¿Qué pasó con... Esperanza Márquez?
Integrante del primer barco femenino español de remo que acudió a unos Juegos Olímpicos (Atlanta, 1996), esta sevillana ha disputado tres ediciones del maratón hispalense, sigue compitiendo en la Sevilla-Betis y será homenajeada en la próxima gala del remo andaluz

El remo se lo dio todo, pero acabó tan cansada de los sacrificios del deporte de élite que, cuando cerró ese capítulo de su vida, durante años no tuvo ni zapatillas para correr. Polola, como todo el mundo la conoce, irradia simpatía, ha corrido tres ... maratones, sigue remando en sus ratos libres y regenta la administración de Abantal, el reconocido restaurante sevillano del chef Julio Fernández, su marido.
La Gala del Remo Andaluz la homenajeará el viernes
Sí, la Federación Andaluza me reconoce la trayectoria deportiva. Se agradece y me hace mucha ilusión.
Usted integró con Nuria Domínguez el primer barco español femenino en unos Juegos.
No lo sabía hasta hace poco. Éramos pocas en aquella época y es difícil abril el camino. Yo no lo he valorado hasta ahora, pero con el tiempo percibes que aquello tuvo su mérito. Yo sabía lo que me había costado, pero no le daba valor. Incluso cuando dejé de remar me causó un poco de rechazo todo eso porque es una vida complicada y dejas muchas cosas atrás...
¿Acabó muy quemada?
Sí, muy desilusionada, superquemada. Me pasé diez o doce años sin hacer nada de deporte. Ni zapatillas tenía. Nosotras éramos peso ligero y a mí me costaba mantenerlo, pasaba mucha hambre. Y te empiezas a inquietar con lo que vas a hacer con tu vida cuando dejes de remar. De un día para otro dije que se había acabado. Encontré trabajo y me ha ido bien, pero porque tomé una serie de decisiones concretas en su momento. Del deporte de élite acabé muy cansada y para estar donde yo estaba tienes que tener ilusiones. O estás o no estás.
¿Por qué Polola?
Porque cuando empecé, mi hermano ya remaba y él era Pololo. Se me quedó Polola. Al principio me enfadaba, pero no lo llevo mal, al revés. Mi marido me dice Polola y su familia, también. Soy Polola para todo el mundo. Por Esperanza casi que ni respondo.
¿Lo más gratificante que le ha dado el remo?
Los Juegos. Es una experiencia que no se puede explicar, un sueño cumplido. Y por supuesto, mis amigos y mi marido, al que conocí remando aunque él era piragüista. Puedo decir que todo me lo ha dado el remo, aunque muchas veces pienso que también me quitó muchas cosas, sobre todo tiempo con mi familia. Y todo eso me lo está devolviendo ahora que estoy volviendo a remar. Lo hago sin presión, disfruto. Cuando volvimos del confinamiento, empecé con las séniors del Club Náutico. Mis niñas, que tienen veinte años menos que yo, me están dando la vida.
¿Mantener la estrella Michelin genera una presión añadida en estos tiempos difíciles?
La filosofía de Julio no ha sido trabajar para conseguir la estrella. Ha trabajado siempre como creía que debía para dar la máxima calidad en servicio y producto. Al día siguiente de recibirla, el restaurante estaba lleno, tanto por la mañana como por la tarde. El nivel de exigencia de Julio y su equipo de I+D es muy alto y eso lo ha llevado donde está. Antes de la pandemia, el noventa por ciento de los clientes eran de fuera de España. Ahora se llena con gente de Sevilla. Estamos sorprendidos y agradecidos. No nos podemos quejar.
¿De Atlanta guarda algún recuerdo especial?
Muchos. De la villa, de cómo nos trataba la gente, con respeto y admiración. Y el desfile, una pasada. Lo estoy hablando ahora y se me pone aún la carne de gallina.
¿Su mejor marca en maratón?
3.32, a cinco minutos más o menos el kilómetro.
¿Quién le inculcó el beticismo?
En mi casa todos éramos béticos menos mi madre, que era del Sevilla, aunque le decíamos que por llevarnos la contraria. Estoy remando otra vez la Sevilla-Betis porque un año fui a verla con mis hijas y me dijeron que la remara. «¿Cómo voy a remar yo esa regata con la edad que tengo y seis mil metros?», les dije. Y ahora... fíjese. Llevo dos. Cuando hice las pruebas, me metí del tirón y es una de las regatas que más ilusión me ha hecho remar porque en Sevilla se vive mucho y me dio pena el año pasado que no hubiera público. Tengo que aguantar un añito más para que mis hijas me vean.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete