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LITERATURA

«“El Quijote” se cita mucho pero se lee poco»

El hispanista Jean Canavaggio reflexiona paseando por la capital andaluza sobre la actualidad de Cervantes

Jean Canavaggio en la Plaza Nueva de Sevilla J.M.SERRANO

Eva Díaz Pérez

Jean Canavaggio pasea por la Sevilla cervantina reconociendo los lugares de la ciudad en la que el escritor gozó, sufrió y conoció las bondades y aristas de la condición humana que luego plasmaría en sus obras. El biógrafo de Cervantes regresa a Sevilla para inaugurar el ciclo de conferencias «Nobleza en la Literatura del Siglo de Oro», que organiza la Real Maestranza de Caballería de Sevilla junto a la Fundación Cultural de la Nobleza Española, para adentrarse en las páginas de «El Quijote» y desvelar cómo narró el ingenio de las letras la radiografía aristocrática de la España en la que vivió.

Canavaggio reconoce la Sevilla que vio Cervantes. ¿Qué queda de aquello? Reconoceríamos la catedral, las Gradas, el Guadalquivir o el Arenal como paisajes similares, pero ¿y el paisaje humano? ¿Dónde están los pícaros, los Monipodios, los Carrizales peruleros como los nuevos ricos celosos? «No me atrevería a definir lo que queda de aquella Sevilla cervantina porque tendría que conocer con más profundidad la ciudad», asegura.

Sin embargo, el hispanista Jean Canavaggio, catedrático de Literatura Española en la Universidad de París X y correspondiente de la Hispanic Society y de la Real Academia Española de la Lengua, sí que conoce bien Sevilla. La primera vez que la recorrió fue a mediados de los cincuenta siendo un estudiante que no imaginaba que algún día escribiría la biografía que aún hoy es la referencia fundamental sobre el autor de «El Quijote». «En aquella época yo me quedaba en una pensión que había por la judería. Yo era muy amigo de un sobrino de Joaquín Romero Murube, el alcaide del Alcázar, al que conocí muy bien. Gracias a ese amigo me quedaba a cenar muchas noches allí», evoca.

Aquel joven se convirtió en uno de los hispanistas de referencia a la altura de Bataillon o Braudel. Su obra es fruto de toda una vida dedicada a la literatura española con dedicación especial a Cervantes. Su biografía «Cervantes, en busca del perfil perdido» obtuvo el premio Goncourt de Biografía en 1986. Cervantes y «El Quijote» siguen siendo inagotables y Canavaggio continúa incorporando las novedades sobre el autor y su obra.

«En la última edición de 2015 de la biografía añadí las aportaciones de nuevas investigaciones acerca del casamiento y el viaje de Cervantes de Esquivias a Sevilla. O lo que se ha descubierto en archivos recientemente sobre las comisiones comisiones andaluzas. De eso deducimos ahora que no era un profesional de las letras sino un hombre de negocios. Un hombre que escribe y trata negocios . Esa otra cara de Cervantes no se conoce bien, porque muchas veces se ha argumentado el tópico de la pobreza, que no es totalmente cierto».

Canavaggio prepara una obra definitiva que resume una vida cabalgando junto a Cervantes y Don Quijote. Será un diccionario dedicado al escritor donde repasa la fortuna de la más famosa criatura literaria. «Me interesa cómo recibieron a Don Quijote los lectores y escritores posteriores . Por ejemplo, Laurence Sterne en el siglo XVIII, que lo vio como una figura de referencia. O luego en el siglo XIX con la reinterpretación de los románticos que lo ven no como un personaje de risa sino un caballero ideal. Más tarde, las miradas de Flaubert, Dickens, Dostoievski o Melville y así hasta las meditaciones filosóficos de Unamuno», explica sobre esa obra en marcha que pasea por la memoria del sabio hispanista.

¿Y cómo recorre Don Quijote la contemporaneidad ? ¿Cómo se enfrenta a los molinos de viento del presente? «Sigue estando ahí, es evidente, pero hoy “El Quijote” se cita mucho pero no se lee. No es una obra que se preste a las lecturas breves y de urgencia de hoy. Sin embargo, el personaje goza de vitalidad pero más por sus versiones en el cine o en el cómic». Esta época líquida y veloz incluso ha «traducido» «El Quijote» al lenguaje de este tiempo, como hizo el escritor Andrés Trapiello con su adaptación de la obra al castellano actual. «Bueno, habría que ver hasta qué punto este Quijote remozado lleva a los lectores al original o es un callejón sin salida», plantea con cierta duda.

El profesor Jean Canavaggio pasea entre el pasado y el presente. Y es consciente de cómo el pasado histórico aparece entre las noticias de la actualidad, algo que sorprende en un país como España, heredero de un mapa de cicatrices y anomalías históricas.

«Puede ser un peligro esa reivindicación de un pasado glorioso en clave patriótica porque nos lleva a volver a un pasado congelado», asegura refiriéndose a muchos fenómenos de revitalización histórica en el presente. La reflexión de Canavaggio se podría aplicar a la reacción actual ante la forja de la leyenda negra contra España y, por otro lado, a la politicación y tergiversación de la Historia en Cataluña. «Se ha dado una reinterpretación errónea del pasado como si hubiera existido una Cataluña independiente desde el siglo XVIII. Es una visión falsa que además se enseña en las escuelas. Yo estuve presente en el boicot que se hizo en la Universidad de Barcelona a una conferencia del profesor Ricardo García Cárcel en homenaje a Cervantes. Y Julio Llamazares en su libro “El viaje de Don Quijote”, del que he escrito el prólogo, recuerda que cuando preguntó a gente de Barcelona si habían leído el libro de cervantes, le contestaron: ‘Nosotros más que del Quijote, somos del Tirant’», comenta con una sonrisa de amargura.

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