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AGRICULTURA

La naranja sevillana que ni es naranja ni conocida en Sevilla

La finca Los Calderones cultiva desde hace 40 años las llamadas «naranjas de sangre», de la variedad sanguinelli, que tienen la pulpa y parte de la piel de color rojo oscuro

Naranjo de la variedad snguina ABC

INMA LOPERA

La finca Los Calderones, situada en el municipio sevillano de Cantillana , está en plena recolección de una naranja singular y muy diferente a las que habitualmente se encuentran en el mercado. Se trata de la variedad sanguinelli o sanguina, conocida también como «naranja de sangre», en alusión al color rojo oscuro de su pulpa y su zumo, el mismo tono que, en forma de vetas, pigmenta parte de la cáscara de la fruta.

Pese a ser desconocida para la mayoría de los consumidores sevillanos y españoles, es una naranja muy antigua, pues lleva «unos cuarenta años cultivándose en nuestra finca, desde que mi padre, Miguel Muñoz Revilla, dio con esta variedad que antiguamente sí tenía aquí un pequeño nicho de mercado y se interesó por ella», señala Javier Muñoz Layos, propietario, quien destaca que «hoy es muy difícil de encontrar en el mercado nacional, aunque fuera de nuestro país su consumo es más estable».

Actualmente, la finca Los Calderones, con una extensión de 275 hectáreas, dedica unas 25 al cultivo de la naranja sanguinelli, con una producción que ronda el millón de kilos en cada campaña.

Aparte de su color rojo sangre, la variedad se caracteriza por tener un calibre más pequeño y una forma ahuevada. Tiene pocas semillas y un sabor intenso, y su precio en el mercado está sobre unos ocho y diez céntimos de euro por encima al de una naranja normal, tipo navel.

El color rojo oscuro de su carne se debe a la presencia de antocianinas, una familia de pigmentos con propiedades antioxidantes común en los frutos rojos, pero bastante infrecuente en los cítricos.

En cuanto a su cultivo, «es una variedad muy sensible al frío extremo», explica Rafael Galiano, técnico responsable de la explotación, por lo que «su cultivo en la Vega sería muy complicado, al acusar más las bajas temperaturas. La finca, ubicada en Cantillana en dirección al Pedroso, tiene un clima idóneo al estar situada al principio de la sierra, donde apenas se dan las heladas».

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