Sevilla
Neveras infantiles para extender a ultramar la vacuna contra la gran pandemia del siglo XVIII
El Archivo de Indias de Sevilla muestra por primera vez documentos de la expedición de Balmis, un hito de la medicina que permitió inmunizar frente a la viruela a la población de Latinoamérica y Filipinas
A muchos de los que han seguido la actualidad la pandemia les sonará la ‘operación Balmis’ , nombre bajo el que se desarrolló el mayor despliegue del Ejército español en tiempos de paz para hacer frente al Covid-19 . Y ... bastantes, especialmente si son madrileños, identificarán el nombre de Isabel Zendal con el hospital que construyó esa comunidad para luchar contra el coronavirus.
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Pero muchos menos conocen, a buen seguro, que el médico militar Francisco José de Balmis y la enfermera Isabel Zendal forman parte de la historia de España del siglo XVIII, ya que participaron en hito de la medicina impulsado por Carlos IV : la conocida como Real Expedición Filantrópica de la Vacuna , que permitió inmunizar frente a la mortífera viruela a más de 300.000 personas en Canarias , buena parte de Latinoamérica —de México a Perú—, Filipinas y China . En Europa esta pandemia había segado la vida de 60 millones de personas.
Para trasladar la vacuna a ultramar, Balmis ideó un inteligente método para mantener activo el virus, cuyo suero solo podía almacenarse durante diez días, muy poco en un viaje tan largo. Para ello, utilizó a una veintena de niños sanos procedentes de varios hospicios, entre ellos el Orfanato de la Caridad de La Coruña que dirigía Isabel Zendal, a los que fue inoculando progresivamente el virus . Es decir, el médico militar usó a estos infantes en 1803 como neveras humanas para transportar la vacuna.
A esta misión, que fue un hito para la medicina y una historia tan fascinante que ha inspirado novelas de éxito —’A flor de piel’ (2015), de Javier Moro —, se refieren algunos de los catorce documentos, todos ellos relacionados con la historia de la medicina fechados entre los siglos XVI y XIX, de la exposición ‘El poder de los archivos: conservar y curar la memoria’, que puede verse en el Archivo de Indias de Sevi lla hasta el 15 de septiembre.
«Con esta exposición queríamos hacer un pequeño homenaje a quienes nos han curado y han estado en primera línea frente a la pandemia , y también mostrar cómo nosotros curamos y cuidamos nuestros documentos», explica la directora del Archivo de Indias, Esther Cruces .

Entre los documentos, que se exponen todos por primera vez, destacan los que permiten descubrir detalles del proceso que siguió Balmis con los niños para conservar activo el virus en sus cuerpos. Durante la travesía, el médico militar infectaba del virus de la viruela de las vacas —mucho menos mortal y que permitía la inmunización humana— con una lanceta a dos de los veintidós niños. Estos enfermaban y les salían unas pústulas de las que Balmis extraía el suero que inoculaba a otros dos. Y así hasta llegar a puerto.
Niño con pústulas
Uno de los grabados que se exponen en el Archivo de Indias, fechado en 1804, muestra a un niño con tres pústulas con la evolución de su tamaño y aspecto, mientras que otro fechado en México, presenta una relación de veintiséis niños reclutados en aquel reino para continuar con el proceso de expansión de la vacuna hacia Filipinas.
«En ese listado aparecen los nombres de los niños, las localidades de procedencia, el reconocimiento expreso de sus padres...», explica el jefe del departamento de Conservación del Archivo y coordinador de esta exposición, Manuel Álvarez , quien añade que los progenitores recibían una compensación económica por prestar sus hijos ese servicio.
«Es una historia fascinante y con la que queríamos reflejar la importancia de esta expedición en lucha contra las enfermedades», indica Álvarez sobre una exposición en la que también pueden encontrarse un ejemplo de una especie de primitivo gel hidroalcohólico para evitar transmisiones de virus.
«Mostramos una carta del siglo XIX proveniente de Cuba que fue desinfectada para evitar el contagio del cólera . Para ello, los pliegos de la carta se han acuchillado y sumergido en agua con vinagre , lo que manchaba el papel y no tenía efectividad. Además, estos documentos solían guardar cuarentena », comenta.
La exposición también presenta grabados y dibujos, e, incluso, muestras de hoja de quina amarilla de 1789. Así se puede ver un dibujo de 1790 de una planta de guaco , destinado al boticario mayor del rey, señalándole que era buena frente a la mordedura de culebra o un plano de 1797 del hospital que se construyó en la ciudad venezolana de Cumaná .
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