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«Volando hay que estar siempre tranquilo, no alterarse nunca»

Javier Hernández Gallardo_Fotógrafo aéreo

«Volando hay que estar siempre tranquilo, no alterarse nunca»

Dirige una escuela de vela en Punta del Moral, practica escalada y natación, fue campeón de España de wind-surf, y a sus 33 años ha sobrevolado con paramotor los parques naturales andaluces y ha documentado un trabajo enciclopédico sobre cortijos andaluces.

—¿Con cuántas hora de vuelo cuenta ya?

—Sinceramente, no las he contado. Muchísimas, aunque no me canso.

—¿Habrá hecho más fotos desde el aire que desde tierra?

—Eso es seguro, la verdad es que he encontrado en la fotografía aérea mi forma de expresión.

—¿Cree que para un fotógrafo el punto de vista ideal es el de los pájaros?

—Depende del punto de vista del fotógrafo. Cada uno tenemos uno en concreto, y es desde ése desde el que nos gusta fotografiar.

—Se lo decía por el título que le puso a su exposición, «El vuelo del alcatraz».

—La verdad es que no lo inventé yo, lo propuso el comisario de la exposición, Antonio Torres, y me pareció correcto, ya que hasta no hace mucho tiempo sólo las aves tenían ese punto de vista.

—¿Aceptaría encargos de la prensa del corazón para sobrevolar casas de famosos e intentar sorprenderlos?

—No. Me dedico a fotografiar el patrimonio natural y cultural principalmente, así como paisaje en general, por el momento en Andalucía. Hay que dejar que cada uno viva como quiera en su casa. Mi sueño es dejar una serie de publicaciones con un enfoque personal sobre el magnífico patrimonio semi-salvaje que aún nos queda en Andalucía y del panorama de interacciones del hombre en la naturaleza, como cultivos, asentamientos, industria. Seguramente estas publicaciones no tengan mucho interés ahora, porque no apreciamos lo que tenemos, pero imagínese dentro de 400 años, todo ese patrimonio maravilloso.

—¿No le gusta nada el trabajo de los paparazzi?

—Es un punto de vista distinto al mío, de dejar constancia del mundo que nos rodea. Yo, la verdad, es que ando completamente alejado de ese mundo. Soy un auténtico ignorante del «famoseo».

—¿Con cuántas cámaras se sube a su «paramotor»?

—Una, y varias ópticas. En el aire es importante prescindir de todo lo posible.

—¿Cuánto suelen durar sus vuelos?

—El rendimiento va en función del tiempo que aguanto, de las condiciones climatológicas, dependiendo de cómo esté la luz, aunque lo estiro todo lo que puedo.

—Me han dicho que ha hecho fotos con temperaturas de 15 grados bajo cero allí arriba ¿aguanta bien el frío?

—No sé quién se lo habrá dicho, yo no llevo termómetro a bordo. Aunque en invierno hace bastante frío, actualmente existe ropa para soportarlo bien. El problema son las manos, ya que al necesitar tacto no puedo usar guantes que abriguen demasiado. Al final he encontrado la solución en unos guantes de neopreno que me compré en Laponia para pescar en hielo, además tienen unas rendijas para sacar las yemas de los dedos, así puedo cambiar las tarjetas.

—¿Nunca ha tenido miedo volando?

—¡Mas miedo me da quedarme todo el día viendo la tele en el sofá! Por eso no tengo tele.

—¿Y nunca ha temido por su integridad?

—Nunca. Me preocupo de que mi equipo esté en perfectas condiciones para que no falle. También me aseguro de estar siempre en situaciones controladas. Y un truco, estar siempre tranquilo, no alterarse en ninguna situación.

—También practica la natación y la escalada, cualquiera diría que está empeñado en romperse un hueso…

—La verdad es que llevo escalando quince años y ni yo, ni nadie del grupo que me rodea, se ha roto nunca nada… Sinceramente, no creo que me rompa nunca nada. En natación tampoco.

—Pero parece que le gusta el riesgo…

—No, siempre estoy tranquilo, no me arriesgo aunque esté surfeando una ola de tres metros. Conociendo cuáles son nuestras limitaciones y no sobrepasándolas no estamos en riesgo, aunque a quienes desconozcan esto les parezca lo contrario.

—O sea, que la profesionalidad y la aventura son compatibles.

—Los que sean profesionales de verdad, sí.

—¿Y se puede conservar la sensibilidad siendo un tipo duro?

—No lo sé, no soy un tipo duro. Tipos duros los 18 marineros españoles que consiguieron dar la vuelta al mundo de la expedición de Magallanes o José Luis Ugarte.

—También es profesor de vela en la Punta del Moral. ¿Cuál debe ser la primera condición de un buen navegante?

—Prudencia. Ser consciente de sus limitaciones en función de su experiencia y de la embarcación que lleve. Se puede dar el caso de que un windsurfista experto navegando en un temporal sea más seguro que alguien sin ninguna experiencia navegando un día aparentemente tranquilo en el sitio equivocado.

—¿Ser campeón de España de wind-surf fue una de sus mayores satisfacciones?

—No demasiado. Aparte que era en la categoría juvenil, que tampoco es tan importante. Lo que sí me produjo gran satisfacción es el haberme dedicado varios años, y uno de ellos exclusivamente, a navegar en wind surf, una de mis grandes pasiones. La verdad es que todo el mundo debería probar estar en alto nivel en algún deporte.

—¿Y qué reporta mejores ratos, el wind-surf o el kitesurf?

—Para mi gusto depende del viento y olas. Más de 20 nudos, windsurf con olas, menos de 20, kitesurf, que funciona con menos viento.

—¿Adónde es lo más lejos que ha ido en busca de olas o de viento?

—A Dackhla, Sahara, antigua Villa Cisneros.

—¿Y qué fue lo mejor que encontró allí?

—Saharauis muy acogedores, incluso nos hospedaron gratis. Y olas perfectas, con el viento en la orientación justa para poder aburrirte en una sola ola. Esos días navegas hasta que te empiezan a fallar los brazos y es peligroso seguir…

—¿Volverá pronto o ha encontrado destinos más exóticos?

—Posiblemente, aunque esta primavera va a ser bastante exótica en Andalucía.

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