Crítica de Danza
'Mucha muchacha', una inteligente juventud sin prejuicios
La compañía del mismo nombre estrena en el Teatro Central de Sevilla un espectáculo inspirado en 'Las sin sombrero'

Son cinco jóvenes, con un ímpetu arrollador y con un espíritu liberado de prejuicios históricos inspiradas en este primer montaje largo de la compañía por el movimiento de 'Las sin sombrero ', un grupo de mujeres de la Generación del 27 que han estado ... durante décadas olvidadas y que fueron fundamentales en el desarrollo de los derechos de la mujer en España.
La compañía Mucha Muchacha ha titulado de la misma forma este espectáculo presentado en el Teatro Central. Cinco bailarinas que parten, rompiendo también tópicos, desde la formación en Danza Española y Flamenco, utilizando esta estética, sobre todo las técnicas del zapateado, para crear un lenguaje coreográfico que tiene un sentimiento contemporáneo claro sin etiquetas de fusión ni de sinergias, sino todo el agradable descaro de no apartarse de su 'danza madre'.
Comienza la obra con una bailarina sobre la que se va proyectando una frase: ' Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. Es el calor de otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tener corazón guerrero', de la poeta argentina, Alejandra Pizarnik
Por eso, tras esta rotunda declaración, parecía casi lógico que la danza se iniciara con una espectacular 'haka flamenca' . Para quien suscribe, desde siempre seguidora del equipo neozelandés de rugby, All Blaks, ver convertido este ritual maorí, esta canción y danza de desafío pero también de respeto según el folklore maorí, en una presentación a base de zapateado con sus onomatopeyas incluidas y sentimiento flamenco, fue toda una revelación y declaración de intenciones de lo que vendría después.
Las jóvenes mujeres se estaban posicionando. Estaban revelando su empoderamiento, pero también la necesidad de estar unidas, que es lo que la composición coreográfica impone en todo momento de esta primera parte del espectáculo. La energía es brutal, no decae en ningún momento. Hay zapateados, palmas, gritos, onomatopeyas, no hay música, son ellas mismas quienes componen esta banda sonora con sus gargantas. El entusiasmo se transmite a los espectadores.
En el desarrollo de esta primera parte hay una mezcla de tragedia, comedia, risas y emoción con una interpretación fresca y desvergonzada de lo que quieren transmitir y consiguen hacerlo. Cantan, interpretan, lo mismo hacen un monólogo en francés y castellano, parodia que hace reir al patio de butacas, que interpretan a voz en grito el Bolero de Ravel o fragmentos del 'Lago de los cisnes'..., no paran de desmitificar . Es un brillante batiburrillo de melodías elegidas con innovadora renovación, en el que se atisba también la denuncia de las letras machistas del reagetton.
Se baja el telón. Una imagen se proyecta en escena, un cronómetro que va contando el tiempo, hasta llegar a cero. Se levanta el telón. Ha cambiado el ambiente de la obra . Las cinco intérpretes están en un gran colchón sentadas, como si fuera una fiesta de pijamas, tras un tul. El escenario del teatro absolutamente abierto. Incluso una de ellas llega a través del ascensor. «Pásame las palomitas», dicen una a otra. Y empiezan a hablar sobre la concepción de la obra, sobre cómo se verán ellas dentro de 80 años, «podíamos pedirle ya un día para representarla a Manolo Llanes, sería la agenda hecha con más antelación», bromean. Están hablando de su futuro, de ellas mismas y de cómo caminar juntas es lo que les da fuerza.
Y poco a poco van concluyendo estas brillantísimas intérpretes y creadoras su actuación . Sobre el tul aparecen entonces proyectados los nombres de mujeres, pero no, no son sólo 'Las sin sombrero', hay mujeres de todos los ámbitos, y ahí están sus nombres, Federica Montseny, Emilia Pardo Bazán, Emily Dickinson, Serena Williams, Beyoncé, Madonna, Rosa Parks, Sylvia Plath, Clara Campoamor, Simone de Beauvoir, Carmen Amaya, La Argentinita, Ana Mendieta, María Zambrano.. y el flamenco, claro: Lola Flores, Lole, Rocío Molina y Antonia Jiménez. No hay prejuicios, no los tienen, quieren señalar mujeres empoderadas por sus méritos y contra el mundo. Y ahí están, el tul se llena de nombres.
Gran ópera prima de 'Mucha muchacha', muy recomendable para ver cómo desde una generación que se sitúa en menos de los treinta, se pueden abordar temas como el feminismo, el empoderamiento de la mujer, la discriminación o simplemente el futuro que queremos, con una nueva perspectiva que es un balón de oxígeno ante tanta mendacidad del mundo actual, algo que ante la que está cayendo, es casi imprescindible. Ahora les queda el reto más difícil: superar este inteligente y bello espectáculo. El futuro nos lo dirá.
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