Cuando alquilamos un piso o compramos una casa ya construida es frecuente que nos encontremos con elementos que no encajan del todo con nuestro estilo y que probablemente nunca hubiéramos elegido si hubiésemos tenido la oportunidad. Hablamos sobre todo de alicatados, puertas, ventanas, paredes, molduras y suelos, elementos que solo podremos sustituir metiéndonos en una reforma e invirtiendo una considerable suma de dinero.
Cuando se trata de una casa o piso que hemos comprado para reformar, seguramente contamos con ese desembolso para dejar la casa a nuestro gusto. Aunque si se trata de un alquiler o simplemente no tenemos la posibilidad de meternos en una reforma, no nos queda más remedio que convivir con esos detalles.
Si hablamos de suelos, un diseño feo, anticuado o deteriorado en algún aspecto puede restar mucho a una decoración acertada y actual. Y es que los suelos tienen un gran protagonismo en las estancias de la casa de forma que pueden elevar a lo más alto el resultado de una decoración, pero también, dar al traste con ella.
Ideas para disimular suelos feos
Para evitarlo, siempre podemos recurrir a diferentes elementos para disimular suelos feos y conseguir que tengan menos peso dentro de la decoración. Aquí van algunas ideas.
Alfombras
Sin duda, son el primer recurso (y más económico con el que podemos contar) a la hora de ocultar esos suelos que no nos acaban de encajar en la decoración y que no podemos cambiar. No solo se trata de tapar el suelo con estos elementos textiles, sino de aprovechar para sumar en la decoración.
Así, podemos aprovechar la colocación de alfombras de diferentes tamaños, estilos y formas para crear distintos ambientes, en función de los usos de las diferentes zonas de la casa. La parte de la mesa del comedor, la zona del sofá para ver la televisión, la entrada, un rincón de lectura, etc.
En este sentido, cabe recordar que podemos jugar con los colores y estampados, teniendo en cuenta que los tonos claros nos ayudarán a dar mayor sensación de amplitud y los oscuros restarán metros visualmente.
Además, si la decoración es mayoritariamente neutra podemos aprovechar las alfombras para poner algo de color, aunque sea a través de un estampado ligero en tonalidades suaves o algún tipo de textura. Si por el contrario hablamos de estancias con una decoración más bien recargada, lo mejor será optar por diseños lisos y sencillos que despejen un poco el ambiente.
Suelos vinílicos
Otra opción muy actual son los suelos vinílicos, esos revestimientos de PVC con diseños atractivos. Generalmente suelen imitar el acabado de distintos tipos de suelos, como laminados, madera, cerámica, piedra, baldosas ornamentales, etc. Los podemos encontrar en formato de losetas, lamas o rollo continuo, según el espacio disponible y las posibilidades de instalación. Pueden ser autoadhesivos o con sistema de clic (las piezas encajan por presión unas con otras).
Además de decorativos, son aislantes y resistentes, con una considerable duración si se colocan y mantienen de forma correcta, ya que la suciedad o la humedad podrían levantarlos. Cuanto más gruesos, más durabilidad y resistencia ofrecerán. Entre sus ventajas podemos destacar que son fáciles de limpiar, impermeables y antiestáticos.
Entre sus posibles desventajas podemos señalar que requieren un mínimo de instalación que, si bien no es comparable con una reforma, puede necesitar nivelación del suelo.
Alfombras de vinilo
Dentro de las soluciones de vinilo encontramos las alfombras hidráulicas, intermedia entre las alfombras y los suelos adhesivos de vinilo. Se trata de alfombras de PVC con diseños que imitan diferentes acabados de suelos pero que no se adhieren.
Son ideales para cubrir espacios concretos no muy amplios como pasillos, suelos de cocinas o baños. A nivel visual son muy efectivas y tienen la ventaja de que son muy fáciles de colocar, y son resistentes. Eso sí, pueden ver su color alterado si les da el sol directamente.
Muebles
Puede parecer una obviedad, pero unos cuantos muebles pueden ayudarnos a disimular ese suelo que no nos acaba de gustar. No se trata de colocar tal número de muebles que no se vea ni un centímetro de suelo, sino de combinar muebles voluminosos con alfombras de forma estratégica para que se vea la menor cantidad posible y su diseño resulte irrelevante
Piezas voluminosas como sofás y sillones, muebles-librería, mesas de comedor o aparadores pueden servirnos para ocultar un suelo desafortunado. También podemos combinar los muebles con plantas, que ocupen espacio en el suelo y oculten con su ramaje la mayor superficie posible.
Pintura
Se trata de otra opción viable para ocultar suelos que no nos agradan y cambiar el color. Eso sí, dependiendo del material que vayamos a cubrir, necesitaremos un determinado tipo de pintura y tratamiento para conseguir una adherencia adecuada. Además, la pintura deberá ser resistente al agua dado que tendremos que fregar el suelo con frecuencia para mantener la higiene.
Dependiendo del tipo de suelo necesitaremos tratarlo previamente, ya sea lijando o aplicando una imprimación. En cualquier caso, una limpieza exhaustiva previa será imprescindible para asegurar un acabado óptimo.
Suelos laminados
Se trata de un sistema de lamas que se colocan fácilmente y sin necesidad de obras con un sistema de «clic». Nos permiten cubrir cualquier estancia a un coste muy razonable. Se trata de un tipo de revestimiento ideal para cubrir suelos antiguos o estropeados, con la ventaja de que tienen un mantenimiento sencillo, ya que resiste bien el agua (al contrario de la madera) y funciona como aislante.