Crítica de música
Comienza el FeMÀS con Savall triunfando en la penumbra
El violagambista a sus 80 años presentó para la inauguración del festival un arriesgado y técnicamente difícil programa

Hace menos de un año, el maestro Jordi Savall nos ofrecía un grandioso -por lo francés- concierto dedicado a 'Los elementos' de la naturaleza en el Teatro de la Maestranza , acompañado por su 'Concert des Nations' . Ahora se nos ... presentaba abriendo la emblemática 39 edición del FeMÀS , que promete ser esplendente, pero lo sorprendente es que a sus 80 años nos presentaba un arriesgado programa, difícil técnicamente, y además acompañado sólo del laudista Xavier Díaz-Latorre quien, excepto en dos brillantes ocasiones, su labor básicamente fue la de acompañarlo, lo que supone que el músico de Igualada apenas tuvo un respiro.
Su repertorio es tan extenso que le permite retomar de él lo que le interese y montar un programa nuevo y compacto , que en esta ocasión se dedicaba al arte de glosar, de improvisar, a la manera que se hacía desde tiempos del toledano Diego Ortiz a través de su 'Trattado de glosas'. La obra pronto interesó al maestro, ya que lo grabó por primera vez en 1970 con la gran Genoveva Gálvez al clave, si bien el concierto que comentamos se relaciona más con el álbum del mismo nombre que este programa ('Du temps & de l'instant'), y que grababa en familia con Figueras y sus hijos Ariadna y Ferrán.
Sorprendía que comenzase directamente con las de Ortiz sin apenas calentar, ya que exigen no poco nivel técnico, especialmente el 'Pasamezzo moderno' con que terminó la selección, de virtuosismo deslumbrante ; en el aspecto puramente sonoro, en este inicio sí advertimos un menor volumen de la viola da gamba baja con respecto a la tiorba, si bien fue aumentando en un 'crescendo' continuo a lo largo de todo el concierto.
Dominio de la expresividad
Emparejó en el siguiente bloque los Grounds ingleses con Canarios y Guarachas (Zéspedes) mejicanas, y de nuevo nos sorprendió en esta última la extrema agilidad de sus dedos, endiabladamente rápidos hasta para un violagambista joven que quiere triuunfar; eso sí, a veces se produjeron pequeños roces en las cuerdas, algún problema puntual de afinación, nada que no compensase con el dominio de la expresividad . A veces arriesgó demasiado: en los Canarios recorrió la cuerda fuera del diapasón sobre armónicos con los que imitaba el sonido de estos pájaros, sólo que a fuer de repetir el canto a distintas alturas no siempre salía afinado. Pero parece que el riesgo forma parte del reto que se ha puesto este descomunal octogenario.
A Díaz-Latorre lo hemos visto en innumerables ocasiones, generalmente en los grupos de Savall, pero hemos de confesar que nunca nos había parecido de un nivel tan alto como el alcanzado en estas 'Jácaras y Canarios', no sin antes interpretar de pie una canción popular ucraniana , gesto que fue aplaudido largamente por el público (luego con Savall tocarían una suerte de nana también de este país invadido).
La jácara está más relacionada con Andalucía, por melodías, acordes o rasgueado de guitarra, mientras que la segunda será la danza más repetida en este programa, si bien esta de Gaspar Sanz es la más conocida. Es una pieza difícil que aúna muchos recursos, como la imitación de la melodía del agudo al grave, que a veces se llegan a juntar produciendo una breve polifonía o, a medida que van ganando presencia los acordes, se consigue sobresalir la pegadiza melodía de entre ellos.
Los cambios vertiginosos a través de todo el diapasón se hicieron sin que se percibiera corte alguno, cambio de color o de intensidad en la pulsación, dando incluso la sensación de que la percusión se sumaba a la fiesta final . Pero acaso lo más difícil sea conseguir la fluidez continua, el dinamismo serpenteante o la naturalidad, frente a otras versiones más pegadas literalmente a la partitura.
Amargas lágrimas
Siguió una estructura de programa similar, donde Savall nos trajo a Marais con las 'Piezas de París', en el que destacamos la introspección de su 'Preludio' o ese aire de gaitero que presentaban las 'Muzettes'. 'Les Pleurs' de Sainte-Colombe nos traían las amargas lágrimas que pudimos sentir en 'Todas las mañanas del mundo' , con una viola profunda, intensa y sin embargo llena de recogimiento.
Otro momento a solas Díaz-Latorre, esta vez con la tiorba, interpretaba una chacona de Robert de Visée , sostenido -y bien marcado- por un bajo reiterativo de cuatro compases, sobre el que el laudista se movía con elegancia y sutileza , contrastando con la tozudez pesante del bajo. No tan sorprendente como con la guitarra barroca, pero lleno sutileza y musicalidad.
Finalmente, las 'Diferencias sobre las Folías' de Martín y Coll y el luminoso 'Códice del Perú', que ya oíamos el año pasado también para cerrar el programa a la Accademia del Piaccere de Fahmi Alqhai , cerraban con enorme brillantez el concierto. No queremos dejar de reseñar el ejemplar comportamiento del público del Turina, por su silencio, su saber aplaudir o el calor que demostró a estos músicos excelentes.
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