Son muchas las mujeres que llegada a cierta edad (o no tienen ni por qué ser mayores) sufren de lóbulos rasgados o caídos. Eso no supone un problema médico real, pero sí estético porque afean la oreja tanto cuando se llevan pendientes como cuando no. A veces, aunque no sean pendientes pesados se ven caídos o pueden incluso perderlos (se caen) si el agujero se ha dilatado demasiado.
Estos agujeros de los pendientes que muchas tienen desde bebés a veces van haciéndose cada vez más y más grandes y pueden incluso llegar a rasgar por completo el lóbulo de la oreja.
¿Qué pueden hacer las mujeres con lóbulos rasgados?
Una de las posibilidades que tienen es optar por cierres para pendientes que estabilizan y elevan. De este modo mejoran la oreja a nivel estético y previene futuros daños en los lóbulos por el uso continuado de pendientes pesados. La marca española Lovvia ha diseñado estos cierres de efecto instantáneo y que funcionan con todo tipo de pendientes que tengan tornillo o palo.
«Los cierres de pendientes patentados por Lovvia tienen dos funciones, la primera de ellas es elevar el lóbulo de la oreja, funciona con cualquier tipo de pendiente (desde los más pequeños hasta los más grandes y pesados). Además de todos los beneficios mencionados anteriormente, existe uno más. ¿Cuántas veces han perdido cierres de pendientes? Estos cierres están diseñados con un pasador que se ajusta a presión de una manera segura y sólida para que no los pierda. Nuestros cierres funcionan distribuyendo el peso de sus pendientes sobre un área más grande y aprovechando el tejido fuerte en la parte superior de la oreja».
Lobuloplastia
Cuando el lóbulo se ha rasgado parcial y sobre todo si lo ha hecho totalmente, es el momento de optar por una sencilla intervención llamada lobuloplastia. Preguntamos al servicio de cirugía estética, donde trabaja el doctor Salvatore Pagano, de la Clínica Marest en Sevilla que nos da los detalles sobre ella.
«La lobuloplastia corrige esa oreja rajada que ha podido ocurrir porque la paciente haya usado pendientes de mucho peso durante mucho tiempo, o puede también pasar de una forma traumática (como cuando un niño pequeño hace un tirón de un pendiente) o por una dermatitis de contacto y por el uso repetido de pendientes que dan esa reacción», explican.
Cómo es la lobuloplastia
Es una pequeña intervención en la que se aplica anestesia local y dura unos 35 minutos. «Se hace una incisión de la piel rajada, se retira y se sutura con un hilo, solo unos puntitos, que a la semana ya se retiran y se recuperan de forma inmediata. La paciente no podrá usar pendientes durante un mes y medio, después se le vuelve a hacer el agujero (no el mismo lugar de la reconstrucción, ligeramente lateralizado). Y ya puede volver a llevar sus pendientes con normalidad con precauciones como evitar pesados, cuestiones de dermatitis si las sufre, etc».
Foto principal: Lovvia