La mejor novela de Juan del Val: mano a mano con el trianero Juan Ortega

Desde que en el año 2007 comenzaran los ‘Manos a mano’ de la Fundación Cajasol siempre se ha tendido a enaltecer lo ocurrido sobre el escenario. Si bien todas sus ediciones han resultado brillantes , el mérito de prolongar este ciclo durante casi quince años , coincidiendo con la etapa más convulsa de la tauromaquia, ha merecido que incluso se exalte aún más lo acontecido. Por eso resulta complicado convencerle a usted, estimado lector, que este martes ha ocurrido un hecho verdaderamente extraordinario en el teatro de la calle Chicarreros .

El encuentro entre el matador toros sevillano Juan Ortega y el periodista Juan del Val sí que lo fue. Superó las fronteras del coloquio. De su tertulia fueron desgranándose reflexiones sentidas y profundas . El novelista se transformó en ensayista y encandiló a un público que, con celeridad, había colgado el taurinísimo cartel de ‘No hay billetes’ . La popularidad actual del escritor bien lo podría mantener a flote sobre una pompa de ego, pero la clave de su éxito es un punto de unión con Juan Ortega: la naturalidad , eje conductor del diálogo.

A Juan del Val se le conoce por ser guionista y tertuliano de El Hormiguero , novelista de éxito e, incluso, marido de la presentadora Nuria Roca . Pero pocos recuerdan o saben de su nacimiento profesional: crítico taurino . Hace ahora veinte años que soltó ‘los trastos’ para desarrollarse en otras disciplinas. Pese a ello, no oculta que sigue encandilado por aquella primitiva etapa: « El toreo explica la vida como nada . En él está el éxito, el fracaso, la tragedia, la muerte, la alegría y el dolor . Toca la muerte de una manera de la que cada vez más la sociedad reniega. La muerte no existe, no se quiere ver. Creo que por esta vía hay mucha más esencia para recorrer un camino argumental que a través de la tradición. Las tradiciones se acaban, y algunas afortunadamente. El toreo es mucho más rico que la tradición ».

Frente a él se había sentado el trianero Juan Ortega , último vector de la escuela sevillana del toreo . De la vida y carrera del diestro bien podría escribir su tocayo un superventas, contando cómo la pandemia sirvió para rescatar del fondo del baúl la verdadera esencia del arte de Cúchares. El título de esta edición estaba clavado: ‘ El toro y la televisión ’. El periodista ha necesitado múltiples apariciones televisivas para conseguir la popularidad y el matador de toros se bastó con una emisión para ganarse el respeto de los suyos.

Juan Ortega le brindó la pasada semana un toro a Del Val en el polideportivo de Vistalegre: « Por tu afición, por tu sensibilidad y porque éste sea el comienzo de algo grande ». Y para sensibilidad la que sacó a relucir el trianero cuando entró a definir 'la profundidad' en su disciplina artística: «La profundidad es cuando te duele. Si te araña el alma es que eso es profundo ».

Juan del Val reconoció ser un ferviente admirador del toreo de Ortega « desde que lo vi un Domingo de Resurrección en Las Ventas junto a Pablo Aguado ». Aunque estos encuentros tratan de buscar puntos de unión entre ambos protagonistas, el periodista quiso marcar distancias: « Siempre habrá una desigualdad absoluta entre aquello que hace un torero y lo que hacemos los demás . No es lo mismo ser natural ante una cámara de televisión que ante un toro de 500 kilos con la mano izquierda. Es una profesión a la que uno no se puede comparar.».

La edición número sesenta de los ‘Mano a mano’ de Cajasol se clausuró a la verónica: Juan del Val tomó prestado un capote que decoraba el escenario y dejó un par de lances que fueron vitoreados por los presentes. Según anunció el moderador habitual, José Enrique Moreno , estos encuentros se retomarán tras el verano, antes de la próxima Feria de San Miguel .