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Las lagunas del fallo del «caso Faisán»

El tribunal ha hecho malabarismos para condenar a los policías Pamiés y Ballesteros por revelar información y al tiempo absolverlos de colaborar con ETA

Las lagunas del fallo del «caso Faisán» ed carosía

javier chicote

La sentencia del chivatazo ha buscado un equilibrio que no satisface a nadie y que se cimenta en más que polémicas interpretaciones.

1. Los delitos no son delitos si se cometen con buena intención

La Sección Tercera de la Sala de lo Penal no deja lugar a dudas respecto a la autoría del chivatazo: Pamiés y Ballesteros avisaron al dueño del bar Faisán para evitar las detenciones de la red de extorsión de ETA.

En condiciones normales, si un policía da información a un terrorista para favorecerlo, hay delito de colaboración con banda armada. En el Faisán, ¿por qué no? Según el tribunal que preside Alfonso Guevara, porque los policías, en el fondo, no querían ayudar a ETA, sino al diálogo con los terroristas que había aprobado el Congreso. Es decir, habría un bien mayor, una buena intención identificada como «no entorpecer el proceso».

2. El soplo no puso en peligro «el bien jurídico protegido»...

La sentencia deja muy claro que en un lado están los terroristas que «atacan el orden constitucional» y en el otro quienes protegen este «bien jurídico». Los tres jueces de la Sección Tercera maniobran para sostener que, como querían favorecer el proceso de paz, «no podemos considerar que (el chivatazo) lesionó o puso en peligro el bien jurídico protegido».

3...Pero causaron un «grave daño a la causa pública»

Pese a que los policías, según la sentencia, luchaban contra ETA con un chivatazo encaminado al final de esa misma ETA, la Sala reconoce que «causaron un grave daño a la causa pública» porque evitaron «una operación de otros miembros del Cuerpo Nacional de Policía, revelando unos datos que conocían por razón de su cargo». Un argumento incompatible con el anterior.

4. La jurisprudencia, en este caso, «no es aplicable»

Entre las 57 páginas del texto de la sentencia, el ponente reconoce que la jurisprudencia determina que no es necesaria una afinidad ideológica con los terroristas para una condena por colaboración con banda armada. Es decir, si alguien ayuda a ETA, aunque no comparta sus fines ni su ideología terrorista, se le debe condenar por colaboración. Pero, a continuación, el tribunal dice que en este caso «no es aplicable» la jurisprudencia porque no hay «dolo intencional» al no querer los acusados «favorecer la actividad de la banda terrorista».

5. Quienes ordenaron el chivatazo no están en la sentencia

A lo largo de la investigación y del juicio ha habido unanimidad absoluta en un hecho: un héroe de la lucha antiterrorista como Pamiés, jefe superior de Policía en el País Vasco, no decide motu proprio avisar a la red de extorsión de ETA para que eludan su inminente detención y así «no fastidiar el proceso». Alguien con responsabilidades políticas tuvo que trasladar esa orden. Esta tesis fue uno de los pilares de la argumentación del fiscal Carlos Bautista, quien reflejó en sus conclusiones que faltan «los de arriba» e incluso invitó a los procesados a hablar «como Amedo», en referencia al subcomisario condenado por los GAL y que acabó «tirando de la manta» para encarcelar al exministro del Interior José Barrionuevo y al exsecretario de Estado de Seguridad Rafael Vera. Ni la investigación ni, por supuesto, la sentencia del Faisán, identifican a «los de arriba».

6. Rubalcaba, que negó el soplo por activa y por pasiva, guarda silencio

El día del chivatazo, 4 de mayo de 2006, el ministro del Interior era Alfredo Pérez Rubalcaba. El hoy líder de la oposición negó en el Congreso, y en todo lugar en el que le preguntaron, que la Policía diera un soplo a ETA y, obviamente, que él o que cualquier otro dirigente político o policial dieran esa orden. La Audiencia acaba de demostrar que hubo chivatazo y quiénes fueron los autores materiales. Es decir, según el tribunal, Rubalcaba mintió durante años. Tras conocerse el fallo, el secretario general del PSOE se limitó a mostrar su «respeto» por la sentencia y remitirse al Tribunal Supremo, quien tendrá «la última palabra», dijo.

7. El PP de la oposición no es el del Gobierno

En el caso Faisán se han personado tres acusaciones populares: Dignidad y Justicia, la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) y el Partido Popular. Sólo una no ha hecho valoraciones ni va a recurrir el fallo, la del PP. La actual estrategia del partido no tiene nada que ver con la mantenida cuando eran oposición.

El Faisán fue uno de los pilares de la batalla política contra el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y, sobre todo, contra Alfredo Pérez Rubalcaba. Con el cambio de Gobierno, el Faisán pasó de ser un gran escándalo a un problema. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díez, no quiso valorar el fallo y dijo que Enrique Pamiés y José María Ballesteros seguirán en sus puestos hasta que la sentencia «se nos notifique y tenga firmeza».

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