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Ópera

La Mujer Tigre frente a la mujer libre

La voz grande, portentosa, arrasadora, providencial de la jovencísima Reyes Carrasco (cumplía 16 en este día de estreno) nos impresionó

Un instante de la ópera 'La mujer tigre' Raúl Doblado

Carlos Tarín

El Teatro de la Maestranza presentaba en el Teatro Lope de Vega esta ópera de cámara, que partía de la crítica a un etiquetado social de la mujer mediante adjetivos descalificativos, y seguía con un encadenamiento igualmente tozudo de frases hechas con un matiz siempre peyorativo, sin que sepamos bien si los emisores de tales caracteres o frases eran hombres, mujeres o la sociedad en masa, aunque ya podemos imaginar a qué norte puede apuntar el dedo índice permanentemente magnetizado de la propuesta. Para destensar la iterativa duplicación de lo único, se recurrió a buscar lo 'divertido' de las redes sociales , donde todos opinaban sobre la Mujer Tigre y su búsqueda del empoderamiento, reducido a veces al escueto 'salvad al tigre' o 'matad al tigre' y otras opciones similares.

¿Pero quién orquestaba toda esta 'defensa' a ultranza de esas 'etiquetas' que planteaban sobre la mujer de forma tan maniquea, tan exclusiva como excluyente? Pues los paladines eran, naturalmente, hombres: Fran Pérez Román, Julio León Rocha y Manuel Busto , 'valedores' de los 'derechos' femeninos, considerando a la mujer con ese trato paternalista como a una menor de edad intelectual. Pero en la obra ellas a cantar y a bailar, que es lo suyo. Y vamos a terminar con los tópicos.

Sin embargo las tres protagonistas artísticas parecían desdecir con su arte a sus 'mentores'. Natalia Labourdette ha sido muy premiada a lo largo de su corta carrera, y en esta ciudad la descubrió el concurso de Nuevas Voces de Sevilla, y desde entonces su presencia ha sido constante en la ciudad: 'Falstaff', 'Così', 'El dictador' o de la mano de Pauline Viardot . En todas estas actuaciones destacamos siempre su registro limpio, fresco, versátil; su claridad de dicción, tanta como la de su expresión, al igual que ocurría esta vez. Su rol la obligaba además a una perfecta afinación, dada la dificultad planteada por las disonancias de la melodía, a veces entendida como una suerte de ariososo, o en su relación con el levantisco foso (muy bien el Trío Arbós). Y si ha colaborado tantas veces desde 2017 ha sido por sus méritos indudables y no por ninguna otra causa ajena al canto.

La voz grande, portentosa, arrasadora, providencial de la jovencísima Reyes Carrasco (cumplía 16 en este día de estreno) nos impresionó. Con nueve años ganó el Certamen Internacional Cantes de las Minas de La Unión para menores de 25 años o fue Artista revelación del Festival de Jerez y Venencia Flamenca del Festival de la Mistela (2021 ambos). Tampoco nadie le ha regalado nada .

Y es que su voz no es sólo cuestión de volumen, sino de anchura de registro -sorprendente por su juventud-, de una madurez adelantada y un canto absolutamente inteligible, hasta el punto de no necesitar los sobretítulos para nada . Lo de Mujer Tigre le venía al pelo, por su garra, poderío, por su dominio escénico y vocal avasallador. Ella asumió la parte flamenca, así que sus melodías no presentaban las discordancias de la soprano, y el acompañamiento no se mostraba tan acerado, siquiera en parte por una canalización de la música sobre ritmos más regulares, que coincidían o se relacionaban estrechamente con los que sustentan los palos flamencos. Y lo más sorprendente es que haya aceptado esta apuesta sobre una música absolutamente alejada de la suya.

De igual manera, hay que quitarse el sombrero ante el trabajo sugestivo e inteligente de Paula Comitre , toda fuerza, toda energía, toda expresión. El flamenco danzado hace más tiempo que frecuenta la música más actual, pero aún así hubo una gran cercanía a las difíciles sonoridades, ductilidad, permeabilidad, lo que deja un estremecimiento en el espectador ante su fusión con el espectáculo. Su momento más vistoso lo compartió taconeando y moviéndose al compás de un fenómeno de la percusión flamenca, Agustín Diassera (nos sorprendió con Fahmi y su Accademia), junto al no menos interesante Antonio Moreno, ambos percutiendo sobre una mesa de madera, a los que se sumó Juan M. Jiménez, desde el saxo, con un eficaz efecto percusivo conocido como 'slap'.

Una última observación: en una ópera al uso salen a saludar uno a uno todos los artistas (excepto coros o grupos). Aquí también lo hicieron, menos las grandes protagonistas, que aparecieron juntas (ya lo hicieran por su cuenta o estuviera pensado así, es responsabilidad del director de escena que esto no hubiera ocurrido): el público, con su aplausómetro, expresa el grado de satisfacción con los artistas, y en el caso de las cantantes, pasó del aplauso a la aclamación. Si hubiesen salido separadas, hubiesen sido dos aclamaciones durante el tiempo que el respetable hubiese considerado adecuado a su arte, que fue mucho. Pero es que además estuvo cortado inmediatamente por la salida de otros artistas, no fuera que ellas se llevasen todo el mérito cosechado.

Ópera de cámara : 'La Mujer Tigre' de Manuel Busto. Intérpretes: Reyes Carrasco (cantaora), Natalia Labourdette (soprano) y Paula Comitre (bailaora). Trío Arbós. Proyecto Lorca. Percusión: Agustín Diassera. Director musical: Manuel Busto. Dramaturgia: Julio León Rocha. Dirección de escena: Fran Pérez Román. Movimiento escénico: Silvia Balvín. Iluminación: Benito Jiménez. Vestuario: Gloria Trenado. Lugar: Teatro Lope de Vega. 12/03/2022.***

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