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Figueroa Vázquez: «No esperaba que Dios fuese a escribir un guión tan perfecto»

Sevilla volverá a contar con representación arbitral en lo más alto del fútbol español gracias al colegiado sevillano, que reflexiona en ABC sobre su ascenso a Primera división y todo lo que concierne al complejo oficio del arbitraje

Jorge Figueroa Vázquez, árbitro de fútbol profesional, posa en las Instalaciones Deportivas La Cartuja JUAN FLORES

Nacho Liaño

«¿Por qué no se iba a hacer realidad el sueño de darle a Sevilla un árbitro de Primera división?». Jorge Figueroa Vázquez (Sevilla, 1980) es un vendedor de credibilidad que lleva calzonas y sopla un silbato desde hace 25 años. En julio de 2019, este colegiado decretó públicamente su gran ilusión en ABC de Sevilla con el objetivo de llegar a lo más alto del fútbol español. Entonces, su camino era el mismo que conoció cuando señaló sus primeras faltas y mostró sus primeras cartulinas con sólo catorce años: la senda del trabajo diario para regalarle a Sevilla, algún día, un árbitro en Primera división. Y ese día ha llegado.

¿Qué supone ser el representante arbitral que llevará el nombre de Sevilla a los grandes campos del fútbol español?

Para mí es una satisfacción increíble. Primero como sevillano, y luego por las dificultades que ha tenido en los últimos años Sevilla para tener un árbitro de fútbol en Primera división. Desde que se fue Luis Medina Cantalejo, hace unos once años, no hemos tenido un árbitro sevillano en Primera. Para mí es un orgullo sentirme sevillano e intentaré, allí donde vaya, dejar el pabellón lo más alto posible. Recuerdo hacer la pretemporada en julio de 2019 y he acabado hace sólo una semana. Y el viernes de la semana que viene tengo pruebas físicas ya para empezar la temporada. Así que esto es un no parar.

¿Aún le dura la emoción? ¿De quién se acuerda?

Siento una alegría muy grande porque es el premio a un trabajo de mucho tiempo. Me acuerdo de mi familia, los más allegados a mí, que han disfrutado casi más que yo. Es una alegría para ellos, y también para mí. Estoy muy tranquilo y con muchas ganas de empezar la temporada.

Su hermano y su padre fueron árbitros. Y su tío Julio, a quien perdió hace años. ¿De ellos heredó la pasión por dirigir partidos en vez de jugarlos?

Mi tío Julio hubiese estado muy orgulloso de mí. Era un verdadero apasionado por el arbitraje: se llevó 30 años arbitrando en Tercera división. Pero mi padre es la persona más feliz del mundo. Habiendo estado ahí, y viéndome ahora, pues no cabe en sí mismo. De hecho, el ascenso prácticamente se lo dediqué a él. Una de las ilusiones que tenía era que mi padre me viese arbitrar en Primera división.

¿Qué virtudes cree que puede aportar a lo más alto del fútbol español?

Creo que puedo aportar la experiencia de mis años en el arbitraje. Llego en un momento perfecto de madurez personal y deportiva. Espero adaptarme a la competición. Quiero dar estabilidad, serenidad y control de las situaciones, sobre todo.

¿A qué se aferra un árbitro de fútbol cuando sólo sale en prensa por errores o críticas?

Creo en Dios. Dios ha escrito un guión de lo que ha pasado... que yo no lo hubiese escrito mejor. He pasado 20 años muy malos para algunas cosas, y en lo personal… No esperaba que Dios fuese a escribir un guión tan perfecto. Todo pasa por algo, y, lógicamente, tú siempre tienes que poner de tu parte siempre.

También ascendió el asistente cordobés Antonio Martínez. ¿Qué importante tiene trabajar en equipo siendo el árbitro principal?

Antonio iba con Milla Alvéndiz. Yo iba con mis dos asistentes, Iván Ríos y Víctor Jara, ambos sevillanos, que se han quedado en Segunda división. El resultado del equipo ha sido muy bueno, y me quedo con la pena de que ellos no han podido ascender, pero espero compartir equipo con ellos en Primera. Si ellos no hubieran hecho las cosas bien, hubiera desentonado mucho el equipo y han estado extraordinarios. En el play off tuvimos un partido muy difícil y dieron unas garantías tremendas.

Se convierte en el tercer andaluz en activo en LaLiga junto a Mario Melero López y José Luis Munuera Montero. ¿Le han dado ellos algún consejo?

Son todos amigos, tenemos un grupo de whatsapp . Hay una unión tremenda, somos un equipo. Los árbitros andaluces trabajamos juntos. Por primera vez se está elaborando un manual con un trabajo interactivo para todas las categorías del arbitraje en Andalucía.

¿Cuál sería el próximo gran paso? ¿Un partido internacional?

Iré como cuarto árbitro con mis compañeros, como principal no puedo por mi edad. Lo que más me gustaría es afianzarme y consagrarme como árbitro importante dentro de Primera división y estar el máximo tiempo posible prestando servicio al fútbol y a esa categoría.

Me dijo hace un año que el éxito de su oficio residía en tener el control del partido y que todo el mundo confíe en las decisiones que usted toma. ¿Será igual la presión en Primera división?

Presión no tengo ninguna, al contrario. Llego con una mentalidad de querer seguir con lo que estaba haciendo hasta ahora. Cuando algo te ha ido bien no tienes por qué cambiarlo. Segunda división ha sido una categoría muy fuerte, muy dura, con equipos históricos. Yo llevo varios años pitando los partidos más fuertes de esa categoría. Habrá partidos que tendrán más repercusión, pero creo que nosotros hemos hecho la «mili» en ese sentido.

Su compañero sevillano Milla Alvéndiz se quedó a las puertas, ¿cree que lo veremos compartiendo categoría, y no en Segunda, con usted dentro de poco?

Hablamos hace poco sobre aquel reportaje juntos en ABC y se lo dije. Es lo que deseamos. Es lo que dijimos. Seguimos entrenando juntos. Milla fue muy importante en el partido del play off , vino de árbitro de VAR. Hemos coincidido en ambas facetas, y lo espero con los brazos abiertos porque ha hecho una gran temporada. Es de los futuribles para estar en años posteriores en Primera división.

De esto se habla menos, pero usted ha sido considerado el mejor árbitro de Segunda división tras ganar el trofeo Vicente Acebedo de la temporada 2020. ¿Cómo celebra un árbitro de élite este tipo de distinciones individuales?

Como están las cosas, desgraciadamente no he podido celebrar nada. Lo estoy haciendo por partes. Lo celebro con mis padres, mis hermanos, mi mujer y mis hijos. Y luego con todos mis compañeros y amigos que me han acompañado durante toda mi vida del arbitraje.

¿Cómo definiría usted, como activo fundamental de este deporte, la importancia del público en las gradas?

Al final, hay que adaptarse a todo. Yo llevo años adaptado a un fútbol con público, y también tuve la incertidumbre cuando empezó de cómo iba a encontrarme en el campo sin él. Al final, estás metido en el juego, en los diálogos con los jugadores. Ahora es más cercano, los escuchas, y acabas evadiéndote de lo que hay en el exterior. Tengo ganas de que vuelva a la normalidad y que se recupere esa sensación que hemos vivido siempre para saltar al terreno de juego con la gente.

¿Qué supondría para usted arbitrar en los dos grandes estadios de fútbol de Sevilla algún día, aunque no sea para arbitrar a sus equipos por lógicos motivos geográficos?

Es mi mayor ilusión, aunque sean partidos amistosos. Aunque la verdad es que me da tanta ilusión arbitrar en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán como en el estadio Benito Villamarín que en cualquier otro estadio de España.

La última entrevista la cerró con un deseo que se ha cumplido. ¿Con qué sueña ahora un árbitro de Primera división?

Sueño con disfrutar junto a las personas que más quiero de lo conseguido. De cada partido, claro, y de hacer un buen papel en este nuevo paso de mi carrera como árbitro.

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