Crítica de música
A ciegas
La sala Manuel García acogió el estreno absoluto de 'Es lo contrario' que mostró la percepción de la vida desde el punto de vista de los invidentes

La reducida sala Manuel García , dispuesta de forma perpendicular con respecto a su habitual orientación con el fin de resultar más redondeada, acogía el estreno absoluto de una obra de teatro musicalizada, ‘Es lo contrario’ , en el que su ... autor -musical y en parte literario- pretendía que reparásemos en la percepción de la vida, de las cosas, desde el punto de visto de personas invidentes.
Con la sala en penumbra y el público con antifaces , quería acercarnos a las vivencias y desarrollo del oído y otros sentidos a partir de la imposibilidad de ver. Esta ya es una experiencia que lleva haciendo desde hace años la ONCE en centros educativos, en convenciones, etc., al igual que con las personas que usan sillas de ruedas y se enfrentan a diario a tantos inconvenientes para salir a la calle de manera más autónoma.
Distintos altavoces repartidos por la sala recogían las voces de cada uno de los ocho narradore s (grabados), todos ciegos, así como de trece músicos , también rodeando al público para acentuar la idea de diversificar y distinguir de dónde venían cada uno de los respectivos sonidos en la oscuridad.
Por su parte, la obra recurría a música en directo , así como a fragmentos grabados con distintos sonidos, sobresaliendo uno por su carácter recurrente, a base de oleadas de ondas que culminaban en cristales rotos. A pesar de la diversidad de instrumentos, algunos tan graves como el clarinete bajo o el chelo, la base musical de (casi) toda la obra eran como cauces sonoros de notas largas, disonantes, inquietantes, cercanas a un registro medio, sin apenas contrastes, a lo sumo algunos percusivos acordes del piano, De hecho, a pesar de contar con tres acordeones, estos apenas dejaban ver su característico timbre, fundidos en el cauce común.
El libreto se basa en la obra ´Los ciegos´ de Maeterlinck , una pieza relacionada con la catástrofe y el terror, y clave en el movimiento simbolista . Y si el ciego es un símbolo, entendemos la claustrofóbica isla, donde los invidentes no saben ni donde están ni qué hacen allí ni qué les espera. Ahora, si lo que se pretende es que nos fijemos en el día a día de las personas invidentes y su ‘visión’ del mundo, sinceramente se lo pinta muy negro y deja a la ONCE, colaboradora de este proyecto y empeñada en ofrecer esperanza a los diferentes tipos de discapacidad, fuera de la obra.
Por último, debemos destacar el buen hacer de todos los instrumentistas ( Zahir Ensemble ), a las órdenes del director sanluqueño Juan García Rodríguez , muy implicado en la difusión de la música contemporánea en Sevilla.
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