Locus amoenus
Lujo sevillano en América
Cuando lo español estaba de moda en USA y Colón era el gran héroe americano después de Washington, Sevilla y lo sevillano fueron fuente de inspiración para artistas, escritores, arquitectos, coleccionistas y directores de cine

El hispanista Richard L. Kagan, catedrático emérito de Johns Hopkins University, publicó hace un par de años un extraordinario estudio que por fin puede leerse en español –‘El embrujo de España. La cultura norteamericana y el mundo hispánico, 1779-1939’ (Marcial Pons, 2021)-, en impecable ... traducción de Pablo Sánchez León. Se trata de una fastuosa monografía donde Kagan documenta un período de la historia de Estados Unidos -entre 1898 y 1934-, donde la manía, locura o fascinación hacia lo español, sedujo a los artistas, intelectuales y millonarios americanos. Durante aquellos años, la mala prensa de la «Leyenda Negra» y el antihispanismo de la guerra del 98 pasaron a un segundo plano, de manera que lo español no sólo se puso de moda, sino que las raíces hispanas de los Estados Unidos fueron reivindicadas y exaltadas con entusiasmo.
Noticias relacionadas
Por las páginas de ‘El embrujo de España’ desfilan pintores como Sargent y Chase, filántropos como Robert Lamborn y Archer Huntington o arquitectos como Ralph A. Cram o Thomas W. Hastings, diseñadores -entre otros- de los edificios de estilo español y -más concretamente- andaluz, que se pusieron de moda en grandes ciudades de Estados Unidos a comienzos del siglo XX, cuando la «búsqueda de las raíces» le imprimió un sello singular a la arquitectura mundial, pues el neo-romano irrumpió en Italia, el neo-mudéjar en España y el neo-precolombino por distintos países hispanoamericanos. En los Estados Unidos de América triunfó el neo-español y Richard Kagan describe aquel apasionante proceso no sólo en su dimensión arquitectónica, sino en lo músical, lo plástico, lo literario y el coleccionismo, por no hablar del cine y los musicales de Broadway. Fueron los años esplendentes de la Hispanic Society de Nueva York y de la popularidad de Sorolla, Zuloaga, Blasco Ibáñez, Manuel de Falla, Enrique Granados, Antonia Mercé «Argentina» y -por supuesto- Federico García Lorca.

En aquel contexto donde lo hispano encarnaba lo chic, el lujo y la elegancia, diversos monumentos españoles fueron replicados a lo largo de los Estados Unidos, y así fue como Sevilla y lo sevillano se convirtieron en el sello más distinguido de la identidad hispana. Ahí están las Giraldas de Miami, Chicago, Kansas City, El Viejo San Juan y la desaparecida de Nueva York, entre otras, aunque en ‘El embrujo de España’ Richard Kagan incluye en esa enumeración a hoteles de lujo como el Hotel Alcázar de Cleveland, el Spanish Court de Chicago, el Hotel Arlington de Arkansas, la Spanish House de Connecticut o el Cloyster Inn de Pennsylvania, donde -por cierto- el arquitecto Addison Mizner construyó otro hotel que se llamó La Ronda.
Por lo tanto, no debería extrañarnos que, en medio de aquella efervescencia andaluza, surgieran proyectos de villas o urbanizaciones de casas de estilo sevillano para las clases medias que aspiraban a niveles más altos de vida. Richard Kagan nos descubre así la promoción de «Shores of Seville» (Costas de Sevilla), una villa para burgueses elegantes en la ciudad de Massapequa en Long Island. El anuncio que ilustra nuestra página proviene de la campaña publicitaria que los promotores realizaron en el ‘Daily Eagle’ de Brooklyn en 1926, exhumado de las hemerotecas por Richard Kagan. El anuncio no tiene desperdicio, porque el dibujo del presunto sevillano parece más inspirado en una célebre fotografía de 1921 del actor Rodolfo Valentino -cuando encarnó al arquetipo del «Wild Gaucho»- que en un sevillano vestido de corto.
Con todo, lo esencial es que en el imaginario americano de fines del XIX y comienzos del siglo XX, lo sevillano era sinónimo de lujo, elegancia y sofisticación, tanto para la decoración como para el diseño de las viviendas con las que soñaban las nuevas clases medias estadounidenses. Y como los sueños, sueños son: hasta Rodolfo Valentino era otro sueño sevillano.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete