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Toros en Ronda

La expresiva cadencia de Manzanares parchea las carencias de la intermitente Goyesca de Ronda

El decepcionantes encierro de Daniel Ruiz segó el eufórico ambiente y condicionó la conmemoración por el 450 aniversario de la Real Maestranza de Ronda

El alicantino sale a hombros con el mejor lote de la corrida; Morante de la Puebla se va de vacío con el peor lote y Roca Rey corta una oreja en el sexto

José María Manzanares y Roca Rey son trasladados al hospital al Vithas Sevilla tras la Goyesca de Ronda

La Maestranza de Ronda celebra 450 años: de la defensa del territorio al fomento de la Cultura

Natural de José María Manzanares al tercero de Daniel Ruiz Joaquín Arjona
Jesús Bayort

Jesús Bayort

Ronda (Málaga)

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Se conmemoraban cuatrocientos cincuenta años del germen maestrante en la serranía rondeña. Cuatro centurias y media de su inherente cultura taurina, que brotó con aquel real despacho que permitió organizar alanceos de toros bravos para el adiestramiento militar. Si aquella Cofradía del Santo Espíritu dio lugar a la actual Real Maestranza de Caballería de Ronda, aquel capeo popular fue génesis de la tauromaquia contemporánea. Por eso, cuando la corporación maestrante trata ahora de reivindicar su legado cultural debe preponderar su innegociable acervo taurino: de Pedro Romero a los Ordóñez; de su plaza de toros a su goyesca. Cuatrocientos cincuenta años resumidos en un espectro, tan imaginario como real. La historia de la Real Maestranza de Ronda –por tanto, del toreo rondeño– concentrada en la tauromaquia de Morante de la Puebla, que en la sobriedad, reunión y dominio de sus formas enaltece como nadie la cultura de este pueblo para conseguir, si lo quisiera, la ciudadanía rondeña; más cercano en su estilo a la garganta del tajo que a la orilla del Guadalquivir. Aunque no fuera éste su día.

A las cuatro de la tarde, dos horas antes de la corrida, seguía sin llover para mantener con vida al fuerte vendaval, primer refractario de la nobiliaria conmemoración; después llegaron los decepcionantes pupilos de Daniel Ruiz. Soplaba el viento con la misma intensidad que suspiraban quienes aguardaban desde la calle Jerez para conformar esa singular carrera oficial que arranca en el hotel Reina Victoria Eugenia y acompaña a la cofradía del santo toreo; con los maestros, subidos en calesas, venerados por el gentío. Que mientras hacían cola en la calle, facilitaban las estancia en esta grada –tan lejana de los toreros y de la jet set– en la que nos sentábamos algunos cronistas, últimos del gallinero.

Goyesca de Ronda

  • Real Maestranza de Ronda. Sábado, 2 de septiembre de 2023. Tradicional corrida goyesca. Se colgó el cartel de 'No hay billetes'. Se lidiaron toros de Daniel Ruiz, de intermitente presentación y escaso juego, destacando el quinto. 1º, desrazado; 2º, alegre y exigente; 3º, descoordinado; 4º, devuelto; 4º (bis), de mal estilo y presentación; 5º, humillador; 6º, venido a menos.
  • Morante de la Puebla, de turquesa y azabache. Estocada larga, pinchazo y casi entera (ovación); pinchazo y pinchazo hondo (silencio).
  • José María Manzanares, de catafalco e hilo marrón. Estocada algo trasera y tendida (oreja); estocada (oreja).
  • Roca Rey, de nazareno y azabache. Pinchazo (palmas); bajonazo (oreja).

Demasiado duró, para lo que aportó, el capítulo de Mocito, primero de Daniel Ruiz, colorado y entipado. Tan decepcionante fue su prólogo (frío y bufando) como su epílogo (sin raza). Echaba las manos por delante y el freno de mano hacia arriba en su salida ante nuestra decepción, que sólo amenazó con galopar cuando sintió, por dos veces, el frío de la pirámide de acero. Aquello aguantó hasta que Morante optó por crujirlo por abajo en su salida al tercio. Muy lento en sus naturales, vertical y estática la figura, buscando la zona del cáncamo del estaquillador, que no resultó suficiente para endulzar semejante pastel.

Más intensidad se respiró durante la acompasada apertura manzanarista con Travieso –armado en cornidelantero, fino en la proa y vareado en la popa–; sin enmendar su colocación a la cadenciosa velocidad del negrito. Reunido en sus formas, aunque a la primera propuesta cóncava sintiera el calor del pitón, que no caló, mientras lo levantaba por los aires. Se templó el alicantino, bizarro y torero en cada presentación y ante cada probatura.

Con grandota silueta apareció Rejonero, el tercero, abriendo la cara y estrechando el cuello, también sin celo en su escena inaugural para terminar dándose de bruces contra el burladero cuando lo cerraban. Con una acalorada ovación respondieron al brindis del peruano quienes segundos después cayeron en la histeria colectiva tras la caída del feote colorado, inválido tras el impacto. El inicio entre doblones, cargado de expresión, actuaba contra toda lógica. La intensa voluntad de este Roca Rey se estampó contra el sexto, venido a menos, aunque la fervorosa legión de seguidores lo premiaran con una oreja tras el cuestionable bajonazo.

Ruidosa fue la protesta por el escurrido trapío de Verbena –el cuarto–, exclusivamente armado de pitones, que se dejó una mano en su salida para concederle galones a Alberto Zayas, brillante en el puntillazo desde el burladero. Más indecoroso fue el tipo de Alcalareño –el sobrero–, alto, rabón y corniveleto, que embistió con lealtad a sus hechuras como perfecto recuerdo de la posguerra.

La energía que traía Niñero se agrió tras hacerse con el capote de Manzanares, que terminó dibujándole pasajes lentísimos durante el último tercio en redondo, ofreciendo caricias delanteras antes de caer las telas como certera forma de someter al negrito de Daniel, que llevó al límite la humillación, aunque sin continuación. La bonita y estrecha expresión de Niñero destacaba sobre su altura, elevada. Crujió la plaza tras la paciencia del alicantino, que obró el milagro entre cadenciosos y verticales derechazos. Su colocación recuperaba el cante grande, elegante y sin exageraciones, recuperando un estilo casi olvidado en el recuerdo común del alicantino. La misma muchedumbre que recibió a los toreros por las calles rondeñas esperó frente a la puerta grande la salida del recuperado Manzanares, triunfador de la intermitente goyesca.

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