Que Vicky Martín Berrocal es una mujer de éxito es incuestionable. Su lista de proyectos es bastante extensa y a su faceta en el mundo de la comunicación como colaboradora en programas de diversa índole, diseñadora de moda con su firma Victoria ahora se suma un nuevo reto, como es su podcast ‘A solas con Vicky’. La onubense entrevista cada semana a un personaje conocido mostrando su lado más natural y podríamos decir incluso vulnerable. Este, sin duda, sería su programa más especial, pues se sienta justo enfrente su hija Alba Díaz Martín.
«Llevaba tiempo con ganas de que llegara este momento… Alba Díaz es la próxima invitada de mi podcast. Os dejo un resumen de una charla irrepetible. Probablemente la más fácil y la más difícil que he tenido en mi vida. 54 minutos que son oro para mí y seguramente para todas las que somos madres. No dejen de verla», señalaba Vicky en un post de Instagram. «Gracias Alba por enseñarnos tanto de ti… y por ese discurso tan necesario y tan humano».
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La entrevista arranca con muchos nervios y risas entre ambas. «Esto impone», señala Alba. «Es tu primera vez en un plató de televisión», contesta su madre. «Veintitrés años». La influencer ha elegido a su madre para la que es su primera aparición en este formato. La diseñadora se sincera comentando cómo fue su embarazo, a lo que Alba contesta que «en el libro dijiste que no querías ser madre, entonces pensé que era un error». «Nunca quise casarme ni tener hijos, yo veía un carro y salía corriendo, pero llegaste tú maravillosa Alba y ahí empecé a quererte en ese preciso instante. Fui corriendo a decírselo a tu padre y a partir de ese momento la vida de una madre cambia», responde Vicky.
Tras ello, ambas profundizan en la relación madre-hija que mantienen. «Yo pensaba que te conocía, pero es mentira. Al final te das cuenta que no conoces a un hijo y esa es la gran charla que yo quiero hoy tener contigo porque creo que esto va a ser bueno para las madres, porque tú y yo somos muy de hablar. Pero realmente un día tuve la sensación de que no te conocía y eso es increíble», arranca Vicky. Tras ello, Alba comienza un repaso a cuando le hicieron bullying en el colegio por su acento y porque no leía igual que el resto de compañeros. «Yo recuerdo algunas veces que decías tengo miedo a hablar en clase, pero tu madre no te preguntó». «¿Qué preguntas necesita un hijo que no las hacemos?». Alba señala que «tal vez los padres tal vez no hacen las preguntas correctas». «No sé, es simplemente el niño debería sentir que lo apoyan. El hecho de estar ahí, de que ellos sientan que están ahí tus padres».
En cuanto a la familia, Vicky comienza señalando la herencia de la familia: «Partimos de que tú vienes de donde vienes, tienes unos padres conocidos y has tenido que vivir con eso. No creo que eso haya sido fácil. Tienes ahí una herencia genética». A lo que Alba ha comentado que es «maravillosa, pero muy dura». «Sois una bomba en todos los sentidos, tenéis mucho carácter, mucha fuerza, muy fuertes, muy luchadores. También vivir ahí viéndoos crecer de esa manera… Es verdad que tienes una presión. Hay que saber vivir con ello y coger de esa herencia lo que te sirve y apartar lo que no». «Estoy ahí con mi psicóloga. Iba al psicólogo cuando era más pequeña pero le contaba mentiras, lo que pasa que no te lo decía». Ambas se ríen.
«Cuando lo dejaste con papá, yo no entendía que pudieras seguir con tu vida, era raro, porque él siguió con su vida y lo vi bien. Pero contigo tenía ese apego que no podía. Me sentía sola. Llegó Virginia y nací con ella, no tuve que asimilarlo», comenta Alba. «Te daba mucho corage que tuviese novios», dice Vicky confidente. «Me la has hecho pasar, telita, vale?».
«A veces echo de menos no tener un grupo de amigos. Qué pena no haberme quedado en Sevilla para poder tenerlo. Yo soy una persona muy solitaria», destaca Alba. La joven señala que estuvo en seis colegios y tuvo que mudarse a Madrid en varias ocasiones porque precisamente no se encontraba, algo que su madre se daba cuenta. «Al final a ti te pasó factura muchas cosas, no sólo a ti, hablo en general». «Tú vienes de un padre y una madre separados pero tú has tenido suerte de que nos llevamos bien. Y que yo hablo con ellos, y que nos reunimos… No es normal que las dos familias se lleven tan bien como lo que tú has vivido». «Yo siempre he pensado que Alba tenía que estar bien, que tiene su madre que se lleva bien con su exmarido y es guay ir de una casa a otra, pero cuando me contaste que echaste muchas cosas en falta, por ejemplo tener un hogar… cuando llegas a casa de tu padre sí que lo tienes ahora y que conmigo no lo has tenido». «Tampoco nacéis con un manual de cómo hacerlo», le contesta Alba.
«¿Qué te gusta de tu madre?», pregunta la diseñadora. «Bueno, pues muchas cosas, como por ejemplo, que me hayas dejado ser, que me hayas dejado vivir experiencias. Viajar, conocer gente, que hayas confiado en mí». «Luego siempre me quejo de que eres muy dura pero luego se agradece. Mi padre es más tranquilo y eres un gran ejemplo como mujer, madre, hija, hermana. Siempre estás. Eres muy generosa, estás para los demás». «De mi padre le miro las manos y lloro. Tengo una debilidad con sus manos. Mi padre es una persona muy especial, es capaz de dejar a un lado lo que haya pasado por estar. Es una persona muy buena, no tiene maldad. Alba soy tu padre, pero puedo dejar de ser tu amigo y ahí me cambió todo. Yo siento que os quiero tener como ambas cosas. Contigo a veces soy más amiga que hija».
«También he aprendido mucho de mi familia, los patrones en mi familia no han sido. Con mi abuela he visto el sufrimiento y mi otra abuela que también ha sufrido y tú que no te he visto con un pareja. He relacionado el amor con el sufrimiento, pero se aprende», comenta Alba. «Esto de la terapia me siento muy privilegiada por poder ir y es verdad que los tiempos han cambiado y en tu época hablar de tus miedos y tus carencias te podían mirar mal».