La nevera es uno de los electrodomésticos más importantes del hogar y lo más parecido a un centro neurálgico en la cocina. Y aunque cuando lo estrenamos todo luce ordenado y limpio, es fácil que con el paso de los días empiece a reinar el caos y, con el tiempo, se acumule más suciedad de la que nos gustaría.
Una nevera desorganizada puede romper la armonía de una cocina bien equipada y decorada. Además, puede implicar más desperdicio de comida (la que no vemos y olvidamos) y una peor conservación de los alimentos.
¿Quién no sueña con una nevera impecable en la que todo tenga su sitio y quede a mano y perfectamente visible? Es posible, echando mano de algunos trucos y accesorios.
Trucos para organizar la nevera
Evita almacenar sobras y guisos en ollas, platos o bandejas de servir. En su lugar, recurre a recipientes cerrados como fiambreras de formas similares para un almacenamiento más ordenado. El hecho de que se cierren con tapa en lugar de papel aluminio o «film» transparente garantizará que tu nevera no acumula malos olores ni se producen vertidos que puedan ensuciarla.
También puedes recurrir a tapas ajustables para cerrar otros recipientes como ensaladeras, platos o bandejas, tanto para conservar sobras como platos guisados. Merece la pena contar con un juego completo de tapas de distintos tamaños y formas (redonda, cuadrada, rectangular, etc.) ya que contribuyen a potenciar el orden y la limpieza en el frigorífico. Además, así reducirás el uso de papel aluminio y plástico transparente, con el consiguiente beneficio ecológico.
Para optimizar el espacio al máximo, ajusta el tamaño del recipiente a su contenido y utiliza formatos similares para que sea más fácil apilarlos y ocupen espacios parecidos. Encajar fiambreras de diferentes tamaños, formas y estilos puede resultar caótico.
Recurre siempre que puedas a bolsas herméticas reutilizables en lugar de fiambreras o bolsas de congelado de un solo uso, tanto para productos frescos como para sobras, guisos o productos frescos. Te permitirán visualizar el contenido en todo momento, ahorrar espacio o llevártelas a cualquier parte cuando lo necesites.
Todo a la vista
Utiliza organizadores transparentes que te permitan optimizar el espacio con mucho orden, manteniendo todo a la vista. Te servirán tanto para almacenar productos frescos como frutas y verduras, como todo tipo de botes, tarros, latas, tarrinas, etc. con productos procesados y semiprocesados. De esta manera evitarás que los alimentos se estropeen porque estaban escondidos y sabrás que hace falta comprar en cada momento.
Para aprovechar bien el espacio, puedes emplear también cestillos ajustables para colocar bajo las baldas, que hagan las veces de cajones para alimentos poco voluminosos.
Utiliza etiquetas para identificar los recipientes con comida, especialmente si eres de los que practica el «batch cooking», es decir, cocinar un día diferentes platos para consumir a lo largo de toda la semana. Así tendrás el contenido de cada recipiente identificado sin necesidad de abrirlos todos.
Aprovecha las baldas para almacenar botellas utilizando un accesorio botellero. La puerta del frigorífico también es ideal para este tipo de recipientes, aunque a veces no es suficiente con el espacio disponible.
Si cuentas con una huevera en los estantes principales de la nevera, podrás prescindir de los voluminosos envases de supermercado y mantener todo en orden y con limpieza.
Organizar el congelador
En el congelador el orden también es esencial, más aún, si tenemos en cuenta que el contenido de recipientes y bolsas se intuye con más dificultad por la baja temperatura. Por eso te recomendamos usar envases transparentes y etiquetarlos o rotularlos para tener todo bajo control. Las bolsas de congelado te permitirán dosificar cantidades para descongelar cada vez solo lo que te interese. A su vez, las fiambreras son idóneas para almacenar guisos en el congelador.
Por otro lado, es conveniente separar los distintos congelados según su tipología en diferentes cajones: por ejemplo, verduras congeladas y ultracongelados, pescados y mariscos, carnes y guisos.
¿Dónde se almacena cada alimento?
Aunque lo ideal es que te guíes por las instrucciones del fabricante y los iconos que los frigoríficos suelen incluir para señalar las diferentes zonas, podemos orientarte para que todo esté en su sitio y nada se eche a perder.
Las baldas bajas y cajones suelen estar destinados a los alimentos que necesitan mayor refrigeración, normalmente, los productos frescos: hortalizas, frutas, carnes y pescados frescos.
Las baldas centrales son aptas para recipientes con sobras, envasados en general y productos lácteos. También, para algunas frutas o vegetales que no necesiten mucho frío o no lo toleren bien.
En la balda superior pueden ir también lácteos, además de los tarros y botes empezados, así como productos que no necesiten mucho frío.
Las estanterías de la puerta puede usarse para botellas, envases tipo tetrabrick, botes y tarros.
Estantes limpios
Para mantener la limpieza en las baldas, puedes utilizar protectores de superficies, de esos que son recortables y se pueden adaptar tanto a las de la puerta como a las interiores. Si se producen derrames, se pueden extraer para limpiarlos cómodamente.
Un truco para manchar menos es colocar las verduras y frutas ya lavadas en el frigorífico. Lo más cómodo es utilizar organizadores transparentes alargados tipo cajón para tener a mano cada variedad y extraerlos cómodamente cuando sea necesario. Con esta sencilla costumbre además las verduras estarán listas para consumir al sacarlas de la nevera.
Ahora que ya sabes todo lo que necesitas para ordenar el frigorífico, solo te falta ponerlo en práctica y disfrutar de tu nevera al máximo.