Desde el inicio de la temporada el Sevilla se ha caracterizado por ser un equipo sólido, compacto y difícil de batir. Especialmente en sus salidas lejos del Ramón Sánchez-Pizjuán. De hecho, sus prestaciones le sirvieron para vencer en sus tres primeros partidos a domicilio ante Espanyol (0-2), Granada (0-1) y Alavés (0-1), y no encajar ningún gol en ninguna de esas citas. Las prestaciones de jugadores como Diego Carlos, Fernando, Jordán o Carriço, entre otros, le dieron al once sevillista un aplomo defensivo que extendió durante su salida a Azerbayán ante el Qarabag (0-3). Menos preciso se mostró en sus duelos como local, donde logró un empate ante el Celta en la única llegada de peligro de los gallegos (1-1) y una derrota ante el Real Madrid (0-1).
Sin embargo, en las últimas citas el Sevilla ha tenido una desconexión mental del partido que le ha costado caro a los de Julen Lopetegui. Tanto en Ipurúa como en el Camp Nou el equipo se fue del partido durante un tramo corto de tiempo que le sirvió al rival para sellar su victoria y, por ende, dos de las tres derrotas que imperan en el casillero de los sevillistas. Especialmente grave fue la del partido ante el Eibar. El Sevilla vencía por 0-2 en el marcador tras una excepcional primera mitad. Sin embargo, un penalti cometido por Koundé a Orellana que convirtió el chileno en el 66 inició un descalabro que completaron Pedro León en el 77 y Cote en el 82. Tres goles en 16 minutos que dinamitaron todo el trabajo realizado por un equipo víctima de grandes errores de la defensa y el portero.
Más corto fue el período en el que encajó tres goles el Sevilla en el Camp Nou, aunque el resultado en el marcador era diferente. Con 0-0 en el electrónico, y tras dilapidar ocasiones claras de gol, Suárez en el 27, Arturo Vidal en el 32 y Dembélé en el 35 pusieron el partido en un 3-0 en ocho minutos que hicieron inalcanzable la opción de puntuar en el feudo azulgrana.
Estas dos desconexiones letales para los intereses del Sevilla han supuesto que los de Lopetegui encajen siete de los once goles que llevan hasta el momento en la temporada. Un síntoma de que la seguridad del sólido equipo sevillista se ve comprometida cuando no se ponen todos los sentidos en el partido.