Hazte premium Hazte premium

Conciertos CAAC Sevilla

Morgan: la última bala del rock en la recámara

La banda madrileña actuó este pasado sábado en el Monasterio de la Cartuja dentro del ciclo de música Pop CAAC

La cantante Nina interepreta una canción al piano Ezequiel Mendoza

Ezequiel Mendoza

De no existir, a Morgan habría que inventarlos. Y eso es precisamente lo que hicieron Paco López (guitarra) y Ekain Elorza (batería) cuando vieron que Carolina de Juan (cantante, pianista y compositora) abandonó la carrera y se compró un billete a Holanda en busca de nuevas experiencias: inventarse a Morgan para que no se fuera. Aunque Morgan empezó a existir mucho tiempo atrás, cuando Etta James vibraba con «I just want to make love with you». Incluso cuando Janis Joplin arañaba la escala de Sol con su «Maybe». Ahí ya empezaba a surgir Morgan como pretexto para que Carolina –de aquí en adelante, Nina– le diera una oportunidad a eso que tenían entre manos y no sabían muy bien qué era.

Pero ya todos sabemos lo que es: Morgan no es sólo un grupo de música, es la última bala de rock que nos quedaba en la recámara . Y no hemos dudado en dispararla. De hecho, por cómo pisan el escenario mientras interpretan «Planet Earth», «Blue eyes» y «Attempting», sería osado decir que no hemos dado en el blanco. Algo que sorprende de su puesta en escena es que en esta banda nadie da un paso por delante del otro; el centro de las tablas es tierra baldía que entre todos van sembrando de «riffs», luces y versos.

Ellos no juegan con delantero centro: van con falso 9. De hecho, antes de subir a escena, Nina, Paco y compañía se abrazan como si fueran un equipo de fútbol que va a jugar la final de un Mundial. Había tantos brazos en ese corrillo que daba la sensación de que Pogba estaba entre ellos dando una de esas charlas motivadoras que hacen ganar finales: «Salid a por todas, esto es solo un partido, uno solo, y ya hemos jugado muchos: hay que disparar en cuanto veamos puerta». Y vaya si lo hicieron.

La primera en anotarse un tanto sería Nina con su discurso de bienvenida. Pretende esconderse, muerta de vergüenza, bajo un velo de humildad, pero aquí se precisa rotundidad y claridad en los hechos: hay pocas voces que puedan recoger tantos matices y colores como lo hace ella. Con «Oh, oh» -la canción, no el grito-, su voz retumba por cada rincón del Monasterio de la Cartuja, envolviendo la brisa que sopla en esta noche estival.

Posteriormente, ella y Paco empiezan a colgar en el aire las primeras notas de «Goodbye». A ratos, la voz de Nina parece a punto de romperse. No obstante, lo único que termina por rasgarse son esos recuerdos a los que hay que decir adiós tarde o temprano. Con «Roar», Nina esparce una ronda más de acordes y notas imposibles que se encarga de descoser con su garganta. «¡Cómo me he quedado de a gusto!», exclama al terminar la canción. «Estoy muy bien, ¿estáis bien?», pregunta nerviosa, antes de que se sucedan «The Child», «Work» y «Be a man», canción que dio origen a este grupo y que llevaban tiempo sin incluir en su repertorio.

Nina al piano y Paco López a la guitarra tocando este pasado sábado E. M.

Así, llega la hora de ir cerrando el show. Morgan es como ese invitado que viene a casa a cenar, trae un buen vino, tiene una buena conversación, se lo pasa en grande y, encima, pone una buena selección de música durante la velada. No quieres que se vaya , pero irremediablemente terminarás diciendo: «Bueno, cariño, deberíamos ir recogiendo que estos señores querrán irse a su casa». Y no quieren irse, pero tienen que hacerlo. Por eso, «Sargento de Hierro» suena rotundo, triste y roto, como el primer «no queremos irnos tarde, la última y nos vamos». Pero es que nos lo estamos pasando muy bien.

El segundo aviso viene con «Home», uno de esos temazos que se te clavan muy dentro, se enquistan y ya estás jodido: es imposible supurarlo. Tristemente, llega el tercer aviso: «Flying peacefully» y «Thank you». Se tienen que ir marchando . Pero antes, se van a tomar la última. La primera en abrir la botella y servirse es Nina. A solas con su piano interpreta «Volver», otra de esas joyas llena de espinas como: «Sé que ya no importan las preguntas que fallé, cuando intente corregirme no estarás» o «Échame de menos, no me falles esta vez, porque no sé si voy a volver». ¡Ay!

Al brindis final se une la banda con la majestuosa interpretación de «Another road» y el final apoteósicamente blusero de «Marry you». Antes de ayudar a recoger la mesa e irse prometen volver muy pronto a visitarnos. Lo repiten una y otra vez: «No os preocupéis, vamos a volver pronto, muchas gracias por todo» , agitan despidiéndose con las manos mientras se acercan al pomo de la puerta. Con un rotundo aplauso final, Sevilla les dice que no: gracias a ellos por venir, por la velada, por los bailes. Así, te quedas recogiendo feliz, con esa cara de tonto, pensando que ojalá sea verdad. Ojalá vuelvan pronto.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación