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Bienal de Flamenco Sevilla 2020

Lita Cabellut, en la presentación del cartel: «El zapateado de Rocío Molina ha sido otro pincel»

Una performance de la bailaora deconstruye el cartel de la Bienal de Flamenco 2020 en las naves de Artillería

Rocío Molina, sobre el cartel Rocío Ruz

Marta Carrasco

Lita Cabellut dijo sentirse sobrecogida cuando entró a la «catedral» de la gran nave de Artillería donde fue presentado su cartel de la Bienal de Flamenco 2020 , una enorme obra que retrataba a una mujer. «No, no es Rosalía, no sabía quien era cuando lo pinté. Ella es una modelo que me sirvió para una serie sobre Frida Khalo», aclaró la pintora ante el parecido del cartel con la cantante.

Lita Cabellut es la primera mujer que hace el cartel de la Bienal . La pintora, una de las más cotizadas de Europa, es de origen gitano, y para ella el flamenco, «es mi esencia. Camarón está ahí todo el tiempo. Hacer esto con Rocío Molina , ha sido un regalo».

Ambas artistas comienzan la ceremonia. Descuelgan el cartel del bastidor. Doce capas de óleo sobre la tela imprimada de una manera especial y llena de material. Lo sitúan sobre un tablao y Rocío Molina lo rodea. Primero baila alrededor, como si tuviera miedo de dañarlo, y luego por fin, sube sobre el y comienza a zapatear. «Tenía miedo de dañarlo, confesaría después. Me veía frágil ante el lienzo, no quería destruirlo.». Pero poco a poco ha ido «deconstruyendo» la obra, ante la mirada de Lita Cabellut cuya cara reflejaba emoción y asombro. «Por primera vez he compartido una obra con alguien», decía la pintora, «quería que quedara como si un cristal se hubiera rajado. El lienzo tiene dos caras, la de la tradición y la de la innovación, como el flamenco, que siempre se renueva. Nosotros lo hemos hecho desde el corazón. Cuando veía a Rocío zapatear estaba viendo mis propias pinceladas. Su zapateado ha sido como un pincel».

Rocío Molina confesaba que «sólo una artista como Lita puede dejar su arte en manos de otra» . En un momento la bailaora para. Parece que todo ha terminado, pero Cabellut le indica que siga. Vuelven la tela, con la pintura sobre el tablao, y con el zapateado comienza a surgir materia craquelada del lienzo.

Y cuando parecía que todo había acabado, surge del fondo de la nave la voz inconfundible de tía Juana la del Pipa , puro Jerez por seguiriyas. Canta Juana y baila Rocío. Gira una y otra vez sus pies sobre la tela que se encoge sobre sí misma en el tablao. Incluso suena, se desmembra, parece quebrarse.

Termina la cantaora por toná y se abraza a Rocío, que llama a la pintora y las tres mujeres contemplan la obra, en medio de la nave. «Se acabó», dice Rocío Molina.

Soy artista antes que mujer

Dice Lita Cabellut que ella es artista antes que mujer y que lleva el flamenco «en mi herencia genética. Me gusta mucho. Pero más que gitana me siento mujer y artista, y es maravilloso ser la primera mujer en hacer un cartel de la Bienal». Y sobre su condición afirma que lo mejor que le ha pasado en la vida es ser mujer, «he podido parir, y eso nunca me lo hubiera querido perder».

Dice la pintora que se mezcla poco con el mundo, «estoy en mi estudio y voy al mundo si necesito nuevos temas sociales. En ese momento salgo y me encuentro con cosas y me las llevo a casa».

Lita Cabellut comenta que Camarón le enseñó a pintar, «siempre escucho flamenco, toda mi vida. He sido una gran amante de Camarón. Lo que hoy se ha visto, a esta bailaora, no es un baile o una pintora, es la esencia y la emoción del arte al llevarlo todo a un nivel de libertad, teniendo la perfección de horas de formación. Yo el flamenco lo vivo como algo muy intenso porque de ahí saco la inspiración. El flamenco es parte de mi vida y Camarón está todos los días presente en mi estudio».

Vendrá a la Bienal de Flamenco , «y tanto, y además, a mi Sevilla me ha robado el corazón. Hace treinta años que estuve aquí. El tiempo en esta ciudad sigue siendo humano. He estado cuatro días y he caminado unos 18 kilómetros al día. Quería beberme la ciudad. Como cuando entramos aquí, en esta catedral (refiriéndose a las naves de Artillería ). Hay un número cuatro por ahí pintado en púrpura rosa, que es mi color, y eso es buena suerte. Y le dije Rocío, donde hay esta belleza no puede haber nada mal, y encima salió una paloma blanca y dije: éste es Camarón».

La performance de Rocío Molina con la obra de Lita Cabellut fue seguida por un reducido público entre el que se encontraba la bailaora Cristina Hoyos , la cantaora Rosario la Tremendita o el nuevo director del Instituto Andaluz de Flamenco, Ricardo Pachón, además del delegado municipal de Cultura, Antonio Muñoz y la secretaria general de la Consejería de Cultura, Mar Sánchez Estrella.

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