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Crítica de ópera

Una follia cinese

Tres maravillosas cantantes que podrían haber pasado por alumnas aventajadas de Manuel García protagonizaron 'Le Cinesi' en el Maestranza

Un pasaje de la ópera de Manuel García, 'Le Cinesi', en el Teatro de la Maestranza Juan Flores

Carlos Tarín

Por la sala que lleva el nombre de este compositor y cantante sevillano ya han pasado algunas de sus óperas más relevantes. Esta lo era especialmente porque los espectadores parecíamos compartir con el ingenio de las tres jóvenes encerradas , sus remedios contra el aburrimiento.

Todo ello dio para que en cuestión de una hora ellas diesen rienda suelta a todas sus posibilidades vocales , partiendo de las muy diferentes historias que tenían que teatralizar, ya que en principio Manuel García compuso estas óperas de salón para que sus alumnos practicasen todos los recursos posibles del Belcantismo. Y estas tres maravillosas cantantes podrían pasar por alumnas aventajadísimas del maestro sevillano, dada su juventud y lo bien aprendidas que tienen las lecciones del estilo.

Tras la obertura, abrir la ópera con un trío de estas sorprendentes voces ya desconcertaba; luego, fuimos conociéndolas una a una para refrendar esta impresión de ensueño. Con 'Prenditi il figlio' Catalina Paz se enfrentó a un aria poco frecuente, cuya primera estrofa apenas tiene la musicalidad de lo que habitualmente entendemos por aria, pero sí las coloraturas, los agudos y la amplitud del registro; mientras la segunda estrofa funciona, por carácter, como una «caballetta», fogosa y esplendente: saltos interválicos muy difíciles, escalas o agudos muy arriesgados, y de todos salió victoriosa la soprano chilena.

Tocó luego el turno a la granadina Teresa Villena , que en su arietta 'Non sperar' se jugó el todo por el todo. La verdad es que el número nos recordó, en su construcción, al 'No puede ser', en el sentido de un progresivo ascenso hacia el agudo, para que la voz se vaya afianzando en cada peldaño, antes de atreverse con el Mi bemol sobreagudo con que cerró la arietta: delicadeza, expresividad , lirismo…

No le fue a la zaga la mezzo portuguesa Helena Resurreição (Tangía), de registro libre de una impostación que oculte su color, que sale y fluye con personal belleza . A ella le tocaba fingir una comedia con el aria 'Uno salta in un lato', donde sacó un color suave, carnoso y fluido.

Julen Jiménez (Silango) sobresalió en el agudo en 'forte' -no siempre-, pero luego el registro apenas alcanzaba la plenitud en los sonidos medios-graves, y todavía tampoco controló la articulación de las coloraturas como sus compañeras.

Otro factor importante ha sido contar con dos miembros del coro: la soprano Belén Quirós y la mezzosoprano Alicia Naranjo , que cantaron dos canciones en solitario de Pauline Viardot (famosa hija de García, de quien en julio se cumplen 200 años de su nacimiento), y una a dúo, francamente bien. Rubén Fernández Aguirre más entregado a la dirección que nunca, estuvo maravilloso, como suele, tanto como inspirado acompañante de esta 'locura china'.

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