En 1991 la extinta Unión Soviética permitió a todas las federaciones deportivas que pertenecían a su conglomerado socialista obtener las licencias internacionales pertinentes para participar en grandes campeonatos por sí solas. La primera en coger la palabra fue Ucrania, un país que había abastecido con grandes jugadores a la URSS en el pasado y que ahora veía sus deseos de independencia por fin logrados, tras décadas siendo una tierra sorteada por grandes potencias europeas. Sin ir más lejos, en la final de la Eurocopa de 1988, entre el país soviético y Holanda, 12 de los 20 jugadores del plantel ruso eran de nacionalidad ucraniana. Una prueba de la cantera que siempre fue para el fútbol europeo la ucraniana.

Sin embargo, la trayectoria de los ucranios desde la ansiada independencia no fue un camino de rosas. En año 2000 estuvo a 12 minutos de lograr clasificarse para la fase final de la Eurocopa, pero un tanto de Pavlin dio el pase a Eslovenia. Su mayor hito fue en el Mundial de Alemania, donde llegó hasta los cuartos de final con su gran estrella del momento, Shevchenko, capitaneando la nave azul y amarilla. Solo siendo coanfitriona con Polonia en el año 2012 pudo estar presente con las mejores selecciones. Pero tampoco fue su año, ya que cayó eliminada a las primeras de cambio en la fase de grupo.

Aquella debacle hace cuatro años hizo meditar a la federación del país y se decidió hacer una limpieza de arriba abajo, como se hubiera hecho en los viejos tiempos soviéticos. El cambio de entrenador fue la clave. Se dio la batuta a Mykhailo Fomenko, una leyenda del Dinamo de Kiev de los 70 que lograra varios campeonatos y copas soviéticas consecutivas, además de la Recopa y la Supercopa de 1975. Con su espíritu de jugador -era defensa- construyó un equipo basado en la jerarquía de sus dos hombres más importantes, Konoplyanka y Yarmolenko, y un férreo sistema táctico, donde la telaraña del centro del campo iba a ser el pilar fundamental. España pudo comprobar de la dureza en hincar el diente a los ucranios en la fase de clasificación, donde costó superar los dos envites. Uno de los capitanes por veteranía, ya que es el que más internacionalidades tiene, Anatoliy Tymoshchuk, es el que marca la garra y las ganas de reconquistar Europa para la gracia ucraniana. El citado Yarmolenko es el máximo goleador, segundo en el histórico solo por detrás del mítico Shevchenko.

Otros hombres como Rotan y Kucher destacan a nivel particular en un combinado con pocas estrellas mundiales, pero que hace de la colectividad su unidad de ataque más peligrosa. Encuadrado con Alemania, Polonia e Irlanda del Norte, en la Eurocopa masificada creada por la UEFA para 2016, Ucrania espera restituir su poderío de antaño en el pasado soviético, pero esta vez bajo su propia bandera.

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