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Crítica de Danza

Silvia consiguió levitar... por Huelva

Estreno absoluto en el Teatro Central de la obra «Hovering» de la Compañía Rosa Cerdo

La Compañía Rosa Cerdo ha llevado el montaje «Hovering» al Teatro Central ABC

Marta Carrasco

Pues sí, si lo consiguió. Silvia Balvín levitó, y lo hizo ante los asombrados espectadores que este fin de semana han llenado la sala B del Teatro Central en el estreno absoluto de «Hovering».

Nada en esta obra es lo que parece, o sí. A la entrada se nos entrega al público un fanzine que luego nos indicarán cómo debemos utilizar, y que resulta fundamental para la levitación. En este montaje la grada también cuenta.

Los intépretes, Silvia Balvín y Alberto Almenara nos lo dejan claro desde el primer momento cuando nos cuenta que habían trabajado hasta 19 formas de comenzar «Hovering», y que se han quedado con dos que ejecuta Almenara, el músico, sí ahora pasado a bailarín y patinador, con la música setentera de «Xanadú» de Olivia Newton John.

Y a partir de ahí una hora y diez de sorpresa tras sorpresa. Una primera media hora con trabajo de suelo realizado por ambos intérpretes, que no dejan de tocarse y colocarse en situaciones imposibles. Complicado ha debido ser para Almenara, músico que no bailarín, seguirle le pauta a Balvín, que sí lo es, pero el resultado es asombroso.

La música electrónica parece de una película de Carpenter, y las estupendas luces de Benito Jiménez también forman parte incluso de la dramaturgia, cuando las barras de focos suben y bajan a compás.

Danza, patines, parlamentos, monstruos (Yeti), personajes y baile casi desenfrenado de Balvín, los intérpretes nos explican cómo incluyeron más colaboradores en este proceso, canciones, y por supuesto levitación. Porque Silvia Balvín consigue levitar mientras, recordando sus orígenes, canta el fandango de Santa Eulalia de Almonaster la Real, su tierra . Nos dicen, fanzine, abran páginas 11 y 12, y la vemos levitar; y luego la 14; y no aplaudan, sólo sordas; pongan el fanzine sobre la frente, déjenlo bajo el asiento... Es una obra que rebosa creatividad y energía y de la que dicen los intépretes, «seguro que ésta si nos la contratan los programadores». Pues si, háganlo.

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