entrevista a domingo zarzo
El presidente de la Asociación Española de Desalación: «Llegamos tarde. Se tarda cinco años en construir una desaladora»
AEDYR
Las empresas del sector piden al Gobierno central agilizar la construcción de grandes desaladoras mediante contratos de concesión
«España es una potencia mundial en desalación. Tenemos más tecnología que Israel pero nos vendemos peor»
«Hay tecnología para potabilizar las aguas residuales. En Singapur y California ya se la beben»
Andalucía aguarda más de 1.000 millones de inversión en presas, desaladoras y mejoras en conducciones para la sequía

Domingo Zarzo preside la Asociación Española de Desalación y Reutilización de Agua (AEDyR), que tiene 200 socios, entre ellos empresas, instituciones públicas y profesionales con interés en el ámbito de la desalación y reutilización: constructoras, ingenierías, fabricantes, universidades, centros de investigación, así como Administraciones ... Públicas. Entre sus miembros están las grandes constructoras que tienen proyectos de desalación en el mundo, como Acciona, CoxAbengoa, Sacyr, Aqualia...
En Andalucía, la mayor desaladora está en Carboneras (Almería) y suministra 120.000 metros cúbicos, el 70% para riego y el 30% para consumo humano. Este verano, debido a la sequía, se aumentó el porcentaje que iba a consumo humano y esto provocó la manifestación de comunidades de regantes. Además, hay otras grandes desaladoras fijas estatales en la región: Marbella (puede producir 56 millones de litros diarios), Almería (50 millones), Mar de Alborán (60 millones), Bajo Almanzora(60 millones, Campo de Dalías (97,2 millones) y El Atabal (165 millones). Son plantas estatales y regionales, pero hay otras de las comunidades de regantes andaluzas, que se han dotado de desaladoras para cultivos agrícolas.
Según Domingo Zarzo, las plantas desaladoras de Andalucía tienen una capacidad para producir 524 millones de litros diarios para consumo humano si estuvieran al 100% de actividad. Teniendo en cuenta que cada persona consume 150 litros de agua por día, esas desaladoras podrían abastecer a 3,4 millones de andaluces cada día.
-¿Cuáles son los principales proyectos de desaladoras en España?
-No había nada previsto hasta el Real Decreto de Medidas contra la Sequía que se publicó en mayo de 2023, donde el Gobierno propuso la construcción de algunas nuevas desaladoras en Cataluña, con una inversión de 200 millones, y otras dos en Andalucía en la Costa del Sol y el Levante Almeriense, con un importe de 100 millones de euros cada una. Y está previsto una inversión de 600 millones de euros para descarbonización para generar plantas de generación fotovoltaica para alimentar esas desaladoras. También hay inversiones para ampliación de desaladoras grandes ya existentes, como la de Torrevieja, en Alicante; Águilas y Valdelentisco, en Murcia; y Carboneras, en Almería (40 millones). La planta desaladora de Carboneras tiene 20 años y se va a modernizar para adaptarla a los nuevos equipos y lograr que sea más eficiente y produzca más.

-Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, ha pedido al Gobierno de España un mapa de desaladoras de la región antes de 2027. ¿Llegamos tarde con las actuales necesidades?
-En el tema de la gestión de agua siempre llegamos tarde. Ha sucedido con las desaladoras. Tenían que haberse planificado mucho antes. Los pantanos de Andalucía están al 21%, tenemos una urgencia de abastecimiento, y cualquier desaladora fija que se comience a planificar ahora no estará operativa antes de 2027.
-¿En cuánto tiempo se construye una desaladora?
-En ejecutar la obra, dos años pero el gran reto de las desaladoras son los trámites burocráticos para conseguir las autorizaciones antes de construirlas. Los trámites administrativos, como son las permisos ambientales, pueden durar tres años años. Por tanto, se tarda al menos cinco años en poner en funcionamiento una depuradora desde que se planifica. De hecho, las últimas dos grandes desaladoras que se construyeron en España en el Programa Agua de 2004 tardaron hasta ocho años para estar finalizadas y produciendo agua.
-La Junta de Andalucía prevé construir desaladoras portátiles. ¿Puede ser una solución?
-Las desaladoras portátiles son más baratas y necesitan menos autorizaciones pero sólo permiten producir pequeños caudales. Se construyen rápidamente, en unos seis meses, y pueden ser una solución puntual para una comunidad de regantes, un pequeño pueblo o una industria, pero para resolver problemas de déficit hídrico hay que ir a grande desaladoras.
-¿Qué número de desaladoras harían falta en España y, más concretamente, en Andalucía, y cuánto costarían?
-Esa es una buena pregunta. De hecho, Europa nos hizo algunas preguntas al respecto y el Ministerio de Transición Ecológica nos estuvo consultando, pero ese número no está hecho. Hay distintos planes hidrológicos en los que podemos ver los déficits hídricos de las regiones pero no hay un estudio que diga cuántas desaladoras se necesitan y cuánta inversión exigiría.
-¿La construcción de depuradoras es un problema de dinero?
-El dinero no es un problema porque las empresas (constructoras, inversores, bancos o fondos de inversión) estaríamos dispuestas a financiar y hacer contratos de concesiones y poner el dinero, como se está haciendo en casi todo el mundo. Las grandes empresas españolas que tienen proyectos en todo el mundo funcionan por la vía de la concesión, de modo que el Gobierno de turno nos paga durante 25 años la amortización más el coste de operación, y de esa forma se agiliza la construcción y se optimizan los costes. En España ese modelo no funciona. Hasta ahora, para la construcción de las grandes desaladoras no se ha dado sitio a las empresas, sino que las han asumido los gobiernos. De hecho, en el sistema concesional sólo están los ciclos del agua en los municipios, que son empresa mixtas. El modelo de colaboración público-privada agilizaría mucho la construcción de depuradoras.
-¿Los fondos europeos no dan prioridad a este tipo de obras?
-De cara a Europa, las desaladoras no se consideran una prioridad. De los países del Sur, el único país que tiene grandes desaladoras es España. Es sorprendente que Italia no las tenga, aunque eso cambiará pronto. La cuestión es que Europa está gobernada más bien por los países del Norte y allí no hay una sensibilidad por este tema y no se está apostando por este tipo de inversiones.
La UE sacó un reglamento de taxonomía verde, que es una lista de actividades que se consideran sostenibles y que deben ser consideradas prioritarias en financiación. Y desgraciadamente, gracias a presiones de Francia y Alemania, se metió como actividades sostenibles las nucleares y las centrales de gas, y la desalación ha estado dentro y fuera de la esa lista en distintas ocasiones.

-¿Se puede potabilizar agua residual para consumo humano?
-Tenemos tecnología para producir agua potable a partir de aguas residuales. Incluso, en Singapur, Israel o California se la beben. En Singapur la han rebautizado como 'new water' y la venden embotellada. En España está prohibido por Ley usar ese agua aunque esté tratada y se destina a regar campos de golf o la industria. Debería cambiarse la legislación española para que podamos consumir ese agua porque una vez tratada es complemente segura. Al final y al cabo, el agua que tenemos en el planeta es la misma desde la creación, va dando vueltas en un ciclo y la calidad que tiene sólo depende de dónde está y el tratamiento que le demos.
-¿Qué tiene España que aprender de Israel en desalación o reutilización de agua?
-Somos uno de los países con más tecnología de desalación y la exportamos al mundo. De las 20 empresas más grandes del mundo en desalación, ocho somos españolas. Las empresas españolas han construido desaladoras en todo el mundo, desde Latinoamérica a Australia, Arabia Saudí, Israel... En el tema de la desalación hay mucho marketing. Siempre se habla de Israel y muchos gobernantes españoles van a allí para ver cuánta agua se utiliza allí y cuanto se desala. Pero es que España tiene más tecnología de desalación que Israel. De hecho, empresas españolas hemos construido desaladoras en Israel. El problema es que en España nos vendemos peor. Además, a nivel de capacidad instalada, somos el quinto país en capacidad de desalación y también en reutilización. En España, la desalación supone ya un 9% de todo el agua potable que se suministra, concentrándose en el Levante y las islas.
-En su día se abandonaron muchos proyectos de desaladoras por el coste energético.
-Eso no se corresponde con la realidad. Es verdad que una desaladora tiene un gran consumo pero hay que relativizar respecto al metro cúbico de agua producida. La energía que necesitamos para producir el agua desalada para una familia de cuatro miembros durante un año es igual al consumo de energía de su refrigerador, es decir, 3 kilovatios para producir mil litros de agua.
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