Sonia, 45 años, sevillana: «Me he declarado en quiebra para que me perdonen las deudas y empezar una nueva vida»
«Respondo solidariamente de las deudas de mi marido pero con mi sueldo no podré saldarlas nunca. Necesito una 'segunda oportunidad' para empezar una nueva vida»
«Llevo diez años con depresión, culpándome del fracaso, con miedo a salir a la calle, sin poder tener una cuenta bancaria, usar una tarjeta o tener un coche a mi nombre»
¿Qué personas físicas pueden pedir concurso de acreedores y acogerse a la 'segunda oportunidad'?
Casi 300 familias sevillanas solicitan el concurso de acreedores en poco más de dos meses

Sonia, nombre ficticio para proteger la identidad de esta sevillana de 45 años, arrastra desde hace años un calvario por las deudas que contrajo su cónyuge en un negocio familiar. Ha contratado a un abogado para solicitar el concurso de acreedores en el Juzgado Mercantil ... 1 de Sevilla y acogerse al mecanismo de 'segunda oportunidad' con el fin de que se le perdonen sus deudas y volver a comenzar una nueva vida, en la que pueda abrir una cuenta bancaria, usar tarjetas de crédito o débito, tener un coche a su nombre...
«Estaba casada con un empresario en régimen de gananciales y cuando el negocio fracasó yo respondí de sus deudas de forma solidaria. Llegó la crisis de 2008 y no pudimos pagar a los proveedores. Ahí comenzó mi pesadilla, porque perdimos la casa, que valía 160.000 euros, y hoy vivo de alquiler. Aunque los bancos embargaron la casa, nos quedamos con una deuda de 80.000 euros, cuyos intereses no hacían sino crecer día a día, con lo que la deuda alcanzó los 200.000 euros», rememora Sonia, quien intentó pagar parte de la deuda pero vio que a ese ritmo jamás podría saldarla.
«Entré en una espiral de depresión y angustia porque sentía vergüenza cuando salía a la calle y me encontraba con gente a la que le debíamos dinero. Yo trabajo como asalariada desde 2011 y quiero pagar mis deudas, pero es que con mi sueldo no podré hacerlo. Desde entonces -dice- no puedo tener una cuenta bancaria a mi nombre ni tarjetas, por lo que usaba a familiares para poder tener esos servicios. Me di cuenta de que nunca iba a salir de la economía sumergida hasta que me enteré por televisión que existía el mecanismo de 'segunda oportunidad' para personas como yo».
Sonia , madre de una niña de 16 años, pidió la 'segunda oportunidad' que contempla la Ley Concursal para personas de buena fe que, como ellas, no tienen tras de sí delitos graves. El suyo es un concurso de acreedores sin masa, por lo que previsiblemente acabará en liquidación porque no tiene bienes. Su intención es que se le perdonen unos 200.000 euros, de modo que pueda pagar las deudas no exonerables, así como los gastos del concurso, con la retención de parte de su sueldo. Ella gana unos 1.300 euros mensuales, por lo que se le podrá retener el 30% de lo que exceda del Sueldo Mínimo Interprofesional (1.000 euros), es decir, unos cien euros mensuales.
«Llevo diez años de mi vida atrapada en esta espiral, culpándome del fracaso, con miedo a sentirme señalada cada vez que voy a ciertos sitios y temblando cada vez que suena el teléfono. He vivido con ansiedad pensando en el futuro. Yo no he matado a nadie. Sólo tuve la mala suerte de que el negocio del que ahora es mi exmarido fracasó. Quiero empezar una nueva vida. Estoy aquí gracias al apoyo que me ha prestado mi familia durante esta pesadilla», dice sin poder ahogar las lágrimas.
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