CINE
José Coronado y Carlos Santos: «A Alberto Rodríguez le decíamos torturador»
Definen al equipo sevillano con el que rodaron durante 11 semanas «El hombre de las mil caras» como «una fusión de chinos, japoneses, suizos y alemanes que quieren ganarse todos los Goyas»

José Coronado (Madrid, 1957) es Jesús Camoes, el mejor amigo del espía Francisco Paesa , en « El hombre de las mil caras» , la última película de Alberto Rodríguez («La isla mínima», «Grupo 7», «Siete vírgenes») en la que se recrea un rocambesco episodio de corrupción en la España de Felipe González : la huida en 1994 con un botín de 1.500 millones de las antiguas pesetas de Luis Roldán, director general de la Guardia Civil. El actor murciano Carlos Santos (1978), el popular Povedilla de «Los hombres de Paco », encarna al corrupto alto cargo socialista y primer civil que dirigía la Benemérita.
¿Fue fácil trabajar con un sevillano como Alberto Rodríguez?
José Coronado : Con un sevillano que se llama Alberto Rodríguez fue muy fácil.
Carlos Santos : No cuentes lo de torturador, por favor.
¿Torturador?
Jose Coronado: Jaja. Le dije torturador un día del rodaje por el nivel de exigencia que tiene con los actores pero es que ese nivel se lo exige también a sí mismo. No se conforma con el 9,9 si cree que puede conseguir el 10. Fue un mes de ensayos exhaustivos , cosa maravillosa porque en el cine español lo normal es una simple lectura de guión y a rodar. Alberto lo quiere todo: quiere hasta sus pensamientos.
¿Les hizo repetir muchas escenas?
Carlos Santos : En un rodaje tan largo de 11 semanas seguro que sí, que nos hizo repetir muchas veces alguna escena.
Jose Coronado : Llevábamos los deberes hechos y no creo que repitéramos más de cinco o seis veces una misma escena.
Ahora que Sevilla está en boca de toda España con cierta guasa e ironía por su referéndum sobre la duración de la Feria, ¿qué pueden decir sobre la forma de trabajar de los sevillanos y andaluces que forman desde hace muchos años el equipo de Alberto Rodríguez?
José Coronado: Me pareció que era como trabajar con una fusión de chinos, japoneses y suizos. Yo les decía: ¿Es que quereis ganar todos los Goyas o qué?
Carlos Santos : De chinos y de alemanes… Pero cuando acabábamos de trabajar y nos íbamos de cañas, entonces se empezaba a notar que eran andaluces.
José Coronado : Llevo 52 películas y más de treinta años haciendo cine y no había visto nunca una familia más seria y más profesional en este mundo en España que la de Alberto Rodríguez.
Carlos Santos : Y todos, además, reman en una misma dirección. Las discusiones, si es que las tienen, deben guardárselas para ellos. Trabajan con mucho amor, además de rigor.

¿Repetiriáis entonces?
José Coronado : Claro. Recuerdo que el último día de rodaje Carlos se negaba a irse y decía que quería seguir. Lo entiendo: es ir como en un Rolls Royce.
Carlos, ha pasado usted de hacer de Povedilla en «Los hombres de Paco», un tonto que se pasa de tonto, a hacer de Luis Roldán, un listo que se pasó de listo. ¿Cuál de los dos le resultó más difícil de encarnar?
Carlos Santos: Aunque no lo parezca, tienen muchas cosas en común. Primero, que los dos están muy alejados de cómo soy yo como ser humano.
Afortunadamente…
Carlos Santos : Sí, afortunadamente. Cuando compones los gestos de Roldán, lo más importante es que esté cargado de verdad y que esa máscara no enmascare la verdad del personaje. Admito que me lo he pasado bomba haciéndolo.
José Coronado : Tiene mucho mérito lo que ha hecho Carlos con Luis Roldán. Era un personaje muy delicado con el que puedes caer fácilmente en la caricatura. Los envoltorios te ayudan, pero para acertarlo tienes que meterte el personaje dentro y él lo ha conseguido.
Esa calva y esa barba postizas…
José Coronado : Es que a mí lo que ha hecho Carlos con Roldán me recuerda a lo que hizo Robert de Niro con La Motta (el boxeador de «Toro Salvaje», de Scorsese).
Carlos Santos: Gracias, Jóse. Como has visto, hay mucho amor en este rodaje.
¿Tuvo que engordar mucho para ser un Roldán convincente?
Carlos Santos : Unos 8 ó 10 kilos.

José Coronado es Jesús Camoes, un piloto mujeriego que no es ni bueno ni malo sino un amigo leal de Francisco Paesa al que ayuda en todo lo que le pide. ¿Su personaje es de esos que nunca se sabe por dónde va a tirar al final?
José Coronado: Era el personaje más humano de toda esa galería de friquis que rodeaban a Paesa. Y se metió en este periplo por aventura y porque admiraba profundamente a Paesa, no por hacerse rico como todos los demás.
Si le hubieran ofrecido cien millones de pesetas de esa época por traicionar a Paesa dando simplemente al Gobierno español la ruta de regreso de Luis Roldán a España, ¿qué hubiera hecho?
José Coronado : Camoes duda porque en esa época 100 millones de pesetas es mucha pasta, pero él no estaba allí por dinero. Era un tipo de buena familia, que ya lo ganaba bien como piloto, y que no necesitaba hacerlo. También era un tipo muy mujeriego.
Eso también se le da muy bien. No hay película en la que alguna chica joven no acabe a su lado en una cama, aunque en esta película a la chica ni se le vea la cara…
José Coronado: Yo estoy feliz de que me la pongan, ¿qué quiere que le diga?.
¿Cuál es la frase de las que dice Roldán en la película que más les avergonzaría decir o escuchar en la vida real: «mi patria es el dinero» (referida a Paesa), o «yo sólo he hecho lo que hace todo el mundo» (robar)…
Carlos Santos : Esa segunda frase fue uno de los pilares en los que me apoyé para acercarme al personaje. En su situación no me costó nada decirla.
¿Hay mucha verdad en esa frase?
Carlos Santos : Sí. Es la verdad de Roldán. No es que sienta que cualquiera haría lo mismo que él en su posición, sino que es que sabe que lo han hecho.
¿No les parece descorazonador?
Carlos Santos : Pero es que es real. Él veía desde su despacho cómo todo el mundo que le rodeaba se repartía en sobres el dinero de los fondos reservados.
¿Esta película es una radiografía de una época que aún no se ha ido?
José Coronado : Sí. Leí hace poco un titular que decía algo así: «España es Paesa». Y era verdad. En España siempre se ha admirado a los pícaros y él era el rey de los pícaros, aunque por suerte los pícaros ya han dejado de estar bien vistos en España.
Carlos Santos: Cuando Roldán le dice a su padre que se va a meter en política, él trata de disuadirlo, diciéndole que son problemas. Roldán le replica que ha llegado la democracia y que hay que parecerse a Francia, Gran Bretaña o EE.UU.. Entonces el padre le dice: «Sí, pero es que en España viven los españoles». Eso define la película y la ironía con la que observa todo lo que pasó entonces en España.
Carlos, usted que es del 78 y no del 77 como pone Wikipedia…
José Coronado: Sí, Carlos, tú como Sara Montiel, quitándote años...
Carlos Santos: Que no. Es que soy del 78. Lo he intentado corregir pero con Wikipedia no hay manera...
Le iba a preguntar si sabía que Roldán era director de la Guardia Civil y que se fugó de España con un botín cuando le encargaron el papel de la película...
Carlos Santos : Sí. Tenía sólo 17 años pero el caso era muy conocido: estuvo un año entero en todos los medios de comunicación . Había que vivir en Marte para no enterarse.
José, usted que es del 57, seguro que sabría también quién Juan Guerra, el hombre con el que empezó todo...
José Coronado : Jaja, sí, claro que sí. El hermanísimo.
Carlos Santos : Yo también sabía quién era Juan Guerra.
Sus cafelitos y negocietes en la Plaza de España se quedaron en un juego de niños si los comparamos con los que vinieron después.
José Coronado : Sí, pero el gran maestro de los pícaros españoles de la época fue Paesa. Fue el maestro de los Bárcenas y Blesas que luego han campado por España.
¿Los Paesas y los Roldanes de hoy quiénes son?
Carlos Santos: Paesa, de estar en activo hoy en día, se dejaría de chorradas de espías en el CNI y se metería a tesorero de un partido político.
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