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FLAMENCO

Diego Carrasco: «Peor que yo no hay quien cante, pero es mi profesión»

El genio jerezano del compás presenta este jueves en el Cartuja Center de Sevilla su nuevo disco, titulado «No m'arrecojo», en lo que recopila las mejores composiciones de sus 50 años de carrera

El jerezano Diego Carrasco presentará en Sevilla su nuevo disco M.P.

ALBERTO GARCÍA REYES

Se cae a compás, tose a compás, mastica a compás, ronca a compás. Diego Carrasco Fernández (Jerez de la Frontera, 1954) es una bulería con patas. Un revolucionario. Algunos lo han calificado como un «hippytano» , otros como un rapero jondo. Pero es simplemente flamenco. Muy flamenco. Se inventó la bulería por seguiriya para la voz de Camarón con una letra que es el eco de su vida, «Dicen de mí». De Diego lo han dicho todo, pero todos han bebido de su inagotable manantial. Acaba de cumplir 50 años en las tablas . Un milagro. Porque ni canta, ni toca, ni baila. Pero tiene eso que no se compra ni se cambia. Y no ha aportado cosas al género porque sea muy rebelde, sino porque viene de dentro. Lo dice él mismo en la letra que inaugura su nuevo disco, titulado «No m’arrecojo» : «Ya llevo 50 años en esta puta pero linda profesión. Unos dicen que si soy mu malo, otros que si soy mu güeno, unos que si soy gitano, otros que si no soy gitano...». Digan lo que digan, al Carrasco lo acompañan en esta obra Alejandro Sanz, Joaquín Sabina , Andrés Calamaro, Arcángel, Miguel Poveda ... Mañana la presenta en el Cartuja Center de Sevilla con el Cigala, Remedios Amaya y Alba Molina. Suena el teléfono. «¿Cómo estás, Diego?». «Enorme, aquí estoy comprando frutita, pero dale, que yo te contesto». Pasa una ambulancia. Aviso: si la entrevista no está bien transcrita es por culpa del ruido.

—Ha pasado medio siglo ya desde que te subiste por primera vez a un escenario como El Tate. Entonces eras guitarrista, pero poco después grabaste un disco cantando. ¿Qué te dijo tu padre?

—No se lo creía, pero a mí no me dijo nada, se lo dijo a mi hermana. Cuando le conté que había grabado un disco cantando, la miró y le dijo: «¡Qué poca vergüenza!».

—Anda que si te viera ahora con algunas de las mejores voces de la música española...

—Anda que no. Este disco lo he grabado con la Champions League. Es un doble cedé con mis temás más conocidos desde que empecé, pero ellos los han mejorado.

—¿Tú, en realidad, qué eres, Diego?

—Mi guitarra es mi alma, pero soy un inquieto. Empecé tocándole al Tío Borrico, a la Piriñaca, a Chocolate, a Lola Flores..., pero luego me dio por componer y he tenido suerte. Fíjate, voy a presentar esta especie de antología con un concierto en Sevilla, que es la capital mundial del flamenco.

—No eres cantaor ni guitarrista a la manera clásica. Pero nadie duda de que eres flamenco. ¿Qué es el flamenco exactamente?

—El tópico dice que es una forma de vivir. Y es verdad que nacer en un barrio o en una familia influye mucho. Yo de chico jugaba con Moraíto con la guitarra, no con la pelota. Nuestro juego era el compás y buscar falsetas nuevas. Pero luego descubrí que el flamenco es mucho más, es sobre todo literatura.

—Manuel Molina tampoco era guitarrista ni cantaor, pero ahí está su legado, que es precisamente pura literatura.

—Manuel es el pionero de los cantautores gitanos andaluces. Tocar como él tocaba es mucho más difícil que tocar como cualquier guitarrista que se lleva 20.000 horas estudiando. Tres notas pueden valer más que una sinfonía. Él no se salió nunca de la ortodoxia, pero abrió las puertas a un nuevo flamenco con el disco «Nuevo Día». No podemos enjaular el flamenco sólo para los cabales, hay que darlo al mundo.

—¿Se puede vivir sin compás?

—¡Qué dices, hombre! ¿Tú puedes vivir sin corazón?

—Pues hay mucha gente que va atravesada.

—Todos tenemos nuestro biorritmo, pero unos lo desarrollamos más y otros menos.

—¿El flamenco de hoy va a compás?

—Claro que sí. Esto nunca se va a acabar. Mira cómo cantan el niño de Rancapino, Antonio Reyes, la niña de Terremoto... El flamenco es un arte con mayúsculas y la gente nueva viene bien documentada.

—Escríbeme entonces, con mayúsculas, la letra que mejor te define de todas las que has compuesto.

—La que me describe mejor es la que he hecho nueva en el disco: «Peor que yo no hay quien cante, pero es mi profesión y no me meto con nadie».

—Peor no habrá quien cante, pero para llevar 50 años pegándotela estás divino.

—Gracias, a ver si puedo pegarme otros 50 años sin «arrecogerme».

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