Cuarto de maravillas

10 cosas que hacer en una escapada a Lanzarote

Lo que no debes saltarte de la naturaleza, cultura y gastronomía en un viaje de tres días por esta isla canaria inolvidable

Lanzarote. Foto: Cuarto de Maravillas

El otoño es una época perfecta para hacer un viaje de pocos días. Hay varios puentes que se pueden aprovechar y las temperaturas suelen ser más agradables que en pleno verano. Son varias las compañías que ofrecen vuelos directos desde Sevilla a diferentes destinos de Europa y España, algunas low-cost, como Ryanair (siempre que estés dispuesto a soportar que el pasillo del avión se convierta en un mercadillo donde se vocean las mercancías en venta, aunque la verdad es que cuando vas en un grupo de diez mujeres se nos oye más a nosotras que a las azafatas-vendedoras).

Nuestro último destino ha sido Lanzarote. Yo tengo que confesar que me daba un poco de pereza (¡uff, un sitio tan turístico!) y que mis expectativas eran, sobre todo, muchas risas entre amigas. Pero, además, me he encontrado con una tierra donde la naturaleza es protagonista absoluta y la intervención del hombre no ha hecho más que dar a conocer, de forma inteligente y especialmente respetuosa, las maravillas que esconde una isla volcánica en el Atlántico. Y en este sentido, no se puede dejar de mencionar a César Manrique, que fue capaz de hacer ver al resto del mundo su tierra natal con sus propios ojos: desnuda, bella, sin mancillar.

Os cuento lo que más me ha gustado hacer en tres intensos días.

Lanzarote. Foto: Cuarto de Maravillas
Lanzarote. Foto: Cuarto de Maravillas
Lanzarote. Foto: Cuarto de Maravillas

1. Conocer las Montañas del Fuego y disfrutar de los contrastes de colores que ofrece ese paisaje único: negro de lava, rojos de óxidos de hierro, azules del mar y blancos de espuma; asistir a una demostración de la actividad volcánica en el centro de visitantes y acabar a lomos de un camello, imaginando que estás en el Atlas y que Lawrence de Arabia es el que tira de la reata de bestias.

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2. Sentarte en una roca de Los Hervideros a ver las quinientas mil formas que tienen las olas de romper contra el acantilado y de adentrarse en las oquedades.

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3. Probar las lapas en el restaurante El Bogavante, en El Golfo, con unas preciosas vistas al mar; y acabar con un arroz caldoso regado con una (o varias) botellas de vino El Grifo, DO Lanzarote, elaborado en la bodega más antigua de Canarias, de la variedad malvasía volcánica sembrada entre muros de piedra seca (una técnica tradicional de colocación de piedras sin argamasa).

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4. Ver la puesta de sol con un mojito en la mano en la playa del Papagayo (pero sólo uno…porque luego hay que subir una cuesta enorme con el coche de alquiler y hay que usar el embrague con acierto).

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5. Comprar algo de artesanía en el mercadillo de Teguise –yo no me he resistido a un lagarto de cerámica- o alguna prenda de algodón canario para las tardes del próximo verano.

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6. Visitar Los Jameos del Agua, localizados junto al mar en el interior del túnel volcánico que se originó al erupcionar el volcán de La Corona. Entrar en la Cueva de los Verdes, en el mismo túnel, y recorrer unos cientos de metros entre rocas de lava con incrustaciones de carbonato cálcico rodeadas de agua de mar (para fingir al cabo de un rato que tienes claustrofobia porque no hay quien aguante al guía y tus amigas te esperan para almorzar).

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7. Comer en la terraza de El Risco en la playa de Famara (lugar de veraneos interminables del niño César Manrique). Probar la morena frita en lascas súper finas, muy crujiente, que recuerda ligeramente a las tortillitas de camarones. Indispensable tomar una sama al horno, un pescado propios de esas costas, de la familia de los pargos. Y todo ello sin dejar de observar cómo las nubes se van tragando los acantilados que rodean la enorme playa de blanquísima arena.

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8. Llegar hasta el faro Pechiguera –algunos lo hacen en bici- junto a la playa de Montaña Roja, en la punta más occidental de la isla, y hacerte fotos saltando con el faro de fondo.

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9. Tomar una cerveza en algún bar de Puerto Marina Rubicón y quedarte con las ganas de conocer el Museo Atlántico, un arrecife artificial a 12 metros de profundidad, formado por esculturas realizadas en hormigón de pH neutro que facilitarán con el tiempo el incremento de las especies marinas de la zona. ¡Pero sólo accesible para buceadores y submarinistas!

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10. Comprar alguna exquisitez local para llevar a casa, como salmón ahumado en fábricas artesanales en Uga y algún queso de cabra canaria en la quesería de Yaiza (quesería artesanal Rubicón, donde puedes probarlos : con gofio, pimentón, ahumado, fresco, curado, etc.).

Fotos: Cuarto de Maravillas

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