Toros
Tentadero en casa de Miura: el toreo extensivo de Manuel Escribano
Jornada de tienta a campo abierto en las miureñas fincas de Zahariche y Los Gallos con Manuel Escribano como protagonista tras su triunfo en la pasada Feria de San Miguel

El trampantojo invernal que seduce la vista panorámica de Zahariche se desmorona al poner la mira baja. El verde paisaje es una simple acuarela bucólica. La lluvia otoñal tuvo la misma maña en el quiebro que el protagonista de esta jornada ... en banderillas. Cuando los años vienen así, aquí se recuerda el constante lamento de Eduardo Miura Fernández : «Toca echar parte de la cartera ». Para el ministro Garzón estas ganaderías extensivas son medioambientalmente « sostenibles »; para los propietarios, una auténtica ruina . Desde los becerros recién destetados hasta las vacas madres, pasando por los toros de saca, aquí todos comen pienso, que casi duplica su precio prepandemia .
En el corredero de la finca Los Gallos (Lora del Río) , linde con Zahariche, hay encerradas tres becerras . Aquí pastó la legendaria ganadería hasta que la unión matrimonial de Eduardo Miura Fernández con María de las Mercedes Martínez , heredera de Zahariche, propiciara la mudanza a esa otrora finca de Félix Urcola . Son los mismos caballistas que han traído hasta esta zona las vacas quienes realizarán una clásica faena campera, fundamental en el comienzo y desarrollo de la ganadería brava andaluza: el tentadero a campo abierto . Una labor casi en desuso por la escasez de correderos óptimos en las fincas, y más habitual como sistema de selección de machos que de hembras. El acierto en la elección final puede condenar o impulsar una vacada: mientras que de una becerra aprobada podrá engendrarse una cría por camada durante sus diez años fértiles, de un semental cubriendo anualmente un lote de entre 25 y 30 vacas se podrán sacar más de 250 descendientes durante su vida como raceador.
La familia Miura tiene por costumbre tentar cada temporada los erales de su camada para tomar ideas del comportamiento que pueden llegar a ofrecer el día de su lidia. No es tan habitual en las becerras, aunque es condición sine qua non para cualquier reportaje fotográfico que se precie. Además de por lo florido y espectacular que resulta, en la placita de tientas rectangular de Zahariche jamás ha filmado una cámara un tentadero desde que la inaugurara en 1966 Pepe Luis Vázquez con la miureña 'Rompeplaza'. Además, esta prueba en plena naturaleza tiene matices positivos para los criadores: « Le ofrece más ventajas a la vaca , que al tener libertad en el campo puede irse o rajarse cuando quiera. En la plaza no tiene esa facilidad. Por eso muchas veces nos sirve tentarlas a campo abierto», explican los ganaderos.
Acoso y derribo
Antonio Miura Martínez y Eduardo Miura Fanjul , dos apasionados de la garrocha, forman parte de la cabalgada. A continuación darán suelta a las becerras a favor de querencia en un terreno llano que rebasa los mil metros de longitud , las acosarán y derribarán hasta encelarlas y las dejarán colocadas frente a un caballo de picar que, a contraquerencia, servirá como termómetro de su bravura . La explicación parece sencilla; la práctica, no tanto. En el remolque de un tractor agrícola aguardamos los espectadores: Manuel Escribano con su cuadrilla , la delegación de ABC, Eduardo Miura Martínez y su esposa, María del Mar Fanjul . Ésta sube costosamente al tendido improvisado: un pastor belga de la finca le ha pegado una corná en su rodilla derecha . En esta casa hasta los canes te obligan a mirar de reojo .
La primera becerra resulta hábil y veloz como una liebre . Los caballos, cruzados con las mejores y más ligeras sangres, echan los hígados tras ella. Cuando Miura Fanjul consigue embrocarla y coloca el 'palo' para señalarla, ésta da un quiebro como la liebre que siente el colmillo del galgo . Rebosada la frontera del cercado, y sin visos de que la miureña afloje su potencia, la dan por imposible . Toca el turno de la entrepelada, que prácticamente calca el guión de su hermana. Entre la sangre y el pienso de este año, cualquiera puede con ellas. Antes de renunciar, el hijo de Eduardo Miura logra darle dos espectaculares volteretas que la clavan frente al piquero tentador.
Cuadrilla sevillana
El protagonismo se lo cedieron entonces a Manuel Escribano , que vestía con solera campera. Cuesta trabajo comprender cómo no exprime más asiduamente este matador el potencial de su hechura torera . La segunda vara sobre el lomo era la señal para que los toreros saltasen del remolque . Junto a Escribano, los banderilleros Curro Robles y José Luis Neiro y el novillero de su tierra Miguel Uceda . Cuatro capotes dispuestos en forma de tercio taurino para organizar la lidia. Sin jerarquías ni premisas , lanceaba quien estuviera más próximo a la becerra. La distancia en la colocación aumentaba conforme se sucedían los puyazos. Bastó con la voz animosa del picador para que se arrancara como un tejón a cuarenta metros . Después de la media maratón que llevaba recorrida, la vaca seguía embistiendo sin abrir la boca . Confirmada la bravura, fijeza y acometividad del animal, Antonio Miura tocó los clarines para el cambio de tercio: « Manuel, coge la muleta ».
El viento soplaba como si no hubiera un mañana. Nada tenía que envidiarle en esos momentos el corredero de Los Gallos a cualquier tornado estadounidense . Pero comenzada la faena, había que terminarla. Y Escribano, sin tablas que lo resguardasen ni papelillos que le indicasen el punto más cómodo para la lidia, clavó sus entallados botos sobre la tierra loreña. La muleta de franela parecía una cometa por Tarifa . Pese a los condicionantes, la vaca embestía con sorprendente nobleza. Tanta que ni se orientaba de las ventajas que le ofrecían las constantes bocanadas de viento. Y Escribano se enfajó con ella, como con Datilero, Tahonero o Cuajadito , curtiendo la piel de su zahón con la sangre que se derramaba por la paletilla de la entrepelada.
Estaba ensimismado con la situación: «Torear a campo abierto es de las cosas más bonitas que da el mundo del toro. Es lo más natural, lo más libre y lo más espontáneo . Mantiene ese punto romántico de siempre. Y tiene el valor añadido de que estás toreando en su medio, donde ellos dominan y donde pueden hacer lo que quieran. Aunque eso sí, las inclemencias del tiempo se notan mucho más». Es un gran conocedor de esta legendaria ganadería, a la que empezó a frecuentar desde sus primeros tentaderos como novillero: «Tentar en esta casa tiene un punto de seriedad y responsabilidad distinto a todo. El animal te marca muchos sus reacciones y comportamientos . Aquí hay que estar muy pendiente».
Tres hitos para la historia
Manuel Escribano forma parte inexorable de la historia reciente de esta ganadería. En su carrera destacan tres hitos con los toros de la A con asas: su resurrección taurina en 2013 sustituyendo a Julián López 'El Juli', el primer y único indulto de un miura en Utrera y las d os orejas de la pasada Feria de San Miguel . Repetimos: Datilero, Tahonero y Cuajadito. Maduro y consecuente, sabe dónde quiere estar: « Mi sitio es éste . Un torero siempre quiere crecer y mostrar su tauromaquia en plenitud ante un abanico amplio de ganaderías, ante cualquier animal y ante cualquier compañero, pero mi carrera está igualmente ligada a esta ganadería y a los victorinos . Son con los toros con los que se me reconoce. Y por eso son los toros que a mí me ilusionan y con los que siento que puedo ilusionar al aficionado».
Aunque modesto y prudente en sus comentarios, sabe la importancia que tiene lo que ha conseguido durante su carrera: «Me siento muy orgulloso de todo lo que he podido conseguir, principalmente por formar parte de la historia de una ganadería tan importante para la tauromaquia. Son metas inimaginables . Dios quiera que pueda conseguir algún hito más con esta ganadería».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete