
Diez toreros que perdieron un ojo por una cornada
Se cumplen 32 años del percance en la plaza de la Maestranza de Lucio Sandín, uno de los más recordados
Actualizado: GuardarSe cumplen 32 años del percance en la plaza de la Maestranza de Lucio Sandín, uno de los más recordados
12345678910Manuel Domínguez «Desperdicios»
Manuel Domínguez «Desperdicios» - abc A lo largo de la Historia del Toreo han sido varios los toreros que han sufrido la pérdida de un ojo por una cornada. Si bien el caso más llamativo, por más reciente, es el de Juan José Padilla, el primero del que se tiene constancia es el del torero sevillano Manuel Domínguez Campos, apodado «Desperdicios». El diestro de Gelves, nacido el 27 de febrero de 1816, y muerto en Sevilla el 6 de abril de 1886, fue un honbre aguerrido y de fortísima personalidad, que además tuvo encontronazos con otros toreros de la época. Entre otros muchos méritos, se le considera el inventor del lance de capa llamado farol. El sobrenombre de «Desperdicios» le viene precisamente por el percance sufrido en uno de sus ojos. Toreaba en 1853 en la plaza de toros de El Puerto de Santa María (Cádiz) cuando un astado le propinó una cornada sacándole el globo ocular. Arrancándose con decisión el colgajo sanguinolento que pendía, Manuel Domínguez gritó: «¡Fuera desperdicios!».
Otra de las leyendas urbanas señalan que el apodo se lo puso el diestro Pedro Romero quien, teniéndolo como alumno en la Escuela de Tauromaquia de Sevilla, celebró su destreza y valor con una de sus acostumbradas sentencias: «¡Este muchacho no tiene desperdicio!».
Manuel Granero
Manuel Granero yace en la enfermería de la plaza de toros de Madrid - aplausos Sin lugar a dudas, la mortal cogida sufrida por torero valenciano Manuel Granero, una de las grandes figuras del toreo en los primeros compases del siglo XX, ha marcado buena parte de la Historia taurina de dicha centuria. Y es que este fino diestro, que llegó a codearse con las primerísimas figuras del toreo, murió en la plaza como consecuencia de una cornada, entrándole el pitón por una de las cuencas orbitales. El 7 de mayo de 1922 toreaba en Madrid junto a Juan Luis de la Rosa y Marcial Lalanda. El segundo toro de Granero, llamado «Pocapena», de la ganadería del Duque de Veragua, le cogió por el muslo y lo dejó sentado, apoyada la espalda en las tablas. Entonces le asestó una cornada que penetró por el ojo derecho del torero y le causó la muerte. La conmoción en toda España fue tremenda y, como escribimos, es uno de los trágicos sucesos taurinos más recordados.
Armando Rosales «El Satillense»
El Saltillense ya se puso un parche; a la derecha, en su faceta de fotógrafo taurino - desolysombra Los aficionados a los toros estamos acostumbrados a la imagen del diestro jerezano Juan José Padilla toreando con un parche. Pero no ha sido el primer torero en torear de esa guisa. Ya lo hizo, en la década de los 70 del pasado siglo, el torero mexicano Armando Rosales «El Saltillense». Sus inicios prometedores en el mundo de los toros parecieron truncarse cuando en 1970, siendo todavía un desconocido, este chaval sufrió un derrote seco en la cara por un toro viejo que toreaba en la placita de Santa Clara del Cobre. Como consecuencia del mismo perdió el ojo derecho. Pero no fue obstáculo para que diez años después cumpliese su sueño de hacerse matador de toros. Una carrera corta que dio paso a otra de sus grandes pasiones: la fotografía taurina, convirtiéndose en figura de la cámara y siendo santo y seña durante cuarenta años. Falleció en 2011 a los 63 años.
Lucio Sandín
Lucio Sandín - abc Estaba llamado a ser una de las grandes figuras del último tercio del siglo XX. El madrileño Lucio Sandín, compañero del inolvidable José Cubero «Yiyo» y de Julián Maestro, llamados los «Príncipes del Toreo». El 30 de mayo de 1983 obtuvo un triunfo trandendental al salir a hombros por la Puerta del Príncipe de Sevilla tras cortar tres orejas. Aquel suceso corrió como la pólvora y su nombre estaba en todos los carteles. Diodoro Canorea lo repitió el 13 de junio de aquel año con una novillada de Baltasar Ibán. Pero uno de sus astados, de nombre «Santanero», en un momento dado fue prendido el torero y cayó al suelo. El novillo le pasó por encima con tal mala suerte que la pala del pitón hizo presión cerca de la zona ocular derecha, haciendo que el globo ocular se saliese de su sitio. Una imagen estremecedora que conmocionó a toda España.
A pesar de ello no cejó en su empeño Lucio Sandín. Se recuperó, siguió toreando y en 1985, el Domingo de Resurreción en la Maestranza, Curro Romero, con Rafael de Paula de testigo, le dio la alternativa. Su carrera estuvo marcada por altibajos a la par que estudiaba Oftalmología, dedicándose tras varios percances (uno muy grave en Madrid y un accidente de tráfico), a este negocio.
Carlos Collado «Niño de la Taurina»
Carlos Collado «Niño de la Taurina», espectador en la Maestranza - abc Carlos Collado, que se anunciaba en los carteles como Niño de la Taurina, ha sido otro de los casos llamativos. En esta ocasión, hablamos de un percance producido por una banderilla. Aconteció en la temporada de 1988, cuando estaba en plenitud en el escalafón novilleril este chaval de Santa Olalla (Toledo), que tomó su apodo del bar de sus padres, «La Taurina». Toreaba en abril de aquel año en Algeciras (Cádiz), cuando el palo de una banderilla se le introdujo en la cuenca ocular, sufriendo grandes destrozos. Aquel percance truncó una prometedora carrera, que sin embargo el joven torero continuó, tomando la alternativa el mismo año y manteniéndose en el escalafón de matadores de toros durante bastantes temporadas. En la actualidad leva adelante varios negocios.
Luis de Pauloba
Luis de Pauloba con el recordado maestro José María Manzanares - abc Se puede escribir, sin lugar a equivocaciones, que Luis Ortiz Valladares, Luis de Pauloba en los carteles y natural de Aznalcóllar, ha sido uno de los toreros más finos del escalafón de matadores de toros. Pero una cornada, como a otros tantos toreros, condicionó su destino. Quién sabe si de no haber acontecido estaríamos ahora hablando de uno de los grandes toreros sevillanos. Porque siendo novillero, y con el cartel en su máximo apogeo, sufrió el Domingo de Resurrección una cornada en la boca cuando toreaba en Cuenca, causándole importantes destrozos, entre ellos, la pérdida del ojo izquierdo. A pesar de tal infortunio se recuperó, siguió adelante y tomó la alternativa, en 1993, en la plaza de toros de Sevilla. Si carrera ha estado marcada por la perseverancia por abrirse hueco en esta difícil profesión. Ya retirado, es uno de los baluartes de la Escuela Taurina de Sevilla, donde está sacando a muchos chavales nuevos. Entre ellos, a Lama de Góngora.
Javier Vázquez
Javier Vázquez saliendo a hombros en Las Ventas - mundotoro Otro caso muy parecido a los de Niño de la Taurina y Luis de Pauloba. Javier Vázquez, torero de Madrid, novillero puntero y flamante matador de toros que resultó triunfador de la Feria de San Isidro de 1993. Una prometedora carrera que tuvo su continuidad en las siguientes temporadas. Empero, la tarde del 4 de mayo de 1996 supuso un antes y un después en su carrera. Toreaba en la plaza madrileña de Villanueva de Perales y al entrar a matar una banderilla se le clavó en un ojo. Aquel percance le hizo perder el ojo y, consecuentemente, su trayectoria profesional cambió. Pero como otros compañeros en esta misma circunstancia, no cejó en su empeño de volver a torear. Luego, ya retirado de los ruedos, ha ejercido la docencia en la Escuela Taurina de la Fundación El Juli.
José Rubén Arroyo
José Rubén Arroyo - altoromexico.com Otro diestro mexicano que sufrió un grave percance en un ojo, perdiendo la visión. Se trata de José Rubén Arroyo, un prometedor novillero azteca de mediados de los años 90 del pasado siglo. Tentando en la ganadería de Álvaro Espinosa, el 28 de noviembre de 1997, el derrote seco de una de la vacas le reventó el ojo derecho, truncándole su carrera. Aún así se repuso y volvió a torear, consiguiendo tomar la alternativa, convirtiéndose en matador de toros. Espera una oportunidad para poder torear en la Monumental de México.
Leonardo Hernández
Leonardo Hernández - abc Traemos a este reportaje a un rejoneador: Leonardo Hernández, figura de esta especialidad en la actualidad pero que también sabe lo que es perder la visión de uno de sus ojos por mor de un percance. Toreaba el 7 de agosto en la plaza vallisoletana de Íscar cuando una banderilla se le introdujo en su ojo derecho, afectando alnervio óptico, provocándole la pérdida de visión. A este infotunio se unió que el rejoneador padecía en su ojo izquierdo lo que se llama «ojo vago». Muchos pensaron que no volvería a rejonear en una plaza de toros. Se equivocaron, puesto que el joven Leonardo Hernández no sólo lo sigue haciendo sino que es una de las grandes figuras.
Juan José Padilla
Juan José Padilla - abc El percance sufrido por Juan José Padilla en la plaza de toros de Zaragoza ha dado la vuelta al mundo. El 8 de octubre de 2011 España quedó consternada ante las dramáticas imágenes de la cogida de Juan José Padilla. A la salida de un par de banderillas, el toro le ganó la acción, perdió pie el torero jerezano y ya en el suelo, el animal le hundió el pitón a la altura de la oreja izquierda, llegando al globo ocular y produdiéndole una evisceración del mismo. Cornada terrible, que se sumaba a las otras muchas sufridas por el valeroso diestro. Se temió por su vida pero fue el propio Padilla quien dio una auténtica lección de vida. Numerosas operaciones, pérdida del ojo y lucha titánica hasta que en marzo del siguiente año reapareció en Olivenza (Badajoz). Desde entonces, el ejemplo de este diestro es digno de elogio. No sólo volvió a los ruedos sino que lidera desde entonces el escalafón de matadores de toros.