Anna y Paz Padilla responden a la polémica por el plagio de su marca de ropa: “Se parecen mucho”

La hija de la humorista ha querido explicar en sus redes sociales cúal es la causa del conflicto con la raspa de pez de su marca

La polémica por la presunta apropiación del símbolo de una raspa de pez, protagonista del logo de la marca de ropa Noniná, propiedad de Paz Padilla y su hija Anna, ha desatado un aluvión de comentarios y posiciones encontradas en redes sociales. Todo comenzó cuando los dueños de un pequeño comercio en Zahara de los Atunes, Vito y Yolanda, denunciaron públicamente que habían recibido un burofax de los representantes legales de Paz Padilla exigiendo la retirada de productos con una imagen similar al emblema de Noniná.

Desde el comercio afectado han defendido que llevan más de dos décadas comercializando prendas con ese símbolo, que aseguran es “un elemento cultural” profundamente ligado a la identidad local de Zahara y su tradición pesquera. La respuesta no tardó en llegar, pero no vino directamente de la humorista y empresaria, sino de su hija, Anna Ferrer Padilla, quien se pronunció con contundencia a través de sus redes sociales.

En una serie de historias de Instagram, Anna quiso ofrecer contexto legal y desmontar algunas ideas erróneas que, según explicó, circulan en medios y redes. “Hay gente que no sabe cómo funciona la propiedad intelectual”, comenzó diciendo con tono calmado pero firme. “La raspa es parte de nuestra identidad como marca, está registrada, igual que el nombre Noniná y algunas frases que usamos en nuestras colecciones”, explicó.

Las explicaciones a sus seguidores

Anna detalló que este registro no pretende adueñarse del concepto general de “raspa de pez”, sino proteger un diseño concreto que fue creado para identificar su marca. “No estamos diciendo que todas las raspas del mundo sean nuestras. Pero sí esta. Está registrada como marca en la categoría de ropa y complementos. Eso significa que no puede haber otra marca igual o casi igual haciendo lo mismo, se parecen mucho”, aclaró.

También respondió al argumento cultural que habían dado los propietarios del comercio gaditano: “Entendemos que hay un vínculo sentimental o incluso tradicional con la raspa, pero una cosa es un símbolo popular y otra es un logo comercial registrado, que se ha desarrollado y protegido legalmente”. Además, subrayó que todo el proceso de registro pasa por una revisión exhaustiva: “No lo decidimos ni mi madre, ni yo. Lo decide la Oficina de Patentes y Marcas. Si creen que otro logo se parece demasiado, entonces hay un procedimiento. Y si no lo creen, no pasa nada”.

A lo largo de sus declaraciones, la hija de Paz Padilla insistió en que esta acción no es un ataque personal ni una guerra comercial, sino un acto de protección habitual en cualquier negocio en expansión. “Tenemos tienda en Zahara, pero estamos creciendo mucho. Es lógico que queramos proteger nuestra identidad visual. No se puede usar un logo que se parece mucho al nuestro. Ni para lucrarse, ni para confundir”, sentenció.

Con este mensaje, Anna Ferrer ha tratado de zanjar la controversia, aunque las reacciones siguen multiplicándose en redes. La comunidad de Zahara defiende su patrimonio visual y cultural, mientras que desde Noniná apelan al rigor legal y al derecho a blindar una marca en pleno proceso de expansión. Por ahora, la disputa entre tradición y propiedad intelectual sigue latente.

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