Locus amoenus
Las mulatas del Guadalquivir
Quinientos años más tarde, las mulatas del Caribe son las más famosas; pero antes del Tropicana y del Habana Libre, el embrujo lo tenían las mulatas del Guadalquivir

Gracias al acervo de estudios disponibles, ya nadie debería extrañarse por la presencia de población afroandaluza en la Sevilla de los siglos XVI y XVII, pues basta con recordar títulos como ‘La antigua hermandad de los negros de Sevilla. Etnicidad, poder y sociedad en seiscientos ... años de Historia’ (1997) de Isidoro Moreno, ‘Semillas de ébano: el elemento negro y afroamericano en el baile flamenco’ (2001) de José Luis Navarro García, ‘Esclavos en la pintura sevillana de los siglos de oro’ (2011) de Luis Méndez Rodríguez, ‘El ritmo perdido: sobre el influjo negro en la canción española’ (2012) de Santiago Auserón o los dos libros de Jesús Cosano, ‘Hechos y cosas de los negros de Sevilla’ (2017) y ‘Las negras de la Inmaculada’ (2019).
No obstante, los conocedores de la literatura del Siglo de Oro y sobre todo del teatro clásico español, siempre han sabido que todas las comedias de Lope de Vega con personajes negros o mulatos transcurren en Sevilla , como ‘Los Comendadores de Córdoba’, ‘El amante agradecido’, ‘El Arenal de Sevilla’, ‘La octava maravilla’, ‘Amar, servir y esperar’, ‘El santo negro Rosambuco de la ciudad de Palermo’, ‘El negro del mejor amo’, ‘La victoria de la honra’, ‘Servir a señor discreto’, ‘La limpieza no manchada’ y ‘El premio del bien hablar’. Por otro lado, Miguel de Cervantes incluyó un decisivo y musical criado negro sevillano en ‘El celoso extremeño’ y Francisco de Quevedo hizo lo propio en su ‘Pragmática que han de guardar las hermanas comunes’, porque los afroandaluces sevillanos dieron mucho juego literario desde que Rodrigo de Reinosa incluyó en sus diálogos los versos de ‘Comienzan unas coplas a los negros y negras: y de cómo se motejaban en Sevilla un negro de Gelofe Mandinga y una negra de Guinea’, en la segunda década del siglo XVI.
Y como la promiscuidad siempre ha sido muy fecunda, Sevilla se pobló de mulatas que sazonaron la vida cotidiana embrujando al personal, pues las mulatas sevillanas eran célebres porque echaban las habas, hacían amarres y zurcían virginidades, como la mulata Belisa de ‘El amante agradecido’ de Lope o la mulata Rufina María de ‘El diablo cojuelo’ de Luis Vélez de Guevara. De hecho, de los legajos de la Inquisición traigo a dos mulatas sevillanas condenadas por ejercer la brujería. A saber, Bárbola de Zamora, procesada en Zacatecas (México) en 1570, e Isabel Bautista, procesada en Toledo (España) en 1638.
Bárbola de Zamora fue acusada por hechicera, alcahueta y ensalmadora, aunque lo más curioso es que a sus clientes les preparaba bebedizos alucinógenos a base de peyote. Aquella mulata sevillana estaba casada con un español, había ejercido como comadrona y además poseía esclavas y criadas indígenas. Es decir, que tenía una cierta jerarquía social que arriesgó y perdió por dárselas de hechicera. Isabel Bautista también fue acusada por hechicera en Toledo , pero los comisarios de la Inquisición nos hicieron el favor de transcribir las invocaciones que la mulata sevillana le hacía a los demonios. Ojo al manojo: «Diablo Mayor del peso del Rey, Diablo de Zocodover, Diablo del Ayuntamiento, Diablo de Santo Tomé, Diablo del Arrabal, ni dicho doy ni os lo quito, hasta que me otorguéis esto, que os pido». Que exista un «Diablo del Arrabal» parece lógico y que el «Diablo Mayor» pese lo mismo que el Rey, tiene un pase; pero ¿y el «Diablo del Ayuntamiento»?
Según el ‘Diccionario de Autoridades’ (1726), un ayuntamiento sólo podía ser dos cosas: «Lo mismo que Cabildo o Regimiento que se forma en las Ciudades y Villas, del Corregidor, Alcaldes y Regidores» o «Lo mismo que cópula carnal, la junta de hombre y mujer». ¿A qué diablo invocaba la mulata Isabel Bautista? Sin duda al del gobierno municipal, porque Peso del Rey, Zocodover, Santo Tomé y Arrabal son lugares señalados de Toledo. Por lo tanto, sospecho que a Isabel Bautista no la condenaron por invocar al demonio, sino por revelar que se escondía en el Ayuntamiento.
Quinientos años más tarde, las mulatas del Caribe son las más famosas ; pero antes del Tropicana y del Habana Libre, el embrujo lo tenían las mulatas del Guadalquivir.
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