El futbolista quiso enseñar la nueva imagen que llevará en su piel, pero fue otra la que generó polémica
Sergio Ramos se encuentra de vacaciones tras culminar una temporada dura y exigente a nivel profesional. El año deportivo en su regreso al Sevilla FC ha sido complicado, con un equipo que estuvo coqueteando con los puestos de descenso hasta el último tercio de la liga. En cuanto a su futuro profesional, es una incógnita si seguirá jugando en el conjunto de Nervión o en otro destino, pero su mente ahora está puesta en descansar.
Este período le sirve para añadir un tatuaje a su cuerpo ya de por sí marcado por la tinta. Su cuerpo es un auténtico collage de frases e imágenes que significan algo para el futbolista de Camas, que en su último vídeo en sus redes sociales ha mostrado el dolor que le está suponiendo su nueva referencia impregnada en una sesión de aguja y tinta.
En su última publicación se puede observar como un tatuador le impregna en una zona próxima a su axila izquierda la piel con la imagen de un cristo, no sin comentar en la publicación un expresivo “no veas la que me está dando aquí el bicho”, en referencia al tatuador.
Sin embargo, no es el nuevo tatuaje el que ha generado más reacciones en la publicación de Sergio Ramos, sino uno que ya tenía y que muchos de sus seguidores han percibido y ha provocado que haya saltado la polémica en los comentarios del post del jugador. En el brazo izquierdo de Sergio Ramos aparece tatuada una estrella de David, símbolo del pueblo judío y presente en la bandera de Israel.
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Este ‘descubrimiento’ por parte de los muchos seguidores del jugador a nivel mundial ha desencadenado un aluvión de comentarios del mundo musulmán que defiende al pueblo palestino, así como otros de usuarios pro Israel, evidenciando la situación de tensión que se vive por el ataque de Hamás a Israel y la contundente y desproporcionada respuesta que sigue dando el gobierno israelita contra el pueblo palestino, que ha generado manifestaciones de repulsa por todo el mundo.

Una muestra más de que cualquier publicación, por inocente que sea, puede ser un foco de conflicto a pesar de que su protagonista no buscase eso.