Fernando Delgado: «Los editores no son la Madre Teresa de Calcuta de los escritores»

SEVILLA. Alto, de negro de arriba a abajo y con una locuacidad que no dejaría indiferente ni un consumidor de Prozac. Fernando Delgado se instala en un sillón de un céntrico hotel sevillano, cuyos centros de mesa provocan su ironía. Conversador nato, este escritor y periodista -se pone frente a un micrófono radiofónico todos los fines de semana- se deja llevar por las conversaciones tangenciales: rememorando una infancia en la que le reprendían por desayunarse los restos de la cena o relatando anécdotas de sus años en la radio, como aquella vez que realizó una entrevista a Julia Gutiérrez Caba y tuvo que repetirla después porque se había borrado del ordenador de la radio. «Isla sin mar» (Planeta) es su última novela.-La obra aparece firmada como Fernando Delgado. ¿Cuándo decidió perder la G.?-La «G.» me creaba muchos follones, porque la gente no sabía si era García o Gómez o González, por lo que tenía problemas hasta para confirmar un billete de avión en el aeropuerto. Además la «G.» es poco radiofónica.-«Isla sin mar» sigue a rajatabla los preceptos del género novelístico, entendida como terreno de aluvión y mestizaje, pues en sus páginas se mezclan los libros de viajes, de detectives, prosa poética, referencia irónica al realismo mágico...-La novela está llena de elementos propios del viaje y reflexiones sobre él. También hay un uso del lenguaje poético, pero encaminado a buscar una atmósfera, porque un exceso en ese sentido podría convertir el texto en una novela lírica y no era mi intención. Creo que los elementos más realistas la acercan también a lo que sería una especie de reportaje sobre las islas. La verdad, que esta novela se generó en un viaje a la isla de La Palma, donde conocí el suceso determinante de la historia en una conversación que aparece prácticamente reproducida en la obra.La historia a la que se refiere Fernando Delgado y que teje la trama de la novela es un asesinato rural, un episodio enterrado por la familia del protagonista, un aspirante a escritor que viaja a la isla para desentrañar el secreto.-La novela propone un viaje interior y exterior al secreto familiar escondido en la isla.-Pensé que podía hacer un libro literario de viajes por las Islas Canarias, pero me di cuenta que cada una de ellas tiene una identidad, por lo que tendría que escribir tantos libros como islas y ya no tengo edad para eso.-En el texto se encuentran numerosas referencias al habla y la literatura sudamericanas, algo común en los narradores canarios.-Vas a Canarias y no percibes allí ni África ni Pamplona, sino latinoamérica, pero hay que ser consciente del peligro de abusar de ello en la novela, donde ironizo también sobre estas cosas.-El título de «Isla sin mar» hace referencia a la insularidad, pero también a más cosas.-También a las islas interiores, a las islas que somos y todas las otras islas que hay en la memoria y en el alma humana. Creo, además, que ser insular determina mucho la mirada: el insular es un un hombre consciente siempre del límite. Cuando no tenemos el mar a la vista nos sentimos como encerrados. Eso me pasaba cuando llegué a Madrid, donde me tenía que asomar a las azoteas e imaginar las luces de los puertos.-Ganar el premio Planeta, ¿le cambia la vida a un escritor?-Me cambió la vida en el sentido en que nunca he tenido tanto dinero junto. También me cambió la vida para bien y para mal: para bien, porque adquirí un montón de lectores; para mal, porque habiendo escrito aquella novela con la misma seriedad y rigor que las anteriores, fue denostada y acusada de comercial. Sin embargo, «La mirada del otro» creo que es demasiado compleja como para ser tachada con ese calificativo. El Planeta puede tener para algunos menos prestigio que otros premios que dan otras editoriales, pero los editores no son ni la Madre Teresa de Calcuta ni ONG´s para la protección de escritores.TEXTO: J. MORILLO FOTO: J. L. ORTEGA