Locus amoenus
Libros de 2021
Después de dos sábados sin edición impresa, mi primer «locus amoenus» de 2022 será sobre mis lecturas de 2021. Sólo me ocuparé de autores de habla hispana y no incluiré las obras que ya comenté cada fin de semana del año pasado

Aunque leo más de cien libros al año, en 2021 sólo dispuse de 43 sábados para recomendar un título y por eso ahora quiero ponderar otros títulos que no pude reseñar. Eso sí: «Humano, más humano» (Acantilado) del filósofo Josep Maria Esquirol, ha sido -para ... mí- el mejor libro del año.
NOVELA: Juan Jacinto Muñoz Rengel publicó «La capacidad de amar del señor Königsberg» (Alianza), una novela genial, divertida y transgénero, porque lo mismo es policial, distópica, interplanetaria y quimérica, porque un machirulo abraza la sororidad. También deseo destacar «Borges en Estocolmo» (De Conatus) de Sonia Dalton, seudónimo de un grupo de autores que se unieron para escribir una obra desopilante y que se pitorrean sin piedad de César Aira. Maravillosas también «Volver la vista atrás» (Alfaguara) del colombiano Juan Gabriel Vásquez, «La tierra de la gran promesa» (Random House) del mexicano Juan Villoro, «Tongolele no sabía bailar» (Alfaguara) del nicaragüense Sergio Ramírez, «Sacramento» (Galaxia) de Antonio Soler, «Trayéndolo todo de regreso a casa» (Alfaguara) del argentino Patricio Pron, «El huerto de Emerson» (Tusquets) de Luis Landero y «Albert Speer, un día» (La Huerta Grande) del mexicano Juan Rivera Arroyo, la más grata sorpresa del año.
RELATOS: A pesar de la hegemonía incontestable de Páginas de Espuma -donde sobresalen «Perrita country» de Sara Mesa, «Ni aquí ni en ningún otro lugar» de Patricia Esteban Erlés y «La vía del futuro» del boliviano Edmundo Paz Soldán-, deseo destacar tres títulos: «No dramatices» (Pre-Textos) de Teresa Arsuaga, «Hervaciana» (Tusquets) de Gonzalo Hidalgo Bayal y «Sobre nosotras, Sobre nada» (La Esfera de los Libros) de Rosa Belmonte y Emilia Landaluce, un libro divertidísimo y tremendo, a la vez, escrito al alimón por dos autoras geniales, capaces de tocar todos los palos.
ENSAYO: Jordi Soler ha publicado «La orilla celeste del agua» (Siruela), un libro de una belleza casi mística. Acerca de la moda en estos tiempos digitales, Baruc Corazón escribió «NoDiseño» (La Huerta Grande). José Antonio Gómez Marín puso al día la que fue su tesis doctoral en «La apuesta de Dios» (Renacimiento) y Miguel Saralegui ha compartido un extraordinario estudio sobre el antiespañolismo hispanoamericano en «Matar a la madre patria. Historia de una pasión latinoamericana» (Tecnos). No obstante, el mejor ensayo del año apareció durante la Feria del Libro Antiguo de Sevilla: «Libres y libreras. Mujeres del libro en Londres» (El Paseo) de Yolanda Morató. Sólo para sibaritas.
DIARIOS: Los libros de la escritura del yo están en auge y así tenemos «Quasi una fantasía» (Libros del arrabal) de Andrés Trapiello, «Volver a dónde» (Seix Barral) de Antonio Muñoz Molina, «Sin propósito de enmienda» (Renacimiento) de José Luis García Martín y «Nunca fuimos más felices» (Tusquets) del poeta Carlos Marzal, un delicioso libro acerca de las vivencias futbolísticas con su hijo adolescente. Lo mejor del género.
CRÓNICA Y ARTÍCULOS: Martín Caparrós ha pegado el campanazo con «Ñamérica» (Random House) y no hay lugar para otro título.
RESCATE: No hay nada más noble que rescatar obras y autores del olvido, y así me ilusiona recomendar «Novelas contadas y otras reflexiones sobre literatura» (Pre-Textos) del memorable y finísimo Carlos Pujol; así como «Tiempo de llorar» (Renacimiento), la obra reunida de María Luisa Elio, escritora republicana exiliada en México y a quien García Márquez dedicó «Cien años de soledad». Sin duda el rescate del año, llevado a cabo por Soledad Fox Maura.
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