Elecciones Andalucía 2022
El Parlamento de Andalucía cumple cuarenta años: de la mayoría absoluta del PSOE a la del PP
Hace cuatro décadas, el 21 de junio de 1982, se constituyó la Cámara autonómica en el salón de los Tapices del Alcázar de Sevilla con aplastante mayoría absoluta de los socialistas
Elecciones Andalucía 2022, en directo
Fue hace cuatro décadas justo. El primer Parlamento de Andalucía de la historia nació hace cuarenta años en el salón de los Tapices del Alcázar de Sevilla. El espejo de la política nos devuelve un reflejo muy parecido al del ... día de ayer, en las elecciones de la histórica mayoría absoluta del PP, pero cambiado de eje. Como quien se mira en el azogue de la retrospectiva y descubre en la imagen especular que la izquierda está a la derecha y viceversa.
Tal día como hoy, un 21 de junio, se constituyó en 1982 el Parlamento de Andalucía salido de las elecciones del 23 de mayo en las que el PSOE se había adjudicado la victoria con 66 escaños y un porcentaje de votos que superaba el 52%. Como segundo en liza, la Alianza Popular de Antonio Hernández Mancha a una distancia sideral de un millón de votos frente al hegemónico Partido Socialista que ha dominado la política andaluza en todo este tiempo.
UCD sumó el 13,05% de los sufragios, por delante del Partido Comunista capitaneados por el alcalde de Córdoba Julio Anguita y los andalucistas del PSA encabezados por el alcalde hispalense Luis Uruñuela . Los ultraderechistas de Fuerza Nueva apenas sumaron 34.742 votos mientras que la ultraizquierda se desflecaba en una sopa de letras con trotskistas, maoístas, leninistas, estalinistas y un largo etcétera sin peso electoral.
No se cabía en el salón de los Tapices
Todos se habían quedado fuera del Parlamento, en el que sólo formaron grupo propio socialistas, ucedistas, aliancistas, comunistas y andalucistas. En el impresionante salón de los Tapices tejidos por encargo del Rey Felipe V por Sebastián van der Borcht , aquel caluroso día del solsticio de verano no sólo estaban los 109 parlamentarios que estrenaban escaño sino hasta trescientos invitados más al momento histórico en que Andalucía inauguraba su autogobierno poniendo en pie su órgano legislativo.
Entre los invitados a la sesión plenaria, la ministra de Cultura, Soledad Becerril ; el presidente del Senado, el cordobés Cecilio Valverde ; el delegado del Gobierno en Andalucía, Félix Manuel Pérez Miyares ; y el primer presidente de la Junta autonómica, Plácido Fernández Viagas , que había vuelto a la judicatura, con plaza en el Tribunal Supremo, desencantado de la política.
Trescientos invitados a la ceremonia
Mandos militares de la Segunda Región con sede en Sevilla y de la Zona Marítima del Estrecho, magistrados y fiscales de la Audiencia Territorial, representantes de los parlamentos autonómicos de Cataluña, País Vasco, Galicia y Navarra, el rector de la Hispalense ( Guillermo Jiménez Sánchez ), el presidente de la Diputación ( Manuel del Valle ), los presidentes de las patronales andaluza y sevillana ( Manuel Martín Almendro y Juan Salas Tornero ), el presidente de la Real Academia de Medicina (el doctor Sánchez de la Cuesta ), una de las hijas de Blas Infante ( María de los Ángeles ) y cinco de los todavía todopoderosos gobernadores civiles, salvo los de Huelva, Cádiz y Almería.
No se cabía. Hoy –incluso con las masas de turistas que entran a diario– sería impensable tal acumulación de personas en una estancia histórica del primer monumento de la ciudad, porque todavía no era capital de Andalucía. Pero en 1982, el celo por el patrimonio histórico-artístico , como la propia autonomía, estaba todavía en mantillas.
Los 66 diputados socialistas –una abrumadora mayoría que marcó las siguientes convocatorias electorales, principiando por las generales de octubre con la victoria aplastante de Felipe González – tampoco cabían en el lado izquierdo del pretendido hemiciclo y ocuparon también asientos en la derecha, junto con los parlamentarios de Unión de Centro Democrático y AP.
UCD y PCA pactan la Mesa
Pero a la hora de votar la mesa del Parlamento, no hubo confusión posible: Antonio Ojeda Escobar , el primer presidente de la Cámara autonómica, obtuvo 74 votos, los de su propia bancada y los del Partido Comunista que comandaba el alcalde de Córdoba, Julio Anguita . Alianza Popular quedó excluida de la mesa en virtud del pacto que convinieron UCD y el PCE para que el centrista Luis Marín Sicilia ejerciera de segundo vicepresidente y el comunista Manuel Gómez de la Torre asumiera una vocalía.
Entonces, la política deparaba extrañas componendas en las que no se trazaban líneas rojas a cada paso ni se lanzaban invectivas inanes cuyo eco amplificado devolvían las redes sociales para audiencias con mentalidad adolescente.
Ojeda leyó el primer discurso de la historia del Parlamento de Andalucía con el gesto adusto y la solvencia intelectual que en aquella época se acostumbraba exigir a los políticos: «En primer lugar, quiero traer a la memoria de todos y rendir público homenaje a Blas Infante , un hombre digno y valeroso, un andaluz bueno, cuya vida fue un ejemplo de lucha y entrega por Andalucía y por los andaluces. Por ello, es de justicia recordarle y proclamar que su sacrificio no fue inútil, sino todo lo contrario: aquí están sus frutos».
Eran obligadas referencias que hoy ni se mencionan, como la de los «andaluces de la emigración» , cuya lacerante herida en el cuerpo social estaba aún por cicatrizar. En su discurso había orgullo , esa vieja palabra que estaba lo mismo en las cuñas radiofónicas de Iñaki Gabilondo que en el reverso del agravio que los andaluces experimentaban frente a las veleidades separatistas de las «nacionalidades históricas».
Ayer, como hoy, Andalucía se veía a sí misma como dique de contención para frenar a quienes querrían desbordar el marco legal de la Constitución y los estatutos de autonomía. La Loapa (Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico), con que la UCD de Leopoldo Calvo-Sotelo pretendía embridar la cuestión regional que había alentado la intentona golpista del 23-F, estaba bien viva y presente en las palabras de Ojeda: «Hay que huir de soluciones maximalistas y pensar que es posible una solución armónica e integradora , respetando los principios básicos que la Constitución y el Estado establecen». El PSOE andaluz no se movía un milímetro del PSOE federal, que velaba armas para el asalto final al Gobierno de la nación con UCD en plena descomposición.
Malas relaciones entre UCD y AP
Ayer, como hoy, se extrapolaban situaciones que se daban en Andalucía a la política nacional. La crónica de aquella sesión parlamentaria en el ABC del día siguiente remataba así las desavenencias entre los centristas y aliancistas de Fraga: «Las relaciones entre los dos grupos que se sientan en la derecha de la Cámara van a ser conflictivas. No parece que vaya a haber el más mínimo entendimiento entre AP y UCD, como ya ocurriera durante la campaña electoral. Después de lo ocurrido ayer, no es descartable que la proximidad de las elecciones generales condicione desde el principio la actividad legislativa andaluza , toda vez que en el caso concreto de estos dos partidos la falta de acuerdo entre aliancistas y centristas es fiel reflejo de sus respectivas políticas a nivel nacional».
Con mayoría absoluta socialista o popular, nada nuevo hay bajo el sol en la política andaluza.
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