El empresario José Moya compra la finca del marqués de Aracena para su ganadería brava
La finca cuenta con una casa diseñada por Aníbal González y 1.200 hectáreas, 200 de ellas coto de caza mayor
Trasladará desde su Zufre la ganadería El Parralejo, con más de 1.000 cabezas de ganado
La familia González Sánchez-Dalp ha vendido al empresario José Moya, presidente de Persán y dueño de la ganadería El Parralejo , la finca Monte San Miguel, que incluye la casa del primer marqués de Aracena y 1.200 hectáreas, de las cuales 200 hectáreas son coto privado de caza mayor, según fuentes consultadas por ABC. La operación de compraventa, que se cerró hace unos quince días, permitirá al empresario sevillano trasladar a Aracena su ganadería desde una finca de 400 hectáreas en Zufre (Huelva).
La ganadería de José Moya, El Parralejo, fue creada en 2007 con vacas y sementales de Jandilla y Fuente Ymbro. Hoy tiene más de 1.000 cabezas de ganado, 240 de las cuales son vacas madre. Con esta operación, la ganadería de José Moya (Sevilla, 1953) tendrá más espacio en la finca donde hasta ahora los González Sánchez Dalp han tenido pastando el hierro antiguo de Juan Belmonte con el nombre de Manolo González, el que fuera matador de toros. La finca rústica genera además una producción de corcho de 3.500 quintales. Dispone también de una pequeña plaza de toros, perfecta para tentaderos.

La casa del primer marqués de Aracena cuenta con un edificio principal y otro anexo blanco, que en su día fue destinado a los trabajadores, así como cuadras, que necesitan una fuerte inversión para acondicionarlos. La finca dispone además de un jardín de dos hectáreas de superficie, para cuyo diseño el marqués de Aracena, Francisco Javier Sánchez Dalp y Calonge (1866-1931) trajo a un paisajista francés. Adecentar ese jardín también exigirá una importante inversión.
En su construcción, Aníbal González, arquitecto director de la Exposición Iberoamericana desde 1911 a 1926 , usó en esta casa ladrillo, paños de sebka, azulejos cerámicos... La superficie construida entre el edificio principal, el inmueble destinado originariamente a los trabajadores, el guarda arnés y las cuadras superan los 3.000 metros cuadrados. De hecho, sólo la vivienda principal tiene tres plantas y unos 1.200 metros cuadrados construidos.
Aníbal González Serrano, un nieto del arquitecto que diseño la Plaza de España y ahora dedicado a divulgar la figura de su ascendiente, indica que «el primer proyecto de la casa fue encargado por el marqués de Aracena, casado con Ana Marañón Lavín, a su consuegro Aníbal González en 1906 y se edificó sobre una vivienda antigua que ya existía en el monte San Miguel, antes conocido como Monte Periná. La reforma incluía un piso principal y naves de servicio. Se fue ampliando el edificio en los años 1908, 1909, 1912 y 1918», declara el nieto del arquitecto sevillano.

La vivienda que diseñó para el marqués de Aracena es de estilo ecléctico. « Mezcla el estilo neomudéjar, inglés e incluso portugués , algo que puede verse en la teja lusitana que muestran sus cubierta», indica la misma fuente, que destaca sus azulejos cerámicos mudéjares de la capilla adjunta a la casa, en la que hay un retablo barroco con la figura de San Miguel. «Dentro de la vivienda, las paredes están decoradas con zócalos de cerámica vidriada», añade.
La finca estuvo vinculada a Alfonso XIII , quien en 1917 otorgó el marquesado de Aracena a Francisco Javier Sánchez-Dalp, que fue senador del Reino y diputado a Cortes. El monarca estuvo en la casa y usó su coto privado de caza mayor de 200 hectáreas, por lo que en cierto modo se convirtió en pabellón de caza real. En el jardín hay un azulejo conmemorativo de la visita que en marzo de 1915 realizaron los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia acompañados de la infanta Beatriz, entre otras altezas reales.

Vendedores
La casa terminó perteneciendo a S ocorro Sánchez Dalp, que se casó con el torero Manolo González. Algunas fuentes apuntan a que el torero terminó comprándole a su suegro una parte de la propiedad. Ahora los hermanos González Sánchez Dalp, descendientes del torero, han vendido la propiedad al empresario y ganadero José Moya, que la utilizará para su ganadería brava y actividades cinegéticas.
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