a las giras con guitarras, claro. Esta es una exploración por otras dinámicas, y menos instrumentos en el escenario. Luego soy totalmente contrario al cliché rockero que considero una payasada. This is Spinal Tap. En España persiste la idea del estereotipo estético del rock como algo blindado pero ridículo. Soy oyente de jazz y del rock con eje en el año 1971; es posible que el Rock se haya alejado un poco de mi `epicentro de oyente musical´; la nostalgia y el cliché son una caricatura, una imagen triste, a veces ridícula; personas adultas discutiendo quién es más auténtico o químicamente puro.

¿Cree que puede conllevar a algún problema con sus seguidores, como cuando Dylan pasó del folk al rock?
No es una declaración de principios ni una renuncia al rock. «Problemas con los seguidores» tampoco son problemas. Se puede ofender y gustar. No me fio de la crítica ni de la multitud, la importancia de lo que hacemos reside en los detalles que los bien entendidos perciben. Presentar música destinada exclusivamente a gustar a «los seguidores» es un pecado grosero. Procede -como cuestión ética- anticiparse al público y la crítica, confundirlos y desafiarlos en una u otra dirección. Hacer música para complacer al público o a la crítica es un `error conceptual´ por así decirlo y según mi opinión.
«Gracias le doy a la virgen, gracias le doy al señor, porque entre tanto rigor y habiendo perdido tanto, no perdí mi amor al canto ni voz como cantor». Estos versos del histórico “El gaucho Martín Fierro” de José Hernández son habituales en sus directos para abrochar su canción `Estadio Azteca´. En este disco vuelve a recurrir a ellos en la magnífica versión con Lila Downs. A sus 60 años recién cumplidos, ¿qué cosas quedaron en el camino?
No se cómo contestar esta pregunta, no llevo la cuenta de «lo perdido» ni todo lo contrario.
La serie `Bios. Vidas que marcaron la tuya´, producida por National Geographic, estrena dentro de unos días un documental dedicado a usted. Vaya nivelazo.
En América vamos con status de leyenda, en España somos un número respetado también. El mío es un trayecto interesante, de luces y sombras, he visto cosas dignas de Spinal Tap o el androide bajo la lluvia en Blade Runner; soy un músico que se respeta, un artista inusual, un cantante que llena teatros. Evito las biografías siempre que puedo, no me interesan lo más mínimo, no tengo esa clase de vanidad: ni libros, ni televisión, ni documentales.
Es curioso que Los Rodríguez en su momento no llegaran a triunfar del todo (si lo comparamos con grupos coetáneos como Héroes del Silencio o Extremoduro), y ahora, casi tres décadas después de disolverse, no para de crecer su legión de seguidores. Por ejemplo, hace un par de años sumaba un millón de escuchas mensuales en Spotify y ahora supera los dos millones, ¡ha duplicado sus propios datos y a día de hoy dobla en escuchas a Extremoduro! Los Rodríguez se ha vuelto un grupo de culto. ¿Alguna reflexión al respecto?
Que las escuchas en plataformas no me significan demasiado. Enrique (Bunbury) es un artista monumental, el respeto que le profesa América Latina es muy grande; una clase de respeto amoroso `desconocida´ en España y quizás en Argentina. Ha superado el éxito de HDS en volumen de giras y público que se vuelca completamente con el artista. Extremoduro es un caso distinto, es una leyenda local que responde al talento irrefutable de Robe Iniesta. Una verdadera `banda de culto´. Como ocurre con Patricio Rey (o con Grateful Dead) no se entienden del todo fuera de un territorio nacional. No sé si Los Rodríguez nos convertimos en `grupo de culto´, lo que me consta es haber seguido grabando y girando 25 años después de la banda. Tampoco soy un artista de culto, existo para el pueblo y las elites, llenamos teatros en giras de dos años y sesenta conciertos. No sé cuánto importan las `escuchas´, pero veo al público cara a cara en los recitales que celebramos ininterrumpidamente hace años ya. La escena musical me lo reconoce y el público también, quizás ciertos ghettos se resisten un poco porque `viven dentro de un termo´ mirándose la pelusa del ombligo. Esta es mi visión cosmopolita y probablemente equivocada.
Lleva sin ofrecer un concierto desde 2019. Hace unos meses decidió posponer su gira para 2022. ¿Echa de menos volver a los escenarios o es algo prescindible actualmente en tu escala de preferencias?
Todas las giras se han pospuesto. Celebrar cinco conciertos con guitarras acústicas no es una gira. Nosotros tenemos treinta fechas pendientes en México, Colombia, Perú, Costa Rica, España, Francia, Holanda, Inglaterra, Alemania e Italia. Cerradas y pendientes de programarse de nuevo. No depende de mí «girar o no girar», ni puedo suspender la gira unilateralmente. Tampoco soy un músico estatal que dibuje una gira con ayudas públicas. No somos un cantautor que va con la guitarra al aula magna de una Universidad o recala en festivales públicos, tampoco artistas afines al gobierno… como la mayoría.
Me comentó que pasó completamente solo gran parte del confinamiento al que nos obligó la aparición del Covid-19. ¿Qué tal la experiencia? ¿Disfrutó de la solitud o tuvo un sentimiento más cercano a la soledad?
No se me dio mal interrumpir la gira y permanecer confinado en mi residencia de los suburbios de Buenos Aires. Se respiraba una extraña libertad apocalíptica, me pasaba las horas escribiendo, fumando y escuchando música. Luego me `encerré´ cien días en mi estudio doméstico para experimentar performance con dos Roland SP404 e instrumentos, karaoke satánico y minoritarias interacciones con el público, un streaming de anarquía y sonido que duró bastante en meses y horas por día y noche. Luego desembarqué en Madrid hasta finales de año. Este año resultó intenso en todo sentido: cosas que ocurren durante los toques de queda, cuestiones musicales y profesionales incluidas. Amén de la vida misma, la propia.
En Youtube hay colgado un vídeo (titulado `Tirando ideas con C. Tangana, Calamaro y Drexler´ y filmado durante la grabación de `El Madrileño´) en el que C. Tangana alucina con su agilidad mental a la hora de componer. ¿En qué momento se encuentra a nivel creativo?
No soy un autor de canciones, no es con las canciones exclusivamente como demuestre mi status creativo. Soy otra clase de músico: un oyente de jazz contemporáneo y blues. Mi `forma´ a finales del siglo pasado no era impecable ni intacta; no obstante lo cual mis discos (de entonces) son graciosos. El material se presenta en variopintas formas, no solo como canciones que vayan a sonar en radio o despertar un cuerpo crítico aletargado que apenas si replica lo que lee previamente en `comunicados de prensa´ o una entrevista de agencia replicado doscientas veces; permíteme ensayar una respuesta digna. Publicamos `materiales nuevos´ en 2018, luego hicimos un año de giras y otro que sigue pendiente. Asimismo escribí un libro de cine (un guión completo) y cientos de versos, probablemente miles. Procede contemplar el catálogo y lo hacemos, Warner me consulta por las reediciones del catálogo, elegimos de nuestro gran archivo de grabaciones en directo o en estudios; asimismo llevo años elucubrando un libro de fotografías que se ha instalado como exposición de arte (en paredes y en cápsula virtual) y me cultivo como persona ciudadana, en tertulias y mesas chicas. Los contenidos rockeros se cuajan en los ensayos y en las giras, quizás en `sistema operativos´ antes conocidos como `estudios de grabaciones´. El año pasado hice uso original del estudio, largas sesiones de música espontánea y fugaz, una serie de directos que no quedaron impresos (pues violaban la sensibilidad de los radares del copyright), música etérea, post DJ con dos SD404 en simultáneo, contenidos de `arte plástico´ pero invisible. No puedo (ni deseo) medir la creación en forma de canciones únicamente, no soy un cancionista ni un cantautor; puedo juntar texto y melodía en tanto reúna letra y algún instrumento sonando pero tampoco soy un creador de standard como Cole Porter, lógicamente no.
A sus 60 años, ¿sigue encontrando un vínculo extraordinario entre la adversidad y la inspiración?
No, derribo el mito. Adhiero a la teoría apócrifa de Pablo Picasso, el vínculo entre la disposición y la inspiración. Las canciones llegan cantando cual caminando. La adversidad no tiene nada de extraordinario.
Para abrochar la entrevista, vamos a recordar algunos de los versos que dedicó a Sevilla durante su último concierto en Fibes (2019): «Como buen andaluz quiero ser torero caro, pero además me declaro hombre de rock y de blues, no me importa ver la luz, recibir conocimiento, que las cornadas del viento no son peores que el hambre, vengo atado con alambre, mi deber y cumplimiento». «Sangre de sonido silencioso del misterio de tu duende. Por pedir, me quedo en Sevilla a vivir el año entero en el Guadalquivir torero». Otra joyita que dejó en aquel concierto: «Sevilla tiene una cosa, de naranjo es el perfume, tiene gracia que resume las espinas y las rosas. Qué virtud maravillosa de romperse la camisa cuando el cante se improvisa. Vuelvo a Sevilla, señores, la vida son los colores, para lo demás no hay prisa».
¡Ole, ole!… inspirado. Sevilla fue mi concierto preferido en bastante tiempo. Buenas décimas dedicadas a Sevilla, no las recordaba textualmente.
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