Las danzas que vio Lorca

Llegó por fin el montaje al teatro de la Maestranza de Sevilla, con un añadido especial, y es que en homenaje a Antonio el Bailarín, cuyo centenario se ha venido celebrando en un congreso organizado por la Universidad Hispalense, el Ballet presentó un baile previo al comienzo del espectáculo: la icónica caña de Antonio.

En su estreno original el 22 de marzo de 1920, la obra de Lorca contó con la presencia de Encarnación López la Argentinita , la música de Edvard Grieg, decorados cubistas de Mignoni y vestuario de Barradas.

El espectáculo ha contado con la colaboración de Pedro G. Romero quien ha impreso su sello de abrumadora documentación, que se traduce en un metraje algo excesivo de la obra, nada menos que dos horas y cuarto. Aunque siempre hay mucho que contar, también es una virtud someter el tiempo.

El espectáculo recorre las danzas que vió Federico a lo largo de sus viajes, sobre todo cuando llegó a Estados Unidos. Y salen la coreografía de 'Serpentine' de Loie Füller con el icónico traje de grandes alas; Martha Graham , recién llegada de California a Nueva York; el baile de 'La Cachucha' de Fanny Essler ; las danzas de la norteamericana Ruth Page, alumna de Cecchetti y bailarina de la compañía de Anna Pavlova; bailes de La Argentina , que murió el mismo año que Federico; el taranto de Carmen Amaya; el 'Amor Brujo' de Argentinita..., un programa de enorme esfuerzo para la compañía y también para el público, de esos en los que el programa de mano es casi imprescindible.

Mención especial para la música en directo, sobre todo el grupo de percusión que forman Raúl Domìnguez 'Botella' y Antonio Moreno, además del saxo de Juan Jiménez y el piano de Pepe Fernández Rodríguez. Al cante, Sebastián Cruz y Vicente Gelo y las guitarras de Juanma Torres, Pau Vallet y Alfredo Lagos. Un invitado especial que brilló con luz propia fue Manuel Lombo.

Mucha la responsabilidad de Úrsula López representando a Martha Graham o a Pilar López que resolvió con brillantez, aunque se hace notar que al Ballet le faltan alguna figura invitada más con el que López pueda compartir esa responsabilidad protagónica.

Obra densa, casi de ejercicio de historia de la Danza, y con buena composición escénica y dancística.