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Bienal de Flamenco de Sevilla 2018

Más despacito, María

La Terremoto dio un recital de fuerza en el Café Alameda, pero con muchas cosas que pulir todavía, sobre todo en el control de su vozarrón

La cantaora jerezana, en el Café Alameda M.J. LÓPEZ OLMEDO

Alberto García Reyes

A María Terremoto hay que decirle lo que le dijo Manolito de María a su guitarrista, Fernández el Negro, en el «Padrenuestro» por bulerías. «Más despacito, miarma» . La nieta de la leyenda jerezana está plagada de virtudes, pero le quedan muchas cosas por pulir. Tiene 19 años . Toda la vida por delante. Tranquilidad. En el Café Alameda demostró que sabe estar en un escenario y que su voz hace honor a su estirpe. Si tiene paciencia y no corre será una cantaora de la máxima categoría. Pero cuidado con encumbrarla demasiado pronto, que esto no ha hecho más que empezar y todavía es mera fuerza. Poco más. Aún no hay matices en su voz , que se ha acostumbrado a cantar al límite y que a veces es más estridente que punzante. En cuanto se le baje un poquito la llama, habrá materia. Por ahora sólo hay condiciones.

Sabe lo que hace por toná o por malagueñas del Mellizo —con granaína en la salida—, que son tesoros del repertorio de su casa. Va sobrada de compás por bulerías y por alegrías. Domina la escena y se baila con mucha rabia. Pero no tiene por qué meterse en los terrenos de Juana la del Revuelo por tangos. Porque ahí es difícil empatar. Igual que en los tientos de Gaspar de Utrera , que no admiten vozarrón, sino sollozos. María ha cogido un camino muy bueno, el de Juana o Aurora Vargas , y si Dios quiere se hará dueña de ese espacio. Porque sus facultades son innegables y porque su empaque sobre las eneas es impropio de una niña de su edad, como quedó patente en la zambra con Pedro el Granaíno haciendo de Caracol y ella de Lola Flores. En el de Graná tiene el espejo perfecto para mirarse y crecer.

Pero cuidado con correr, que precisamente por su juventud es obligatorio no regalarle los oídos. Como aficionado, aspiro a que la Terremoto se consagre porque nos hacen falta artistas con poderío y porque ella está en posesión de lo más caro. Por eso le estoy haciendo esta crítica. Ya habrá tiempo para el elogio . Ahora hay que seguir trabajando para cantar sin estar pendiente del cante. No hay prisa. El flamenco espera lo que haga falta.

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